Como cada último miércoles de agosto, el pueblo de Buñol se ha teñido de rojo después de la batalla hortofrutícola más famosa y replicada del mundo, una Tomatina que durante sesenta minutos ha desatado la locura colectiva entre 22.000 personas con una “munición” de 145.000 kilos de tomate.
El particular campo de batalla de la Tomatina, que este año llega a su septuagésima cuarta edición, ha tomado el centro de este municipio desde primera hora de la mañana, con un recinto perfectamente acotado para quienes habían comprado previamente su entrada, 9.000 de ellos vecinos del pueblo.
Con un amplio dispositivo de seguridad y de atención ante posibles comportamientos machistas, la fiesta ha transcurrido sin incidentes destacados y en medio de un ambiente veraniego y desatado de guerra pacífica sin cuartel, regada continuamente con el agua de mangueras y cubos que arrojaban los vecinos desde balcones y azoteas.
Eran las 10.50 horas cuando se ha jaleado el pistoletazo de salida de esta edición con el lanzamiento del cohete que da inicio al desfile de los seis camiones, el primero de los cuales ha llegado a la abarrotada calle del Cid casi veinte minutos después para comenzar el lanzamiento de los frutos.
Ha comenzado así el continuo intercambio de disparos entre quienes iban a bordo de los camiones cargados con la munición -procedente un año más de una empresa hortofrutícola de La Llosa (Castellón)- y los asistentes, parapetados en su mayoría con gafas de bucear y, algunos, con cascos, fabricados incluso con media sandía.
La Tomatina 2019, que este año evocaba en su cartel a la serie “Juego de Tronos” y hacía propio su famoso lema -“Winter is coming”-, ha estado dominada por el ruido ensordecedor de bocinas y el griterío de los participantes, que no dudaban en arrojarse a la piscina roja en que se había transformado el pavimento del pueblo.
Una hora después finalizaba el recorrido de los camiones pero no así la fiesta, que ha continuado por todo el pueblo con actos populares, música y gastronomía destinados a todos los públicos.
La alcaldesa del municipio, Juncal Carrascosa, ha destacado que la fiesta “ha vuelto a la gente”, pues las previsiones iniciales del Ayuntamiento de vecinos que iban a participar en ella se han visto desbordadas: 4.000 buñoleros más han participado de su evento más internacional.
En cuanto a la procedencia de los participantes, Carrascosa ha destacado la mayor afluencia de rusos que otros años, así como de turistas australianos, aunque también ha lamentado la menor participación de británicos.
Por último, más de 150 personas se han encargado de intentar limpiar los restos de tomate que se han vertido sobre las calles del municipio valenciano, que poco a poco volverá a la normalidad mientras despide el verano en una gran fiesta colectiva.