El Ayuntamiento de Riba-roja de Túria reconstruirá el actual Pont Vell de la localidad que ha quedado gravemente dañado por el paso de la DANA a finales de octubre. El objetivo es volver a levantar este puente que data de mediados del siglo XVI y que servía como punto de paso entre una parte y otra del río Túria.
Las consecuencias de la DANA ocurrida el pasado 29 de octubre han supuesto un grave daño sobre una buena parte de este puente -conocido popularmente como el Pont Vell- que discurre por el parque fluvial del Túria, forma parte del itinerario turístico diseñado y puesto en marcha por el Ayuntamiento de Riba-roja y permite el paso de peatones, ciclistas y jinetes, excepto los vehículos a motor.
Los técnicos analizarán los daños que el paso de la DANA ha provocado sobre este patrimonio cultural de la localidad, tanto en la estructura como en otras partes de la construcción. Las conclusiones de este análisis y estudio por parte de los técnicos municipales permitirá establecer la situación actual de este bien de relevancia local (BRL) y, a continuación, poner en marcha un plan para su recuperación.
El origen de este puente arranca en el año 1548 a través de su construcción de obra con el objetivo de conectar el casco urbano con el área norte del término municipal en él se asentaban buena parte de los campos de cultivo de los agricultores. De esta forma, el puente permitía salvar la presencia del río Túria que bordeaba el casco urbano y, al mismo tiempo, conectar con el resto de los municipios más cercanos.
La importancia de este puente es tal que, de hecho, es el más antiguo existente en la actualidad entre la ciudad de València y Ademuz, con una importancia económica, geo estratégica y social enorme en el desarrollo de la localidad. Además, tenía otras funciones, como el paso de los rebaños a través de la conocida Cañada Churra que discurría entre las sierras de Gúdar y Javalambre hacia el Pla de Quart y la Ribera.
La Carta Puebla que se concedió a Riba-roja de Túria en el año 1611 ya hacía referencia al Pont Vell y el carácter económico del mismo. Era lugar de paso para las personas, las mercancías, los productos de la huerta y, también, de animales, como nexo de unión principal con la capital, València. Se estableció un derecho de paso que obligaba al pago de un canon por la utilización del puente, tanto para las personas como para los animales.
Sin embargo, los agentes meteorológicos también han afectado a la historia de este conocido puente, como las riadas que datan del año 1776 que a punto estuvo de acabar con esta construcción, con la rotura de tres de los doce arcos que se dibujan en él. Además, para evitar el paso de las tropas francesas en el año 1811, se cortaron dos arcos como forma de parar el avance hacia la zona sur de València.
En el año 1871 otra riada empeoró más aún su estado de conservación, con un grave deterioro y el peligro de paso para las personas y los animales. Fue entonces cuando el Conde de Revillagigedo, como propietario del puente, lo cedió a la Comunidad de Regantes de la huerta de Riba-roja de Túria en el año 1897. En el año 1921 se iniciaron las obras de reparación y ampliación del puente que, nuevamente, se verían maltrechas por la riada del año 1957 y, diez años más tarde, se construyó el puente nuevo.
El alcalde de Riba-roja de Túria, Robert Raga, ha anunciado que el Pont Vell “se volverá a recuperar como patrimonio local, muy querido por todos los vecinos y que forma parte de nuestra historia, con un valor indudable en el desarrollo económico y social a lo largo de tantos siglos, que ha aguantado guerras, conflictos y el paso de varias riadas pero que no ha podido soportar el paso de esta DANA”.