Tres consellers del Gobierno valenciano, de Unides Podem y de Compromís, han mostrado su indignación por las cargas policiales que se vivieron este martes en la capital del Turia tras la concentración de apoyo al rapero Pablo Hasél. Ante la avalancha de críticas, la Delegación del Gobierno ha encargado un informe a la Policía Nacional sobre los incidentes y estudia los videos colgados en redes sociales sobre los enfrentamientos.
El vicepresidente segundo del Consell, Rubén Martínez Dalmau, ha reivindicado que “las libertades manifestadas pacíficamente por parte de la ciudadanía nunca deben encontrarse con violencia, sino con protección y garantías”, según ha escrito en Twitter. La consellera Mireia Mollà ha criticado que “las delegaciones del Gobierno ordenen cargas para tratar las concentraciones”. “Estas actuaciones no pueden ser un recurso sistemático”, añade Mollà. La consellera Rosa Pérez Garijo, por su parte, se ha referido a las imágenes publicadas por elDiario.es: “Me producen preocupación y mucha vergüenza”, asegura.
Los colectivos Entre Barris y Per l'Horta han mostrado su solidaridad con los manifestantes que sufrieron “agresiones policiales” y han pedido la dimisión de la delegada del Gobierno, Gloria Calero. La portavoz de Unides Podem en las Cortes Valencianas, Pilar Lima, contactó con la Delegación del Gobierno para pedir “explicaciones urgentes”.
La concentración frente al Ayuntamiento, comunicada fuera de plazo pero autorizada al estar convocada en una plaza peatonal, reunió a medio millar de personas que corearon consignas a favor del rapero detenido, sin incidente alguno. Media hora después del inicio, sobre las 19.35, una parte de los concentrados intentó iniciar una marcha hacia la calle de las Barcas.
En ese preciso momento, los agentes de la Unidad de Intervención Policial (UIP) se desplegaron en la esquina entre la plaza del Ayuntamiento y la calle de las Barcas, ya equipados con escudos de protección. Tras unos minutos de tensión, con insultos hacia los agentes pero sin enfrentamiento físico alguno, se produjeron las primeras cargas para dispersar a los manifestantes mientras un helicóptero de la Policía sobrevolaba la zona.
En la primera carga, tal como se observa en los videos publicados por este diario, un agente se enfrentó a un manifestante, que se había quedado de pie frente al perímetro policial, golpeando en dos ocasiones el cuadro de su bicicleta. Otro manifestante que resistía sentado en el suelo también fue desalojado. Los primeros porrazos provocaron carreras en varias direcciones.
Una parte de los manifestantes, la mayoría jóvenes, retrocedió hacia la calle de San Vicente mientras otros grupos corrían en desbandada hacia la plaza de San Agustín y la calle de Guillem de Castro, donde volcaron algún contenedor, o hacia la plaza de la Puerta del Mar. Decenas de furgones de la UIP recorrieron las principales arterias del centro de València buscando pequeños grupos de manifestantes que caminaban sin rumbo fijo tras las cargas.
En la intersección entre la calle de San Vicente y la calle de San Fernando, una vía peatonal y estrecha, se produjo otra carga en la que un manifestante lanzó una piedra que golpeó a un agente de la UIP en un brazo. El pequeño grupo huyó hacia el Mercado Central y los furgones policiales avanzaron en dirección a la plaza de la Reina. Varios manifestantes consultados por este diario aseguran que fueron golpeados sin motivo alguno cuando retrocedían pacíficamente. No hubo ningún detenido, según confirman fuentes de la Delegación del Gobierno, pero sí seis personas identificadas.
En poco más de una hora, apuntan las mismas fuentes, se resolvió la situación sin que llegaran a producirse disturbios más graves, como en Barcelona. La delegada del Gobierno, Gloria Calero, ha solicitado un informe a la Policía Nacional sobre los hechos y su departamento revisa ahora los videos de las cargas policiales colgados en las redes sociales para tener una “visión más ajustada a la realidad”.