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Desconocido gana el Festival La Cabina

‘Desconocido’, del iraní Salah Salehi, se lleva el Premio al Mejor Mediometraje del Festival La Cabina, en pugna con ‘Tierra quemada’, del francés Julien Meynet. La película vencedora narra la historia de un sargento de policía y un soldado obcecados en enterrar el cuerpo sin identificar de un suicida en la frontera entre Irán y Kurdistán. Para llevar a cabo su tarea deberán, sin duda, obcecarse, dada la oposición de los habitantes de las aldeas cercanas. De manera que lo que parecía sencillo, se convertirá en una lucha heroica por sostener contra viento y marea el ritual del enterramiento que nos diferencia de los animales.

El jurado valoró la sutileza con que se narra la historia, la calidad de la fotografía, la magnífica utilización de los encuadres y el trasfondo del relato. Que dos personas, en medio de un contexto tan hostil, lleven a cabo su tarea de forma casi heroica, resulta edificante en tiempos de desencanto por la crisis económica y de valores que padecemos en las sociedades desarrolladas.

Como bien apuntan los responsables de La Cabina en su blog sobre las películas a concurso, refiriéndose a ‘Desconocido’: “Enterrar a los muertos es un ritual que nace con la civilización, un simulacro para dar un lugar a un sujeto que ya no existe, pero al que todavía pensamos como semejante. Desconocido (Namo), además, plantea una interesante cuestión: ¿Qué hacer con la excepción? Si el cadáver de un semejante debe recibir sepultura, ¿qué ocurre con el cadáver de un suicida bajo el dogma de una religión que establece como impuro el suicidio? ¿Qué hacer con el cuerpo? ¿Dónde se encuentra ese pequeño trozo de tierra o ese no lugar en el que habitan las excepciones?”

El Premio a la Mejor Dirección recayó en Maciej Marczewski por su mediometraje ‘Juegos’, película polaca que se llevó igualmente el Premio a la Mejor Actriz, Julia Kijowska, que ya deslumbró por su papel en ‘Loving’, ganadora del Cinema Jove de 2013. El Premio al Mejor Actor fue para Vincent Kruger, que encarna a un joven pandillero que se debate entre tener que cuidar a su hijo recién nacido y buscar un empleo en la película alemana ‘Sunny’, de Barbara Ott.

El Premio al Mejor Guión fue para el mediometraje croata ‘Por casualidad’, de Tanja Golic, cuya pareja protagonista, Lana Baric y Kresimir Mikic, rivalizó por los galardones interpretativos. El Premio a la Mejor Música se lo llevó la película francesa ‘Los Niños’, de Jean-Sebastien Chauvin, mientras el Premio a la Mejor Fotografía fue para ‘En cierta habitación’, de Pauline Roenneberg. Tierra sobre viento, del noruego Joern Utkilen, recibió a su vez el Premio a la Mejor Dirección Artística, novedad este año en los premios del jurado.

Los 24 mediometrajes presentados a concurso rayaron a un alto nivel, según apreciación de los miembros del jurado, lo que dificultó la selección de premiados. Películas como la mencionada ‘Tierra quemada’, ‘Taram Tarambola’, de María Castillejo, ‘Magma’, de Pawel Maslona o ‘Te amo, decepción’, de Héloïse Haddad, también figuraron entre las candidatas a premios.

De hecho, ‘Taram Tarambola’ fue la ganadora como Premio del Público. La historia de dos niñas, que sufren las consecuencias de la separación de sus padres, conmovió a los espectadores que siguieron día a día las películas a concurso en la Sala Berlanga de la Filmoteca de Valencia. El mundo imaginario que construyen las dos protagonistas para sobrellevar el pueril comportamiento paterno, de trágicas consecuencias, capturó la atención del público. La VII edición del Festival Internacional de Mediometrajes La Cabina cerró en La Nau de la Universitat de València el certamen que, un año más, se consolida como muestra de referencia para todos aquellos que realizan sus películas en un formato a medio camino entre el corto y el largo.

‘Desconocido’, del iraní Salah Salehi, se lleva el Premio al Mejor Mediometraje del Festival La Cabina, en pugna con ‘Tierra quemada’, del francés Julien Meynet. La película vencedora narra la historia de un sargento de policía y un soldado obcecados en enterrar el cuerpo sin identificar de un suicida en la frontera entre Irán y Kurdistán. Para llevar a cabo su tarea deberán, sin duda, obcecarse, dada la oposición de los habitantes de las aldeas cercanas. De manera que lo que parecía sencillo, se convertirá en una lucha heroica por sostener contra viento y marea el ritual del enterramiento que nos diferencia de los animales.

El jurado valoró la sutileza con que se narra la historia, la calidad de la fotografía, la magnífica utilización de los encuadres y el trasfondo del relato. Que dos personas, en medio de un contexto tan hostil, lleven a cabo su tarea de forma casi heroica, resulta edificante en tiempos de desencanto por la crisis económica y de valores que padecemos en las sociedades desarrolladas.