Eran las 20 horas del pasado miércoles cuando parte de un edificio de 55 viviendas en una turística urbanización de la localidad castellonense de Peñíscola colapsaba en apenas unos segundos, como si fuera un castillo de naipes, atrapando a tres personas, todos ellos residentes en el mismo apartamento: un joven de 26 años que fue rescatado con vida en la madrugada del miércoles al jueves y que permanece ingresado en la UCI del hospital de Vinaròs, un adolescente de 14 años natural de Morella cuyo cuerpo sin vida fue recuperado en la mañana del jueves y una mujer, cuyo cuerpo sin vida fue localizado bajo los escombros en la tarde del jueves por los equipos de salvamento (140 efectivos han trabajado en las tareas de rescate).
Las causas del derrumbe, que ha afectado a dieciocho viviendas y que ha obligado a realojar a los 300 vecinos que habitaban en esos momentos en el inmueble, todavía se desconocen. Como reconocía el director general de Calidad y Rehabilitación de la Conselleria de Vivienda, Alberto Rubio, en declaraciones a la agencia Efe, el edificio cayó “muy rápido” y “en cascada”. Según Rubio, uno de los muros de carga colapsó arrastrando los forjados y empujando el resto de muros “como una especie de efecto dominó”.
“Se trata de un sistema en el que se construye una estructura vertical de muros de carga con bloques y, sobre esa estructura, se construye el forjado con viguetas y bovedillas, en el que, si no se toman ciertas precauciones, como elementos perpendiculares a los muros, puede llegar a provocar este tipo de derrumbes”, ha apuntado para añadir que la antigüedad de la construcción, tres décadas, es muy poca “para que haya llegado a ocurrir algo así”. El presidente de la Generalitat Valenciana, Ximo Puig, reconocía que, una vez se rescate a la mujer que permanece atrapada bajo los escombros, “se podrá avanzar en el análisis de las causas del derrumbe”, un siniestro que es investigado por la Policía Judicial de la Guardia Civil, así como en el análisis estructural del resto de edificios de la urbanización.
Los vecinos del edificio, que databa de finales de los años 80 o principios de los noventa del siglo pasado, han sido realojados en casas de familiares y en dependencias turísticas, mientras se busca una solución habitacional más a largo plazo, según reconocían el president Puig y el vicepresidente y conseller de Vivienda, Rubén Martínez Dalmau, durante la visita que realizaron este jueves a Peñíscola.
Derrumbe de edificios, cada vez más frecuentes
El investigador José Miguel Adam alerta de que colapsos, como el que ha derrumbado el edificio de Peñíscola, son “cada vez más frecuentes” y sus causas principales son el envejecimiento, el cambio climático y la acción humana. Miembro del Instituto de Ciencia y Tecnología del Hormigón de la Universidad Politécnica de Valencia (Citech-UPV), asegura en declaraciones a Efe que, con 30 años, “no se puede decir que el edificio (de Peñíscola) pueda presentar síntomas de envejecimiento”, aunque hay que tener en cuenta que está muy cerca de la costa y “el ambiente marino para cualquier construcción no ayuda y acelera el proceso de corrosión de las herraduras del hormigón”.
Explica que el tipo de construcción “no es la más habitual, consistente en entramados viga-columnas sobre los que se apoyan los pisos”, sino que es un “concepto diferente, aunque igualmente válido, caracterizado por muros portantes sobre los que se apoyan los elementos horizontales, que son donde vive la gente”.
Por las fotografías que ha podido ver, Adam confirma que “ha habido un daño inicial en una zona, que se ha propagado al resto de la construcción. Esto es lo que se denomina un colapso progresivo, que es un efecto dominó”.
“Lo que ahora toca averiguar es por qué se ha producido ese fallo inicial en la construcción. Cuando trabajamos con este tipo de colapsos las causas vienen por una explosión terrorista o de gas, impacto de vehículos... pero aquí esto no se ha dado y habrá que ir más allá y ver qué ha ocurrido”, resalta.
Según el investigador, “se podría hablar de que el fallo inicial se pueda haber localizado en alguno de los muros portantes, bien por problema de cimentación, ya que ha habido lluvias recientes, o un problema de detalle constructivo y que la unión entre elementos horizontales y el muro portante no sea el adecuado”, aunque eso a su juicio sería “aventurar mucho”.