El muelle de Güelda, el primer puerto de València que descubrieron los arqueólogos del SIAM en 2002

Con motivo del comercio marítimo, el Consell de València promovió la creación de un muelle frente a un embarcadero de madera débil que se destruía en cada tormenta que acechaba la ciudad. Con ello, nació el muelle de Güelda en 1698, acuñado por Tomàs Güelda, y lo que se considera actualmente como el primer puerto de la metrópoli valenciana.
Y es que hace relativamente poco se descubrió esta obra del siglo XVII, concretamente en 2002 cuando se estaban realizando unas labores de construcción de un aparcamiento subterráneo municipal, en la calle Doctor José Juan Dómine. Los arqueólogos del Servicio de Investigación Arqueológica Municipal (SIAM) tuvieron que extraer 37 metros de estructura bajo el agua, de unos tres metros de ancho y dos de largo: “La madera ha tenido que someterse a un proceso de liofilización para conservar el material porque una vez que se saca del agua pierde la humedad. Se pudo sustituir el agua por resinas para evitar la deshidratación”, puntualiza la jefa del SIAM, Pepa Pascual. Otra de las piezas encontradas fueron unas piedras que se usaban como paseo marítimo y que también usaban los barcos para descargar: “Se sabe que las piedras se usaron para rehacer partes de la muralla de la Guerra del Francés”.
Pascual ha acompañado a este medio en el recorrido de la muestra y en la explicación de cada vitrina y materiales encontrados en los 75 años de historia recogidos por el servicio de arqueología. En la primera sala del enclave arqueológico, un eje cronológico muestra los antecedentes a la creación del SIAM; concretamente entre el 1890 hasta el 1945, año en el que se creó la Comisión Local de Excavaciones Arqueológicas de la ciudad de València, y tres años más tarde, nació el SIAM, a manos del comisario José Llorca Rodríguez. “A partir de los años 80 se introduce una metodología especial que busca documentar y ver la evolución de la ciudad, y no tanto en encontrar tesoros”, cuenta la jefa de este servicio municipal.
Asimismo, en esta primera toma de contacto con la exposición, los miembros del SIAM han querido plasmar a partir de los 2000 todos sus trabajos en forma de una presentación digitalizada y automatizada. “Los comisarios Pau Armengol e Isabel García Villanueva son los que han dado forma al proyecto”, destaca. Preguntada por el número de miembros del SIAM que han hecho posible esta labor de investigación, la jefa del servicio explica que son tres arqueólogos, un técnico de gestión de patrimonio y una auxiliar, y que no solamente se dedican a las excavaciones, sino que también realizan publicaciones: “Hemos elaborado una pequeña biblioteca porque es importante la divulgación de este campo para que la gente lo comprenda”.
La muestra, como sucede en las excavaciones, se ha montado siguiendo los períodos históricos- desde la modernidad como la capa más cercana, hasta la época romana como final del recorrido-, un retorno a los inicios de la humanidad y las formas de socialización plasmadas en los distintos usos que se hacían de materiales como el bronce, la madera o la cerámica. A partir del 81, el SIAM inicia su segunda fase que perdura hasta la actualidad: “Hemos escogido cinco piezas emblemáticas que representan cada etapa cronológica como la tinaja de época ibérica conocida como la del 'ciclo de la vida' (nacimiento y crecimiento de la especie humana)”, subraya. Además, Pascual añade que una de las pocas figuras de bronce que conservan es un “pequeño mimo” porque “el metal se deshace en el subsuelo de València al ser una tierra caliza”.
Y es que aunque las monedas, tanto de oro como de plata eran lo más preciado entre los comerciantes y los civiles, hay cientos de objetos que también son valiosos a nivel científico y permiten trazar un esquema sobre cómo vivían las civilizaciones pasadas. “No importan solo los tesoros, sino que cualquier fragmento encontrado es crucial porque nos da información sobre cómo vivía la gente”, insiste Pascual, mientras señala un expositor sobre el patrimonio de la Guerra Civil con una lápida de una monja de 1898, relacionada con el Monasterio de San Julián; un altar portátil que vivían escondidos en la parte subterránea del molino de San Miguel; y cartas de soldados que estuvieron al frente de la guerra.

Como última fase de las excavaciones, desde el SIAM han dedicado una sala para representar una habitación de la época romana decorada con pinturas murales y un mosaico fragmentado, que simboliza a la musa Terpsícore, encontrado en unas excavaciones realizadas en 1987 y 1990 las Corts Valencianes y que estaba guardado en el depósito del servicio de arqueología: “Se ha intentado restaurarlo, pero hay partes que no se han encontrado. Cada franja representa un personaje femenino con una descripción en griego y una figura que describe cada parte del Imperio romano. El cocodrilo hace referencia a Egipto, y el elefante a la India”, subraya Pascual. La exposición estará abierta hasta el 29 de junio de 2025 en la Sala Municipal de Exposiciones del Ayuntamiento de València, en la calle Arzobispo Mayoral, 1.

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