Completar la ciudad

Frente a un modelo de ciudad expansivo y megalómano como fue el de anteriores gobiernos del PP, el modelo actual apuesta por la ciudad compacta e inclusiva. Una de las primeras medidas que se tomaron nada más llegar al gobierno de la ciudad fue la de reformular los objetivos de la revisión del Plan General, eliminando los sectores urbanizables que aumentaban la huella de la ciudad sobre la huerta y apostando por completar los vacíos urbanos existentes en la ciudad.

Estos vacíos urbanos se encuentran repartidos por toda la ciudad, con diferentes tamaños y situaciones. Desde los más grandes, como el sector del Grao o el de Parque Central, hasta los más pequeños, como las unidades de ejecución de barrios como Ciutat Vella. Pero lo que tienen en común es que son zonas degradadas en forma de solares y edificios en ruina que acumulan infinidad de quejas vecinales pidiendo su desarrollo, y que dividen e incomunican barrios entre sí. Con todos ellos, Valencia tiene espacio suficiente para crecer hacia dentro, completando estos vacíos, como un organismo vivo cicatrizando sus heridas.

Otra de las señas de identidad del modelo actual es la participación. Todo nuevo planeamiento que se desarrolla en la ciudad se está llevando a cabo con unos niveles de participación muy superiores a los marcados por la ley, y a años luz de lo que se ha venido haciendo hasta ahora. Se ha pasado de la participación reactiva a la activa, de opinar sobre un documento ya redactado a participar desde el principio en su elaboración. Es el caso del PEP de Ciutat Vella, el PEC del Cabanyal, la revisión del PGOU… O de revisiones de otros planeamientos ya aprobados como la reformulación del PAI de Benimaclet, o la modificación del PAI del Grao, que se someterá próximamente a participación pública.

El desarrollo de estos planeamientos completará esos huecos de la trama urbana, acabando con el aislamiento y la degradación, dotando a los barrios de nuevos equipamientos y proporcionando vivienda nueva asequible, tan necesaria en la situación actual. Solo contando los dos últimos presentados, el Grao y Cabanyal, suponen más de 1.180 viviendas de protección pública y 617 viviendas públicas de alquiler, para menores de 35, mayores de 65 o

los colectivos más desfavorecidos.

Hay quien dice que todo eso puede esperar, que hay que empezar de cero. ¿Cuánto tiempo tardaría el Ayuntamiento en construir esa cantidad de vivienda pública? ¿Cuántos años más habrían de esperar los barrios para tener esos equipamientos? Hacer un urbanismo para las personas consiste en darles voz y escuchar a través de la participación. Consiste en gestionar para dar respuesta a las reivindicaciones ciudadanas. En garantizar el acceso a la vivienda a aquellos con menos recursos. En desarrollar un modelo de ciudad compacto y sostenible. En definitiva, consiste en trabajar. Trabajar para dar a cada problema una solución. Y eso es lo que continuará haciendo la concejalía de Desarrollo Urbano, con Vicent Sarrià al frente. Trabajar con las personas y para las personas.