De Bonn a València, más actuar y menos hablar
El pasado mes de octubre la Comunitat Valenciana registró una temperatura 2ºC superior a la media de todos los registros históricos. Es decir, nuestra Comunitat ya ha alcanzado el límite que la Cumbre del Clima de París de 2015 estableció como barrera infranqueable para el año 2100. Y todavía quedan 73 años para llegar a esa fecha. Los efectos son bien visibles: la sequía es muy intensa y prolongada y las consecuencias sobre nuestro territorio, la biodiversidad y sectores productivos tan importantes como la agricultura son muy preocupantes.
El que piense que esto tiene también su lado bueno, se equivoca. El hecho de que tengamos más días de sol y calor puede generar a corto plazo pingües beneficios en otro sector clave para nuestra economía como es el turístico, pero, como suele decirse, eso es pan para hoy y hambre para mañana. Un desarrollo insostenible tendrá también, a medio y largo plazo, nefastas consecuencias sobre el turismo: contaminación de los recursos y las reservas naturales, sellado excesivo del territorio litoral, erosión, plagas, temperaturas extremas, desplazamiento de la población local, migraciones... Tal vez por ello este 2017 ha sido declarado por Naciones Unidas Año Internacional del Turismo Sostenible para el Desarrollo.
Acabo de regresar de la 23ª Cumbre del Clima que se ha celebrado esta vez en la ciudad alemana de Bonn y que hoy se clausura. La Cumbre debía realizarse en las Islas Fiyi, pero el hecho de que este pequeño país-archipiélago de Oceanía esté empezando a ser engullido por las aguas del océano Pacífico no facilitaba el encuentro. Los habitantes de Fiyi son plenamente conscientes de lo que supone el Cambio Climático. Algo que no parece tener muy claro el resto del mundo.
Permitidme que os diga que me preocupan muy poco las conclusiones que se alcancen hoy en la COP23 de Bonn. Porque si esta breve estancia en la antigua capital de la República Federal de Alemania me ha servido para algo ha sido para conocer y escuchar en vivo y en directo a Jerry Brown, el gobernador del estado de California. Un demócrata de los pies a la cabeza, que, como yo, luce en su testa una brillante alopecia, y que hace gala de una mente privilegiada y de una capacidad política a prueba del peor presidente de la historia reciente de los Estados Unidos de América. Y es que a Jerry Brown se le conoce ya como a “ese americano que es todo lo que Trump no es”, peculiar tarjeta de presentación la suya. Y no defrauda un ápice. El discurso de este enjuto californiano destila acción y esperanza a partes iguales, dos aspectos fundamentales si queremos ganar la batalla contra el Cambio Climático.
Me explico. Si en la Comunitat Valenciana ya hemos alcanzado los 2ºC de aumento de temperatura, en el último año las emisiones mundiales de CO2 han crecido, rompiendo así la tendencia más moderada de años anteriores. Las perspectivas no son buenas ni para este año ni para los sucesivos, y no lo digo yo, lo dicen 15.000 científicos que han firmado un manifiesto denunciando la situación. El uso continuado de combustibles fósiles nos aleja de los Acuerdos de París y nos conduce a un aumento de la temperatura muy superior al límite máximo de 2ºC adoptado en la capital gala. Eso quiere decir que los compromisos no se cumplen y que los grandes discursos no se traducen en decisiones políticas.
Sabemos lo que hay que hacer, lo sabemos todos, las comunidad internacional, los países, las regiones, las ciudades, las empresas y las personas, por tanto, se trata de actuar ya, sin dilaciones y con la responsabilidad que la situación exige. No hacerlo es mucho peor para todos. El mundo no puede esperar (y las personas tampoco) a ver si unos cuantos presuntos estadistas sucumben o no a las presiones de la industria y las finanzas cuyo negocio depende de seguir contaminando. No podemos esperar siquiera a que se pongan en marcha, a que demuestren que han entendido el valor de lo que está en juego.
Es necesario actuar desde las instancias administrativas más cercanas a la población. También desde las organizaciones sociales y desde las empresas. Los ayuntamientos, las administraciones autonómicas y regionales hemos de trabajar para pasar de las palabras a los hechos. Jerry Brown nos envía ese mensaje: “olvidemos a Trump (léase también Rajoy), no nos preocupemos de quienes no hacen nada o no tienen interés; trabajemos en aquellos ámbitos donde lo podemos hacer”. De eso se trata. De no esperar; de actuar de una vez por todas. Si no, no conseguiremos cumplir los compromisos de París.
