El cardenal Antonio Cañizares lo ha vuelto hacer. El arzobispo de Valencia se ha metido en política, y lo ha hecho utilizando su carta semanal, en la que con el título de Unidad: futuro y responsabilidad de todos asegura que se utiliza la memoria histórica “para dividir, para reabrir de nuevo heridas ya curadas, para confrontarse”.
No se queda ahí Cañizares. El prelado también hace referencia a los “secesionismos y nacionalismos interesados e ideológicos que destruyen la unidad -bien moral a mantener-”, al tiempo que acusa a quienes “deberían ser guías de los pueblos y las gentes” de “anteponer sus propios intereses, los de su clase o los de su grupo o movimiento, los de su partido o los de su ideología al bien común, al bien que reúne y unifica; en lugar de reunir, dispersan”. “Acuden a la mentira como arma para sus propios 'intereses'”, advierte el cardenal, quien lamenta que estos lleven “a las gentes” a las “periferias existenciales” y lamenta que sigan “levantándose muros y barreras, alimentándose el odio y la confrontación”. “Demasiados muros ideológicos, muchas veces de odio, de afán de dominio, de miedo... demasiada exclusión”, sostiene.
En su opinión la “casa común” que es España está “amenazada de destrucción por secesionismos y nacionalismos que apoyan intereses particulares”. Se trata, insiste, de una ideología “alimentada y conducida por falsos pastores o guías, conductores de los pueblos que en lugar de reunir, dispersan, que en lugar de servir al bien común de las personas, de los hombres, utilizan, se sirven de ellos, los instrumentalizan”.
Así, advierte que nos encontramos con la “descomposición, la desintegración, la desvertebración” de España: “Eso es lo que tenemos o nos disponemos en vías de tenerlo”.
El aborto, la eutanasia, el matrimonio homosexual...
Otro de los aspectos a los que se refiere el arzobispo de Valencia en su misiva es el aborto. Explica que “en nuestra patria” existe una situación de “división y desconcierto” que se acentúa en temas como “la protección del naciente o de la madre gestante, o la vida terminal [en clara referencia a la eutanasia]”. También habla de la “división y el conflicto” que genera la posición ante la familia “asentada sobre la firme base de la verdad del matrimonio entre un hombre y una mujer como unión de amor estable, indisoluble, entre ambos, reconocida legalmente y abierta a la vida”.