Ver visiones. Reinterpretando el presente
Centro del Carmen
C/ Museo, 2. Valencia
Hasta el 13 de julio de 2014
Infraestructura y economía devienen entes incapaces de transformar una sociedad cuando sus fallos impiden a ésta expresarse culturalmente como una totalidad. De hecho, cuando interrogamos a políticos, cómo les gustaría que fuera la cultura recibimos unas respuestas totalmente contrarias a las expresiones artísticas y culturales de hoy día. En este sentido, basta con observar la vacuidad del arte oficial. Con lo cual encontramos un fenómeno general muy importante en los movimientos artísticos que se contraponen a cualquier poder en nuestra contemporaneidad: Una constante oposición al ligero pensamiento oficial que resulta invariablemente vacío y hueco. Por tanto, encontramos una significativa preocupación de la sociedad por las infraestructuras y los problemas de índole económica, hecho que lleva a reflexionar y cuestionar a través de diferentes expresiones artísticas temas tales como: la emigración, el capitalismo, el desempleo, el debilitamiento de las infraestructuras que imposibilita la mejora en educación, cultura o sanidad. De modo que hallamos con frecuencia una reveladora reflexión crítica a través de la cultura que se contrapone a los planteamientos políticos u oficiales.
En la obra de Pilar Beltrán, surge implícita esta preocupación que se hace patente principalmente en su serie “Other Journeys”. A través del estudio de los fenómenos migratorios, analiza como los medios de comunicación producen un gran impacto social con noticias que van cayendo en el olvido, diluyéndose con la aparición de nuevas tragedias. Descubrimos por tanto, una manipulación mediática tras la que se esconden los poderes políticos y económicos preocupados porque nuevos “ruidos” terminen con cualquier responsabilidad inherente a ellos. ‘Tampa/Dover’, ‘El Rincón del Rumor del Recuerdo’, ‘La noche’ (2006), o ‘Un segundo de luz. Señales e interferencias’ (I) y (II) son trabajos que reaccionan contra los inadecuados modos de expresión de estos poderes. Mediante fragmentos periodísticos, fotografías o videoproyecciones la artista cuestiona las pérdidas humanas o naufragios de la inmigración. El eterno dilema de las dos orillas que encontramos de rabiosa actualidad, y que nos podría remitir a la actual tragedia de Ceuta, donde una decena de inmigrantes fallecieron al recibir disparos de la guardia Civil cuando trataban de cruzar a nado la frontera. Apenas unos meses sin que el Ministerio del Interior haya asumido responsabilidades, parece un hecho ya olvidado.
En este sentido, la artista, ya se había planteado con la serie fotográfica ‘Madres e hijos, Tiempo de espera, tiempo de partida’ (1998-2006), y con el presente work in progress ‘La Remor del Record’ (2005) una suerte de reflexión sobre los ciclos migratorios actuales y sus repercusiones sociopolíticas. La instalación nos habla del tiempo del viaje a través de un recorrido de cercanías (Castellón-Valencia) interrogándonos sobre: El paso del tiempo, el paisaje, el regreso al hogar, el sentimiento de pertenencia a una comunidad, el camino recorrido como proceso de pensamiento. Cuestiones idénticas tanto en nuestra sociedad, como en las consideradas del tercer mundo, pero desvirtuadas por los medios políticos, económicos y de comunicación a través de léxicos que favorecen cada vez más al capitalismo.
Javier Palacios desde una depurada y sintética técnica pictórica desvirtúa y despoja a través de una serie de bolsas de basura, el valor de la obra de arte como objeto mercantil, devolviéndole su inmediatez poética. “Entes” que se transforman en la otredad, en la problemática del sujeto como alternativa. El problema generado por los medios de producción de consumo masivo han situado a los objetos, y en este caso un elemento como sería una bolsa, donde desechamos lo que ya no nos sirve, en un primer plano.
En cualquier caso, no trataría tanto del objeto en sí mismo sino como la sintaxis y elaboración que a través del cromatismo y el proceso pictórico nos remite a un mundo menos real de lo que nos hace creer la omnipotente realidad del consumo y el beneficio económico. Y, por encima de todo, el hecho de que la economía ha desarrollado nuevas infraestructuras que favorecen y enaltecen objetos tan contaminantes y absurdos como una bolsa, como símbolo de los poderes económicos capitalistas que han sumido en una profunda crisis la sociedad. Palacios, la enaltece y transforma irónicamente mediante una abstracción objetual que escapa a su valor inicial.
Las bolsas adquieren vida propia a través de una luz incandescente que surge de su interior. Parecerían dotadas de pasión o al menos vida propia, dejando a un lado el mundo inerte para el que fueron concebidas, y vengarse quizás de un sujeto que se sentía convencido de dominarla. Así pues, la bolsa de basura designa el mundo real, el mundo del consumo y sus desechos, pero también su propia ausencia, volatilidad y en especial, la del sujeto.
Bolsas, desechos, sufrimiento humano, o inmigración. Planteamientos que nos remiten a una verdad alarmante: una crisis económica, pero sobre todo a una crisis que no permite pensar con libertad, una dictadura económica y política escondida tras el consumo capitalista y la manipulación de los medios. La cultura se ocupa de descubrírnoslo, de ahí, casi nada.