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Montesa intervendrá en el castillo para mejorar su accesibilidad y hacerlo visitable

El Ayuntamiento de Montesa dedicará parte de los recursos procedentes de la Diputación de València a acometer tareas de consolidación y rehabilitación de su Castillo, con el objetivo de mejorar la accesibilidad a la fortaleza y hacer de este enclave un lugar más visitable que permita dinamizar el atractivo patrimonial, arquitectónico e histórico de que dispone este municipio.

En concreto, la intención del consistorio es “disponer de un plan director que nos permita acometer una rehabilitación progresiva del castillo en diferentes fases”, ha explicado la alcaldesa del municipio, Analia Juan. Unos trabajos que se centrarán “no tanto al conseguir una restauración completa de la fortaleza, sino que se orientarán a consolidar sus restos y rehabilitar todos aquellos elementos que permiten hacerla más visitable, transitable y accesible, para poner en valor este recurso patrimonial e histórico de que dispone la localidad de Montesa, y que este esté al servicio de todos los vecinos y visitantes”.

La vicepresidenta de la Diputación de Valencia, Maria Josep Amigó, ha visitado recientemente el Castillo de Montesa, acompañada por la alcaldesa y el resto de miembros de la corporación municipal. La vicepresidenta se ha mostrado convencida de que “las primeras actuaciones de este ambicioso proyecto de recuperación del patrimonio arquitectónico pronto serán una realidad”, a la vez que ha manifestado que la rehabilitación y consolidación de la fortaleza “favorecerá la llegada de visitantes al municipio, además de poner en valor todo el conjunto patrimonial histórico, cultural y artístico que atesora la localidad de Montesa”.

Los restos de esta fortaleza de estilo gótico, situada a la cumbre del cerro que domina la villa, se encuentran estrechamente relacionadas con la Orden militar exclusivamente valenciana de Santa Maria de Montesa, que ocupó esta fortificación –anteriormente islámica–, siendo su casa madre y funcionando como convento, donde los monjes de la orden seguían la regla de San Benedicto. Una fortificación, considerada una de las más seguras del Reino de València, que junto con el Castillo de Xàtiva y la torre de vigila de Moixent formaba parte de un entramado defensivo mucho más amplio que tenía como principal función el control del que hoy se conoce como la comarca de la Costera.

El castillo sufrió un terremoto el 1748 que provocó el derribo de gran parte de la fortaleza y posteriores seísmos provocaron su abandono, hasta que los restos fueron declarados monumento arquitectónico-artístico en 1926.