En la Generalitat lo tenemos muy claro. Se podrá criticar nuestra lentitud, nuestra falta de recursos, tal vez nuestra inexperiencia, pero nunca nuestra inacción. Desde el minuto cero establecimos los mecanismos necesarios para actuar transversalmente y de forma coordinada en toda la Generalitat y con el resto de administraciones locales. Porque esta es una batalla que nos obliga a trabajar de manera coordinada a todos los que tomamos decisiones en ámbitos que tienen que ver con la energía, la industria, la agricultura, el territorio, la movilidad, la salud, los residuos, la educación, el medio ambiente... Desde que asumimos el gobierno, reactivamos la Comisión Interdepartamental contra el Cambio Climático en la Comunitat Valenciana, que se ha reunido ya en 5 ocasiones en estos 2 últimos años. Celebramos la “I Jornada del Mediterráneo frente al Cambio Climático” para debatir con expertos y responsables políticos de otras comunidades vecinas la mejor manera de intervenir coordinadamente. Pusimos en marcha la revisión de la Estrategia Valenciana de la Energía y el Cambio Climático, porque el PP “se olvidó” de la Energía en el documento que elaboró en su día (hay “olvidos” que deberían estar penados), y esta próxima semana presentaremos el documento, que se ha remitido ya a todos los miembros del Comité de Expertos para que en los próximos meses realicen los análisis, correcciones y aportaciones que consideren oportunas.
Precisamente del viaje a Bonn nos traemos un “fichaje” del que nos sentimos muy orgullosos. Teresa Ribera, directora del Instituto de Desarrollo Sostenible y Relaciones Internacionales de París y una de las mayores expertas españolas en Cambio Climático, se incorpora definitivamente a nuestro particular panel de especialistas. Ella fue la encargada de abrir hace un par de semanas el “I Ciclo de Conferencias sobre Cambio Climático en la Universidad” organizado por la cátedra de Cambio Climático de la Politècnica de València, otra iniciativa -la cátedra- promovida desde nuestra Conselleria conjuntamente con el Instituto de Ingeniería del Agua y el Medio Ambiente de la UPV. Gracias al impulso del Instituto y muy especialmente del profesor Manuel Pulido, esta cátedra es una clara apuesta por la investigación, la innovación y la difusión del conocimiento científico relacionado directa e indirectamente con el Cambio Climático. Una apuesta “muy rentable” que ha permitido otorgar 7 becas de colaboración para Trabajos Final de Master y convocar la I Edición del Premio a la mejor Tesis Doctoral sobre Cambio Climático en el arco mediterráneo español. Además, el pasado 18 de octubre reuníamos a un nutrido grupo de ponentes en la “I Jornada de Investigación Universitaria sobre Cambio Climático”, cuya conferencia inaugural corrió a cargo del profesor Edward S. Rubin, Nobel de la Paz junto al resto de sus compañeros del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC).
En poco más de dos años, el Govern del Botànic y los ayuntamientos del cambio hemos tomado toda una serie de medidas basadas en los principios de sostenibilidad ambiental y en la Estrategia para la consecución de los Objetivos de Desarrollo del Milenio: impulso a la agricultura ecológica para fijar más carbono al suelo y reducir el consumo de agua y la contaminación de las tierras; una política de residuos basada en la reducción, el reciclaje y la reutilización (recogida selectiva, 5º contenedor, recogida puerta a puerta, sistema de depósito y retorno, freno a la incineración...); protección del territorio, impidiendo el sellado de más de 11 millones de m2 que iban a ser construidos en zonas muy valiosas, e impulsando un Plan de Protección del Litoral y otro de Protección de la Huerta; hemos desarrollado planes de movilidad sostenible, apostando por la bicicleta y el transporte público; hemos aumentado en un 40% los espacios naturales protegidos; y estamos implementando planes de aprovechamiento energético de la biomasa.
Debemos ir más rápido, actuar más y hablar menos. Pero no contamos con todos los resortes ni con muchas competencias. Como en materia de Agua y Energía, competencia estatal en lo fundamental. El acoso y derribo puesto en práctica por los gobiernos del PP tanto a la tecnología de la desalinización como a las energías renovables, vía impuesto al sol, sigue siendo hoy un verdadero escándalo. Por no hablar de movilidad, donde la apuesta por el ferrocarril frente a la carretera para reducir emisiones, se topa de bruces con la falta de respaldo del gobierno de España al Corredor Mediterráneo aún sin ejecutar. O la fiscalidad, política esencial para incentivar o desincentivar actividades contaminantes que generan gases de efecto invernadero. Otros países han obtenido resultados espectaculares estableciendo un precio elevado por tonelada de CO2. ¿A qué espera Rajoy?
En el Consell somos conscientes de que nos jugamos el futuro. Por eso mañana saldremos a la calle a reivindicar una financiación justa. No más discriminación por parte del gobierno central a nuestra Comunitat. Ni un paso atrás. Porque, como el profesor Rubin o el gobernador Brown, a pesar de todo, somos valientes y optimistas respecto a la posibilidad de cambiar a mejor nuestra sociedad, nuestro modelo productivo y de desarrollo. Y tenemos muy claro, como decía el poeta, que se hace camino al andar, y que no podemos quedarnos de brazos cruzados tan solo porque en la Casa Blanca o en La Moncloa haya un par de individuos de cuyos nombres ya no me quiero acordar.
*Julià Álvaro i Prat, secretario autonómico de Medio Ambiente y Cambio Climático de la Generalitat Valenciana
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