El abogado uruguayo Fernando Belhot, blanqueador confeso del exministro Eduardo Zaplana, retrató al político español en su declaración ante la magistrada Isabel Rodríguez, titular del Juzgado de Instrucción número 8 de València y el fiscal anticorrupción Pablo Ponce. “Era extremadamente cauteloso”, dice Belhot.
La relación entre el blanqueador y el expresidente de la Generalitat Valenciana se remonta a 2009, cuando solicitan sus servicios para llevar a cabo una “optimización fiscal” de los activos de varios miembros de la banda de Zaplana. La abogada Beatriz García Paesa, sobrina del famoso espía, puso en marcha las empresas opacas (offshore) en Luxemburgo utilizadas por la presunta red de corrupción masiva y que luego heredó el uruguayo.
De primeras, Belhot les advirtió que “la estructura societaria que tenían en Luxemburgo no me parecía la más adecuada para la optimización fiscal”. Andando el tiempo, el abogado uruguayo se da cuenta de que la “figura protagónica” de todo el tinglado era el propio Zaplana. De hecho, el exministro le reconoció que, efectivamente, los activos eran básicamente suyos, según declaró Belhot ante la jueza que investiga el caso y el fiscal anticorrupción.
El blanqueador confeso, que acabó sustituyendo a Beatriz García Paesa al frente de la estructura empresarial, se llevaba una comisión anual de entre el 0,75% y el 1%, además de un bonus de rentabilidad sobre las ganancias de cada ejercicio. Simplemente informaba “tres o cuatro” veces al año porque Zaplana confiaba en su gestión, según declaró ante las autoridades judiciales españolas.
Zaplana era “extremadamente cauteloso”, sostiene Belhot, quien jamás se comunicó con el exministro por correo electrónico o WhatsApp. “Con el señor Zaplana, aunque le parezca mentira, durante los nueve años nunca me escribí un mail, nunca me escribí un WhatsApp porque él era extremadamente cauteloso y solamente hablaba con él a un número de celular propio”, explica el blanqueador sobre su antiguo cliente.
El expolítico del Partido Popular presentó a su blanqueador a “presidentes de empresas de primer nivel” que cotizan en el Ibex 35 y a “políticos de altísimo nivel” en activo y retirados. “Conocí incluso políticos del exterior, de países latinoamericanos, porque él [Zaplana] pertenecía también a la Fundación FAES, creada por el señor Aznar en donde había contactos con presidentes y políticos de Latinoamérica”, dice Belhot.
El abogado uruguayo llegó a conocer a casi todos los colaboradores del expolítico, hoy investigados en la causa Erial. Joaquín Barceló, presunto testaferro de Zaplana según la UCO, “no tenía el nivel de preparación intelectual que podía tener” el expresidente de la Generalitat, y “por eso era un blanco más fácil de engaños.
Fernando Belhot confirmó, a preguntas de la jueza Isabel Rodríguez, que Barceló era testaferro de Zaplana. “Le jugaba mucho su amistad hacia Zaplana, su admiración, (...) y que, en muchos casos, no estaba capacitado para tomar alguna de las responsabilidades que Zaplana le había puesto”, declara Belhot. Los subordinados de Zaplana, tal como informó este diario, tuvieron enconados choques y se insultaban entre ellos, un conflicto en el que tuvo que mediar el exministro.