La central nuclear de Cofrentes encarará en las próximas semanas la decisión del Gobierno sobre la renovación de su explotación por 9 años más, hasta 2030, superando su vida útil, que tiene marcado como límite 2024. Y esta posibilidad, que se decidirá el 20 de marzo, tiene el rechazo del Parlamento valenciano, que aprobó una resolución por el cierre en 2017. Tiene partidarios y detractores. Entre los favorables están los municipios de la zona del Valle de Ayora-Cofrentes, ya que la planta proporciona más de 1.000 empleos directos y otros tantos indirectos en una comarca de 12.000 habitantes. Entre los contrarios, los ecologistas y las entidades que rechazan la energía nuclear y recuerdan que su reactor es similar al de Fukushima, la central japonesa que tuvo un grave accidente nuclear en 2011.
La cronología de la central nuclear de Cofrentes arranca en 1984, cuando se puso en marcha con una licencia para 25 años. La casualidad quiso que una de las renovaciones de ese permiso, en febrero de 2011, se produjera apenas un mes antes del grave accidente nuclear de Fukushima, en Japón. La reacción social hubiera hecho más difícil aquel permiso si, cuando se concedió, ya se hubiera producido la catástrofe en Fukushima.
Ahora se enfrenta a una posible nueva prórroga de solo 9 años, porque el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC) aprobado en 2019 por el Gobierno reconoce que no se cerrará ninguna nuclear antes de 2025, pero para cumplir con el compromiso de reducción de potencia instalada y de emisiones enviado a la Unión Europea tampoco podría ir más allá de 2030. Para hacer frente a la superación de su vida útil, la instalación de Cofrentes tiene previsto construir un nuevo almacén de residuos nucleares, teniendo en cuenta que las piscinas en las que se almacena actualmente el combustible usado completarán su capacidad este mismo año 2021. No obstante, ese almacén todavía no se ha construido.
La nuclear tiene una gran influencia en la economía de una zona rural que abarca de Requena a Almansa y de esa manera lo entienden la mayoría de sus habitantes y de sus alcaldes. Por ello, demandan una década más de esta nuclear que se ha erigido en pieza clave de su economía. Señalan que antes que Cofrentes habría que cerrar otras centrales con mayor antigüedad y poner en marcha un plan de dinamización empresarial en las zonas de influencia.
El director de la central nuclear de Cofrentes, Tomás Lozano, en su última comparecencia ante las Corts Valencianes en el año 2018 para dar explicaciones sobre su funcionamiento, afirmó que la central es “absolutamente segura” y resaltó que durante los últimos 10 años se han invertido 450 millones de euros para modernizarla.
“Incapaz de funcionar más de un mes con normalidad”
Pero la oposición a la nuclear está encabezada por la histórica plataforma Tanquem Cofrents. Este colectivo advierte de que la central nuclear “ha sido incapaz de funcionar más de un mes con normalidad desde septiembre de 2017”, debido a los incidentes y paradas, y asegura que está “tocada de muerte”. Así, sobre la prórroga por otros 10 años, Tanquem Cofrents advierte: “Prolongarlo seria una irresponsabilidad y una grave amenaza para la seguridad de las personas y del medio ambiente, por mucha inversión que se haya realizado en su presunta modernización”.
Por otro lado, Ecologistes en Acció del País Valencià ha pedido expresamente al Gobierno de España que no prorrogue la licencia de explotación. Para la organización ecologista “es una auténtica insensatez mantener aún tanto tiempo en funcionamiento una central amortizada, vieja y sin garantías, que compromete además, en caso de accidente grave, siempre posible, la salubridad de las aguas que se suministran a la misma ciudad de València y su entorno metropolitano”.
Ni prórroga, ni almacén
Por lo que respecta a la situación política, las Corts Valencianes en 2017, mediante una proposición no de ley, acordaron solicitar el cierre de la central al final de la vigencia de su licencia. Los grupos parlamentarios del PSPV-PSOE, Compromís y Unides-Podem, que forman el Gobierno del Pacto del Botánico, pidieron también la no autorización de la construcción del almacén temporal individualizado de residuos radiactivos dentro de los terrenos de la central nuclear de Cofrentes por ser innecesario, ya que la central dispone de capacidad de almacenamiento suficiente hasta su fecha de cierre este año 2021.
El senador de Compromís Carles Mulet ha registrado una serie de preguntas al Gobierno en las que exige asumir el día 20 de marzo de este año como el del final de la actividad de la central nuclear de Cofrentes y que no se apruebe la prórroga. Mulet reclama al Gobierno “no caer en la tentación de las maniobras de la empresa explotadora del suministro, Iberdrola”, y advierte de que esas maniobras “demostraron la voluntad del Ejecutivo de plegarse a los intereses empresariales y renovar injustificablemente esta licencia durante 9 años más”. Mulet añade que sería una “burla a la propia voluntad de las Corts Valencianes” que exigieron la no renovación.
Por otro lado el senador asegura que Cofrentes “tiene las piscinas del combustible usado llenas de residuos nucleares. Esto significa que los residuos que se generan cada día tienen que salir de esas piscinas al Almacén Temporal Individualizado (ATI) que está situado a la intemperie, junto a la central, a poco más de un kilómetro del pueblo y a unos 200 metros del río Júcar, que riega y da de beber al área metropolitana de València e, incluso, a una gran parte de la provincia. Todo con los riesgos medioambientales y para la salud de las personas que esto implica”.
Según Mulet, “que se 'pueda' aplazar este cierre no significa en ningún caso 'que se deba', no estamos ante una decisión técnica, sino política, ampararse en el Consejo de Seguridad Nuclear es pura cobardía, más cuando los partidos políticos que conforman el Gobierno, sus sucursales valencianas aquí, dicen justamente lo contrario”. El senador concluye su petición lamentando que “es preocupante ver cómo algunos partidos hacían bandera del cierre de todas las nucleares en 2024 y han ido difuminando esa exigencia”.