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El caso Erial acelera con Zaplana en el punto de mira y nuevos datos sobre “colaboradores” y lujos en yates

EUROPA PRESS

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El caso Erial que se instruye en un juzgado de València se acelera con el expresidente de la Generalitat Valenciana y exministro Eduardo Zaplana en el punto de mira y un entramado en el que cabía su peluquero y estilista en Madrid, dos hombres de su confianza –el ‘Gasofa y ‘Pachano’– y un empresario que fue detenido en Ibiza y que supuestamente se encargó de alquilar al ‘expresident’ embarcaciones y avionetas sufragados por sociedades en las que se había desviado dinero ilícito. En estas embarcaciones Zaplana pedía langostas y comida italiana y francesa, y sus invitados no pagaban nada.

Los agentes de la Unidad Central Operativa de la Guardia Civil (UCO) y la Fiscalía Anticorrupción han dado un nuevo empujón al caso Erial –que cuenta con más de una veintena de investigados– con una pieza secreta cuyo contenido se ha podido conocer esta semana, que lo que hace es aportar más detalles sobre el presunto entramado societario e involucrar a nuevos personajes que supuestamente habrían participado en el blanqueo de capitales.

Se trata de un procedimiento que saltó a la luz pública hace algo más de dos años y medio, cuando en mayo de 2018 se detuvo a Zaplana al considerar que había cobrado comisiones por la adjudicación del servicio de las ITV en la Comunitat, cuya privatización aprobó en 1997, y por el Plan Eólico de la Comunidad Valenciana, en 2003. Aunque en ese momento ya no estaba en el Consell, se baraja que lo dejó todo hilado para las empresas finalmente adjudicatarias.

Y lo que pudo llevar a los agentes de la Guardia Civil a detener a quien fuera ministro con José María Aznar fueron unos papeles hallados por una persona en un lateral de una caja fuerte de un piso que había alquilado y que había sido propiedad de Zaplana. Por casualidad, el que los encontró había mantenido una relación con el exgerente de Imelsa, Marcos Benavent, autodenomiado ‘Yonki del dinero’, y se los enseñó.

Se inició entonces una investigación que culminó con varias detenciones y registros, además de con el hallazgo de las agendas personas de Zaplana, con múltiples anotaciones y citas. Tras ello, el exjefe del Consell pasó unos ocho meses en prisión acusado de cohecho, blanqueo, malversación y prevaricación, hasta que consiguió la libertad provisional, con medidas semanales de firmas en el juzgado.

En total, se habían cobrado unos 10,5 millones de euros en comisiones ilegales y se había montado una estructura societaria y mercantil mediante la que el dinero iba y venía de paraísos fiscales para volverse a poner en circulación. Para entender estas rutas, el abogado Fernando Belhot, uno de los supuestos testaferros de Zaplana, ha tenido un papel “clave”. Ha colaborado con la justicia y ha aportado detalles sobre los que el ‘expresident’ afirma que son falsos.

Entre otras confesiones, este letrado indicó que llegó a entregar un total de 2,3 millones de euros al exministro entre 2011 y 2018 a través de su secretaria particular o su chófer. También afirmó que en nueve años Zaplana nunca le escribió ni un mail ni un Whatsapp porque era “extremadamente cauteloso”. Tampoco se quedaba con ningún papel, simplemente los veía, aseveró. De ahí que su nombre no aparezca, ni en documentos ni en sociedades.

Por el momento, es la única voz discordante en esta historia, puesto que el resto de los investigados en el procedimiento, algo más de una veintena, respaldan a Zaplana y su buena actuación. Entre ellos figura su familia, es decir, su mujer, su hija y su yerno; otro expresidente de la Generalitat y de Bancaja, José Luis Olivas; quien fuera su jefe de Gabinete Juan Francisco García; su secretaria personal, Mitsouko Hénriquez; el exconseller de Industria Fernando Castelló, su mujer y su hija; y otros empresarios como Vicente Cotino, Francisco Pérez López conocido como ‘El Gasofa’, el peluquero de Zaplana y otro empresario detenido en Ibiza que sufragaba viajes. A ellos se suman otros dos supuestos testaferros del exjefe del Consell: Francisco Grau –exsecretario del Consejo de Administración de la CAM– y Joaquín Barceló.

Cooperadores en la trama

Sobre ‘El Gasofa’, de la documentación que obra en la causa se desprende que era representante de una gasolinera y se le vincula con la compra de una embarcación que sería finalmente de Zaplana. Sería uno de los colaboradores para emitir facturas falsas que justificaran la extracción de dinero en efectivo de entidades bancarias.

Otro protaognista de la trama, Joaquín Barceló, conocido en su entorno como ‘Pachano’. Según la UCO, era administrador de muchas empresas que participaban en la presunta trama de blanqueo. El investigado ocupó cargos de responsabilidad dentro del Consell del PP, principalmente relacionados con el turismo, cuando Zaplana era presidente.

A la trama también se ha incorporado el peluquero de Zaplana, empresario que luego expandió sus negocios a la hostelería y hoteles. Se considera que podría haber colaborado con los “propósitos delictivos” de Zaplana y que también participó en el entramado societario creado junto con Joaquín Barceló y Grau.

Los agentes apuntan a una relación “personal” entre Zaplana y su peluquero, tal y como se desprende de sus agendas personales, en las que se observan “múltiples” anotaciones como “Pedro (peluquero)” o “Pelarme”. La UCO considera que el ‘expresident’ se habría valido de la empresa con la que estaba vinculado el peluquero con el objeto de posibilitar la disposición de fondos y bienes en su beneficio y como medio para ocultar la identidad del verdadero titular de los mismos.

Y, por último, un empresario detenido en Ibiza acusado de ocultar fondos ilícitos para alquilar embarcaciones y avionetas para el disfrute del ‘expresident’. El papel que jugó este empresario también fue “clave” para colaborar con la trama. “Participó activamente en la ocultación y transformación de los bienes ilícitamente adquiridos, permitiendo el disfrute e inversión de los mismos por parte de Zaplana y la estructura criminal creada”, se apunta.

En esos viajes por el mar, ‘Mr. Eduardo’ –así se dirigían a él– solía pedir desayuno continental, dieta baja en colesterol, ni cerdo ni cordero, y prefería la cocina local, italiana, francesa y barcacoas; y como comida especial, langosta. En cervezas, reclamaba Cruzcampo y Heineken, whisky, ginebra, ron y licores, además de fruta.

A lo largo de la investigación también han salido a la luz, como suele ocurrir en muchas causas de corrupción, los enchufes y enchufados. En la pieza secreta se han desvelado varias peticiones a Zaplana por parte de su entonces jefe de gabinete para que le buscara un trabajo que le diera cobertura laboral y remuneración económica: “¿Y de lo mío, qué?”, le preguntaba en un correo. Y esta misma persona también le pidió que colaborase en buscar empleo para su mujer, quien finalmente accedió a un cargo en la Conselleria de Agricultura.