Retirar la cruz franquista del Parque Ribalta de Castellón está siendo toda una odisea. Tras las trabas de la asociación Abogados Cristianos (consiguieron anular el presupuesto de memoria histórica del Ayuntamiento de Castellón, una resolución finalmente anulada por el Tribunal Superior de Justicia de la Comunitat Valenciana), el consistorio abrió un nuevo procedimiento para la retirada del monumento a los caídos.
El portavoz de Ciudadanos en el Ayuntamiento de Castellón, Alejandro Marín-Buck, ha apostado por dejar la cruz franquista en su actual emplazamiento y ha acusado a los partidos progresistas que gobiernan en el consistorio (PSPV-PSOE, Compromís y Podem que conforman el Acuerdo de Fadrell) de guiarse por “razones partidistas y tesis ideológicas”.
La formación naranja no ha presentado alegaciones al procedimiento de retirada de la cruz, lo cual, ha dicho Marín-Buck, “no es sinónimo de alinearse con el Fadrell. Todo lo contrario”. Ciudadanos “mantiene su posición firme” y apuesta por que la cruz, “que ya fue resignificada en 1979 por el Ayuntamiento de Castellón por las Víctimas de la Violencia permanezca en su sitio; porque no es lugar de manifestación de nadie, ni de apología de nada como manifiesta el informe de la Conselleria”.
El portavoz de Ciudadanos advierte de que, “si a pesar de las injerencias de algunos, hay que cumplir una ley, la acataremos pero ya que nadie ha dicho qué hacer con la cruz, nosotros queremos que se traslade unos metros”. “Nos guste más o menos, es historia de la ciudad y el Parque Ribalta, como Bien de Interés Cultural (BIC) es el mejor escenario para conservarla”, agrega.
Marín-Buck ha lamentado que “el tripartito progresista que nos gobierna se empeñe en generar problemas donde no los hay, en resucitar problemas del pasado dividiendo a la sociedad que además suponen un gasto supérfluo en una situación de crisis sociosanitaria y económica como la actual”.