La Confederación Hidrográfica del Júcar (CHJ) está explicando a través de sus redes sociales el trabajo que está realizando de eliminación de infraestructuras hídricas en desuso como los azudes, muros construidos en un río para facilitar el desvío de parte del caudal para el riego y otras funciones como alimentar molinos.
La CHJ señala que “muchos de ellos están en desuso y carecen de función, por lo que generan problemas que no conviene pasar por alto”, por lo cual incluso la Unión Europea establece la línea de su eliminación.
Pero esta divulgación de la Confederación también se usa para combatir los bulos que emergen desde la extrema derecha y específicamente desde Vox que acusa al gobierno de estar demoliendo embalses y agravando la situación de sequía. Por ello su grupo parlamentario en el gobierno ha solicitado al Gobierno “informes detallados sobre el derribo de infraestructura hídricas o proyectos de derribo de las mismas en España”.
En su explicación la CHJ señala que “estas antiguas infraestructuras en desuso NO sirven para almacenar agua, puesto que suelen estar colmatadas y tan solo mantienen una pequeña lámina de agua remansada aguas arriba”. Por el contrario advierten de los riesgos que suponen para la seguridad de personas y bienes “debido a que son infraestructuras abandonadas en estado de ruina y sin un responsable que se encargue de su mantenimiento y conservación”.
En el aspecto medioambiental “constituyen una barrera infranqueable para el paso de peces y fauna acuática”, así como también “dificultan el trasporte de sedimentos, afectando a la estabilidad de estructuras aguas abajo, como puentes y vados, así como a la conservación de las playas (menos aporte de arena desde los ríos)”. Por último también apuntan que “el agua remansada puede ser un foco de expansión de especies exóticas invasoras”.
Con todo la CHJ concluye que “si un azud está en desuso, conviene demolerlo para evitar estos problemas y recuperar la continuidad longitudinal del río y su carácter de corredor ecológico”. No obstante también se admite la preservación de alguna de estas infraestructuras que se hará mediante un seguimiento arqueológico realizado por expertos salvaguarda aquellos elementos con valor patrimonial.
En resumen, y desmintiendo la campaña de la ultraderecha, la CHJ afirma que “es importante saber que, en términos generales, la demolición de un azud en desuso no reduce la cantidad de agua disponible, ni genera la desecación de la zona, sino que evita riesgo sobre la seguridad de las personas y supone una clara mejora medioambiental de nuestros ríos”.