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El Club de Tenis, la base de operaciones de Camps con la red Gürtel, según 'El Bigotes': “Paco me había adjudicado todo”

Lucas Marco

11 de noviembre de 2022 22:13 h

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“Con respecto a mi relación de amistad con Paco Camps he de decir que se fue consolidando cada día más y más, hasta tener unos lazos importantes de amistad”. Así describe Álvaro Pérez El Bigotes, una de las caras más conocidas de la trama Gürtel, su estrechísima relación con el expresidente de la Generalitat Valenciana Francisco Camps.

La amistad —“amiguito del alma”, lo llamaba el expolítico del PP en una famosa conversación telefónica navideña intervenida por la Policía— incluyó la asistencia de Camps a su boda, cenas, “paseos interminables después de mítines” y “encuentros cerca del portal de su casa por las noches o días de fiesta”, según la confesión de El Bigotes que su defensa ha aportado en el marco del pacto con la Fiscalía Anticorrupción en la pieza del 'caso Gürtel' relativa a los contratos menores de la trama corrupta. El responsable de Gürtel en Valencia reconoce que en piezas anteriores del caso, lejos de colaborar con la justicia, se dedicó a “proteger” a otros acusados y a “desgastar al tribunal faltando a la verdad”.

“Aunque después de todo, Paco Camps reniegue de mí y de lo que me ayudó, me protegió y me cuidó. Así como yo también lo hice con él”, apostilla Álvaro Pérez, a quien los seis años que ha pasado entre rejas le han llevado a “reflexionar” sobre las conductas “normalizadas” de la red Gürtel pero “absolutamente reprochables”. 

La confesión sintetiza las interioridades de la trama y la relación de compadreo con el Gobierno de Francisco Camps, quien tras la marcha de Eduardo Zaplana a Madrid como ministro, “necesitaba un posicionamiento o lanzamiento rápido, con una imagen fresca, dinámica y moderna”. “Adquirimos un compromiso de ayudarnos mutuamente, así como continuar con esa gran amistad que cada día iba creciendo”, agrega el escrito.

Entre 2004 y 2009, el PP valenciano contó con la empresa Orange Market en “todos y cada uno de los eventos” que organizaba: “Ese era mi trabajo, hacer llegar al ciudadano, al votante la imagen de Francisco Camps, ya que este era un hombre tímido, con una imagen poco conocida, poco empático y distante”. La confesión de El Bigotes no adolece de cierta nostalgia: su gran amigo “vivió sus mejores momentos de su mandato con una imagen íntegra, impecable, eso él sabía que yo lo podría conseguir”. “Yo conseguí lo que buscaba”, apostilla.

Álvaro Perez desgrana cómo la trama Gürtel consiguió numerosos contratos de la Generalitat Valenciana gracias a la intervención de dirigentes del PP valenciano de la época como, entre otros, los entonces consellers Vicente Rambla, Alejandro Font de Mora o Alicia de Miguel, y el diputado autonómico David Serra (con quien comparte “amistad”).

El Bigotes ubica un lugar clave para cerrar negocios en la ciudad en aquella época: el Club de Tenis Valencia. El recinto, una institución elitista de la burguesía valenciana fundada en 1905 y situada en una exclusiva zona a tiro de piedra de los Jardines de Viveros, contaba entre sus miembros con el entonces presidente de la Generalitat Valenciana Francisco Camps.

En 2004, tras una reunión para conseguir patrocinios con Luis Gómez y Juan José Gómez, presidente y secretario de la junta directiva del club, a los responsables de la red Gürtel se les abrieron de par en par las puertas del selecto lugar de encuentro de la burguesía valenciana, cuyas instalaciones también han aflorado en el sumario del 'caso Azud'. “A partir de estas reuniones, el presidente del club conoce a la empresa Orange Market”, cuyos responsables pasan a tener “acceso directo”.

Tras esta primera incursión, la red Gürtel aprovechó la afición al tenis de Francisco Camps. El escrito de confesión, con fecha del pasado 5 de octubre, detalla el papel de Orange Market en el tercera edición del Open de Tenis de 2005, patrocinado por la Generalitat Valenciana, tras un intento fallido el año anterior. “Se organizó un encuentro en el Club de Tenis de Valencia por parte de Paco Camps”, relata. El entonces presidente de la Generalitat Valenciana, que estaba “practicando deporte con su familia”, pidió a su amigo que se acercara y le dijo: “Lo haréis todo”.

“Paco me había adjudicado directamente la producción de todo el acto”, dice El Bigotes, que acto seguido comunica a sus jefes de la trama Gürtel, Francisco Correa y Pablo Crespo, la feliz noticia: “La idea era muy clara, Orange Market trabajaría directamente para la Generalitat”. Sin embargo, en la siguiente reunión con David Serra e IMG, la empresa de marketing deportivo encargada del torneo, surgieron “tiranteces” e intercambios de “palabras mayores”. Álvaro Pérez relata que la firma les exigió que contrataran la empresa de catering del tenista Juan Carlos Ferrero. “Me enfadé muchísimo en esa reunión, ya que no era, ni mucho menos, lo que me había prometido el propio Paco Camps”, indica en su confesión.

La farmacia de la esposa de Camps

Así, se marchó en taxi a la céntrica farmacia de su “amiga” Isabel Bas, esposa de Camps, para contarle el “abuso” que estaba sufriendo Orange Market y transmitirle su sensación de que “todo estaba ya repartido”. Con esa conversación “algo cambió”, se “llegó a un acuerdo” y se rehizo el presupuesto en favor de Orange Market. “Todas estas afirmaciones se corroboran con los documentos que están en la causa”, señala El Bigotes.

La siguiente edición corrió a cargo de la firma Octagon Esedos SL, de un antiguo socio de Iñaki Urdangarín, aunque mantuvo al mismo representante que la empresa anterior, David Serrahima. Los trabajos de Orange Market fueron facturados a “diferentes instituciones” y “con diferentes empresas”, con el beneplácito de David Serra.

El papel de Orange Market en el torneo fue en aumento en las siguientes ediciones a medida que David Serra solicitaba “otros servicios adicionales” y aumentaba el número de espectadores. “Fue un buen escaparate” para Camps y sus consellers, admite Álvaro Pérez, que destaca la presencia del entonces Príncipe de Asturias, Felipe de Borbón, en la edición de 2007. 

David Serra solicitaba las “facturas desglosadas y fragmentadas” y las autorizaba. En todas las ediciones, entre 2005 y 2008, “se estableció este sistema de facturación”. El Ejecutivo autonómico de Francisco Camps aprovechaba el control absoluto de la administración pública para centrifugar los encargos a la trama Gürtel. La Fundación La Luz de las Imágenes, cuya gerente María del Carmen Díaz Quintero también está acusada en la causa, encargó una exposición para la primera edición del Open de Tenis. Sin embargo, en otras dos ediciones “se facturó sin exponer ningún cuadro o fotografía”, simulando la prestación del servicio.

La confesión de Álvaro Pérez detalla los amaños de la red Gürtel con los contratos menores de la Generalitat Valenciana que juzga la Audiencia Nacional. La trama corrupta pescó hasta 1,8 millones de euros en la empresa pública Vaersa, en la Conselleria de Sanitat —gracias a una “relación casi familiar” con el entonces conseller Vicente Rambla—, o con el stand de FITUR, una adjudicación de la que la trama “tuvo información privilegiada”.