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Debate sobre el futuro de Feria Valencia: sus competidores y los modelos de éxito europeos son de gestión pública o mixta con control estatal

El Gobierno del Pacto del Botánico se reúne desde este viernes en Xàbia y Dénia donde realizará también este fin de semana el tradicional seminario que debe fijar los objetivos de los próximos seis meses. En el encuentro, según ha podido confirmar eldiario.es de distintas fuentes, no se abordará el futuro de Feria Valencia después de que la Conselleria de Hacienda solucionara el problema de la deuda de 227 millones con los bonistas, acreedores de la institución. De este seminario no saldrá un acuerdo sobre si la entidad ferial debe ser de gestión privada, pública o mixta, apuntan las mismas fuentes. 

Pese al desinterés en el Ejecutivo valenciano, el debate está abierto y se están empezando a posicionar partidos y sociedad civil mientras no existe acuerdo entre las consellerias de Hacienda y Economía, departamentos que forman parte del patronato. El departamento que dirige Vicent Soler, del PSPV opta por una Feria Valencia de gestión privatizada, mientras el equipo de Rafa Climent, de Compromís, y Podemos abogan por que su futuro sea público o, al menos, que si hay entrada de capital externo el control sea de la Generalitat.

La Cámara de Comercio ha mostrado su interés en que la institución ferial se gestione como en la actualidad para dar mejor servicio a los intereses de los sectores productivos valencianos, mientras que la Confederación de Empresarios Valencianos (CEV) mantiene que se debe abrir a una mayoría de capital externo y a una gestión privada, como las ferias anglosajonas, para conseguir más negocio. 

Entre los competidores de Feria Valencia y las ferias de éxito europeas existen modelos de todo tipo, aunque las más similares y las españolas tiene un denominador común: o son públicas o con un control por parte de las administraciones que velan por el interés de los sectores productivos locales. En España, tanto Fira Barcelona -la más importante de España- como la de Bilbao reciben importantes subvenciones públicas, 48,8 millones en tres años la primera y 35 millones en 2016, y sus patronatos son públicos. La institución catalana tiene un modelo mixto en el que colabora con gestores privados.

IFEMA de Madrid es cien por cien pública, aunque su director defiende una gestión profesionalizada, similar a la actual Feria Valencia, para conseguir “más negocio”. La ventaja competitiva de esta institución son la capitalidad y el apoyo del Gobierno de España, como por ejemplo cuando recientemente decidió que la Cumbre del Clima de Chile se hiciera en Madrid. Los órganos rectores de esta entidad son el ayuntamiento de la capital, la comunidad autónoma, la Cámara de Comercio de Madrid y la Fundación Montemadrid.

En Europa, la dos potentes ferias de Colonia y Frankfurt son de gestión pública. La primera ingresa más de 600 millones de euros al año, mientras que la segunda supera los 350 millones. Ambas tiene una gestión integrada, tanto del recinto como de la organización de ferias. Según el informe de AMR Internacional encargado por Feria Valencia para dirimir su futuro, en las dos ferias la capacidad de desarrollo corporativo, la gestión proactiva de certámenes y la organización son “altas”.

Bolonia, que tiene una gestión mixta, es más similar a las dimensiones de Valencia pero factura 125 millones -20 Feria Valencia-. Colabora con la gestión pública GL Events, uno de los operadores globales más potentes que también gestiona la feria de París. 

La feria de París y las dos de Londres -Informa y Red Exhibition- están cotizadas en Bolsa. Su gestión es privada y en el caso de las británicas su facturación es de las más altas de Europa. Los beneficios de estas entidades son altísimos por tener que revertir a sus accionistas todos los años. Es muy alta su capacidad de desarrollo económico. Este modelo asusta a los sectores locales, como la cerámica, a los que no les gustaría perder el control del mascarón de proa de Feria Valencia.