15 días después de las elecciones que certificaron el fin de 20 años de dominio del PP en la Comunitat Valenciana, la negociación entre PSPV-PSOE y Compromís para conformar gobierno está suspendida y gran parte de la izquierda, al menos de su electorado, en estado de pánico.
El panorama cambia en horas y es difícil discernir el postureo negociador de las verdaderas intenciones de los partidos, pero estas son algunas claves del caos que está precediendo al que podría ser el primer Consell de izquierdas en cuatro lustros:
¿Qué enfrenta a PSOE y Compromís?
La presidencia de la Generalitat y, en menor medida, la conformación del ejecutivo. El PSOE (con 23 diputados) se considera legimitado para que Ximo Puig sea el sucesor de Fabra al ser el candidato más votado de la izquierda. Mónica Oltra (Compromís, 19 diputados) y Podemos (13) creen que representan un bloque ideológico con más apoyo que los socialistas y que, por tanto, la presidencia debería ser para Oltra, un político muy bien valorado que ha triplicado sus votos justo cuando los socialistas han obtenido los peores resultados de la historia.
¿Por qué el PSOE suspende las negociaciones?
Se dicen hartos del ninguneo de Oltra, que ha evitado las reuniones bilaterales con Puig, al que ni cogía el teléfono. Las declaraciones de un hombre de confianza de la candidata de Compromís, que volvió a reivindicar a ésta para la presidencia y arremetió contra el PSOE, encendieron los ánimos. Los problemas para cerrar acuerdos en ayuntamientos grandes como Gandia o Torrent, donde Compromís remolonearía su apoyo a los socialistas, la lista de izquierdas más votada, acabó por precipitarlo todo. Además, gran parte del partido cree que Oltra no sería un socio fiable en el futuro gobierno, que podría ser una jaula de grillos.
¿Y qué piensa Compromís?
El partido de Oltra no piensa cambiar su estrategia. La izquierda se debe entender para conformar mayorías allá donde sea posible pero entienden que su candidata está tan o más legimitada que Puig para aspirar a la presidencia. La negociación sobre nombres, lejos de las urgencias que marca el PSOE, debe ser sosegada y a partir de un programa de gobierno. Ninguna autonomía, recuerdan, tiene pactos cerrados 17 días después de las elecciones.
Pero, ¿están suspendidas las negociaciones?
A medias. El diálogo bilateral –con el añadido de Podemos- para cerrar un programa de gobierno sigue abierto. Ahora, los socialistas esperan un gesto de Compromís para retomar las negociaciones sobre nombres y cargos.
¿Puede gobernar el PSOE sin el apoyo de Compromís y Podemos?
Necesitará del apoyo de Ciudadanos (13 diputados) y de la abstención del PP, que en principio no está por la labor. Descartada una alianza permanente con el PP, el gobierno de Puig con el partido de Albert Rivera sería, como poco, débil. Dependería de terceros para aprobar asuntos de tanto calado como los presupuestos. La alianza PSOE-Compromís-Podemos parece la más viable.
¿Y puede gobernar Compromís sin el PSOE?
No. Oltra cuenta con el apoyo incondicional de Podemos pero la suma de sus diputados (32) no le valdría para ser elegida presidenta, ya que recibiría el voto contrario del PP y Ciudadanos (44), que ha atacado con virulencia a los valencianistas. La alianza Compromís-Podemos necesita del PSOE.
¿Afectará la ruptura al ayuntamiento de Valencia?
El PSOE dio por rotas también las negociaciones para desbancar a Rita Barberá del Ayuntamiento de Valencia, luego se desdijo y se garantizó el apoyo a Joan Ribó (Compromís) para que sea el nuevo alcalde y, al final, parece que la cosa quedó a medias. Hay intención de votar a Ribó pero todo puede depender de la negociación por la Generalitat. Un caos.
¿Qué pasará?
El encono entre Puig y Oltra es más que palpable pero socialistas y Compromís se necesitan. La baza negociadora del PSOE –la vía Ciudadanos- parece débil y Oltra no puede gobernar sin el apoyo de Puig, que en ningún caso cederá la presidencia. “Creo que un gobierno con presencia mayoritaria de Compromis y con un puesto relevante y de gran visibilidad para Oltra –una vicepresidencia o una figura especial- podría permitir cerrar un acuerdo donde Puig fuera el presidente”, dice uno de los negociadores. “¿Qué pasará? Eso no lo sabe nadie, pero no nos podemos permitir no llegar a un acuerdo”.