La presidenta del PP de la Comunitat Valenciana, Isabel Bonig, asegura que su partido, “aunque digan lo contrario”, es “bastante plural, bastante abierto y bastante democrático”, donde la crítica, “siempre que sea leal y constructiva, es fundamental”.
En una entrevista, Bonig, que acaba de cumplir un año al frente del partido, asegura que va a intentar que, tras el congreso nacional del PP, el de la Comunitat Valenciana “sea el primero y de forma rápida”, y adelanta que en ese cónclave se introducirá “algún retoque” en la estructura actual, surgida del congreso de 2012.
Sobre la labor de oposición llevada a cabo en este año, la también portavoz del grupo popular en Les Corts se pondría de nota “un notable alto, casi sobresaliente, aunque suene presuntuoso”, pues considera que el partido ha sabido “armarse y formar una oposición dura y contundente, y leal cuando ha habido que serlo”.
Por el contrario, califica con un “suspenso” al Gobierno valenciano, porque opina que no tiene “ninguna gestión, pero sí mucho odio, mucho rencor y mucho sectarismo”, características con las cuales “no se puede gobernar”.
“Aunque el poder une mucho, los veo muy divididos y muy debilitados, y con muchas posibilidades de que tengan que adelantar las elecciones autonómicas”, asevera Bonig, quien afirma que, por el contrario, el PPCV es “un partido unido”, en el que existen distintas opiniones, porque no son “de pensamiento único”.
“La crítica, siempre que se haga en el seno del partido y sea constructiva, es absolutamente fundamental para que el partido evolucione”, afirma la dirigente popular, que asegura que tienen unidad de mensaje y actuación, pero luego cada uno ve los temas de una forma.
Sobre las relaciones con la dirección nacional del PP, asegura que son “muy buenas” y de “colaboración total”, mientras que con la exalcaldesa de Valencia Rita Barberá afirma que “mantienen las relaciones”, aunque “hay algunas cosas en las que, evidentemente”, no coinciden.
La dirigente popular asegura que ya están “en proceso de recuperar el alma” tras veinte años de gobierno, y dice que son cientos las personas anónimas, militantes y cargos públicos “que han vuelto a recuperar la ilusión y la fe” en el proyecto popular, donde “no hay vuelta atrás” en el proceso de renovación y regeneración.
El partido “en esencia” es el mismo que heredó hace un año, afirma, pero destaca que ha habido un proceso de renovación de personas, un discurso “contundente”, un reconocimiento de errores y una petición de perdón por los errores cometidos, algo que “la gente valora”.
“Pero no vamos a pedir perdón por ser del PP y por defender un proyecto de vida, político, de convivencia, que para nosotros es tan válido o más como el que defiende la izquierda”, advierte.
A su juicio, lo más duro este año ha sido “intentar que el partido no se viniese abajo” tras la pérdida de poder territorial en las elecciones autonómicas y municipales, y afrontar los casos de corrupción, pues “no ha sido fácil” tomar medidas duras y dar continuas explicaciones, que a veces han imposibilitado que llegara el mensaje del PPCV.
Para Bonig, la etapa anterior ya les “ha pasado factura”, y los ciudadanos “han valorado” que el partido “ha sido contundente y ha lanzado un mensaje de tolerancia cero” a los casos de corrupción, sobre los que ahora corresponde decidir a los tribunales.
Por ello, considera que el balance de este año de gestión es “tremendamente positivo”, pues aunque ha sido “muy complicado”, con “mucha tensión” y aún queda “muchísimo por hacer”, van “recuperando la ilusión, que es lo importante”.