El PSPV dio el lunes el pistoletazo de salida al proceso congresual del que saldrá el sucesor de Ximo Puig. El XV Congreso del PSPV se celebrará entre el 22 y el 24 de marzo en Benicàssim y las primarias, con posible doble vuelta, el 25 de febrero. El partido ha estirado los plazos para que se cumpliera el deseo del secretario general saliente: un cónclave rápido, resuelto en el primer trimestre del año, que ponga al partido a trabajar para recuperar el Gobierno autonómico en 2027. Con todo, el malestar interno y la existencia de tres visiones bien distintas del partido dificultan el acuerdo y alimentan sus temores.
En las últimas semanas se han desempolvado los volúmenes de historia del PSPV y las hemerotecas, aunque algunos están deseosos de sacar a Vázquez Montalbán y adaptar el escenario a los socialdemócratas. Acudiendo a la historia de la formación, apenas ha habido dos congresos sin demasiada sangre. Uno con Joan Ignasi Pla, el otro con el propio Puig. Entre sus filas ha pasado de todo. Así que, para los socialistas, todo puede pasar.
El secretario de Organización del PSPV, José Muñoz, ha afirmado este martes que “el partido está preparado para cualquier eventualidad y todos los escenarios son posibles y positivos”, de cara a la celebración del congreso extraordinario. Muñoz, que como la dirección actual, elude apoyar explícitamente a ningún candidato –ninguno lo es de manera oficial–, ha afirmado: “Me parece todo bien, no tengo preferencias. El proceso está abierto y ya está. Vamos caminando sin más”.
El partido tiene un largo historial conflictivo en sus congresos, cuya virulencia se intensificó cuando perdieron el poder a mediados de los noventa. La excepción fue en plena efervescencia del Pacto del Botánico: en 2021, el último cónclave ordinario se saldó sin candidatura alternativa –aunque las negociaciones se prolongaron hasta última hora, evidenciando el malestar de una corriente hacia Puig–. Entonces los socialistas atravesaban un periodo de paz en el Consell y en el Gobierno central, un oasis en un trayectoria. El temor a que el partido repita sus errores acecha constantemente, con paralelismos por doquier con el congreso que dio salida a Joan Lerma. Y uno más: Ximo Puig fue proclamado secretario general de los socialistas valencianos en vísperas del domingo de ramos, el 31 de marzo de 2012. Su sucesor lo será en el mismo festivo, justo seis años después, en un proceso que cae, como entonces, en plena Cuaresma. Así que el dirigente insiste en hacer una llamada a la calma, a la reflexión, a evitar el fratricidio.
Las corrientes
Aunque ninguno ha dado formalmente el paso, por el momento se vislumbran tres candidatos a liderar el partido tras la pérdida del poder autonómico. Son tres corrientes bien marcadas, con diferencias que, en el proceso de negociación, parecen insalvables. Hasta que lleguen los números.
Son la ministra de Ciencia, Universidades e Innovación, Diana Morant; el alcalde de Mislata y secretario general en la provincia de Valencia, Carlos Fernández Bielsa y su homólogo orgánico y diputado en el Congreso, Alejandro Soler. Morant es la favorita de Ferraz y de Moncloa, según las fuentes consultadas, aunque el resto de corrientes incide en que no hay pronunciamiento público y recuerdan sus apoyos entre el poder local.
La ministra ha evitado pronunciarse aún sobre su candidatura, aunque en las semanas de Navidad y posteriores intensificó su agenda en la Comunitat Valenciana, así como las declaraciones sobre el gobierno autonómico. Soler, que acudió el lunes a la Ejecutiva, manifestó que esta semana trasladará su decisión al Consell Nacional: aboga por “un esfuerzo más de diálogo” con los socialistas “para ver si es posible alcanzar un acuerdo”. Los suyos piden instaurar un modelo de bicefalia –él, secretario general; Morant, candidata a las autonómicas– y “respetar” a las provincias dentro del partido y negocian con la órbita de Puig el encaje. Hasta la fecha, ha sido el más directo sobre sus intenciones; al salir de la reunión, dijo: “Siempre he mostrado mi disponibilidad a participar en el proceso, a contribuir activamente”.
Bielsa, líder provincial en Valencia, también aprovechará esta semana para intensificar los contactos. El dirigente ha insistido este martes en que este es momento para “el diálogo”. “Dialogaremos con todos para cumplir con nuestro objetivo claro de echar de las instituciones a la derecha”, ha apuntado en la toma de posesión del subdelegado del Gobierno en Valencia, tres días después de hacer público el equipo que le acompaña en la conformación del programa político, una declaración de intenciones que exhibe sus apoyos en las tres provincias. Hasta entonces, se consideraba escasa su influencia fuera de Valencia.
Junto a él se encontraba la delegada del Gobierno en la Comunitat Valenciana y número dos del PSPV, Pilar Bernabé, que ha considerado que “ahora es el momento de la militancia”. “El PSPV necesita demostrarle a los ciudadanos y a las ciudadanas la fortaleza de un partido como el nuestro, la fortaleza de un partido que ha gobernado estos ocho años y que ha traído a la Comunitat Valenciana los mejores índices de bienestar social y de desarrollo económico”, ha aseverado.
El calendario
El Consell Nacional del 27 de enero aprobará –si no hay nuevos contratiempos– el calendario del XV congreso de los socialistas, que tendrá carácter extraordinario. La propuesta de la Ejecutiva, presidida por Puig, señala que la presentación de precandidaturas se podrá realizar el 29 y 30 de enero, del 31 de enero al 7 de febrero se recogerán avales y ese mismo día se proclamarán las candidaturas. Los candidatos necesitan apenas un 2% el censo en este primer examen, cerca de medio millar de apoyos. La campaña será del 9 al 23 de febrero y se votará el domingo 25 del mismo mes. Si ninguno de los aspirantes consigue al menos el 50% de los votos, el 3 de marzo se procedería a la segunda vuelta. El Congreso, condicionado por las festividades de Fallas y la Magdalena, será del 22 al 24 de marzo en Benicàssim.