Se busca a los descendientes del valenciano Fernando Navarro para que hereden el reloj que le requisaron los nazis en el campo de Buchenwald
75 años después de la liberación de los campos de concentración nazis siguen apareciendo españoles que no figuran en las listas oficiales de víctimas impulsadas por el Gobierno ni en el buscador de deportados del Portal de Archivos Españoles.
Al menos cuatro internos fueron catalogados en el campo de Buchenwald, aun habiendo nacido en València, como franceses en los característicos triángulos que la burocracia nazi incluía en las fichas de los prisioneros. Ahora se busca a sus posibles descendientes para que recuperen los objetos personales que se conservan en un archivo alemán.
Al Konzentrationslager de Buchenwald fueron a parar presos políticos, especialmente comunistas y socialistas, de más de 30 nacionalidades a los que se sumaron más tarde homosexuales, gitanos, testigos de Jehová, judíos (llegaron en masa a este campo en 1938) y delincuentes comunes. En 1944 había 85.000 prisioneros obligados a trabajar como esclavos en unas durísimas condiciones.
En Buchenwald fueron internados destacados líderes comunistas, como el alemán Ernst Thälmann –asesinado en el campo el 18 de agosto de 1944–; socialistas, como el expresidente francés Léon Blum; y escritores, como el premio Nobel de Literatura húngaro Imre Kertész, quien noveló su experiencia en el estremecedor Sin destino (Acantilado, 2006) o el español Jorge Semprún, autor de El largo viaje (Tusquets, 2014).
Semprún –joven miembro de la Resistencia francesa y décadas más tarde ministro de Cultura del Gobierno español– narró en su libro las terribles condiciones de Buchenwald, donde los presos no tenían ni siquiera un espejo en el que apreciar la paulatina destrucción que sufrían: “Veía mi cuerpo, su progresiva delgadez, una vez por semana, en la ducha. Un cuerpo irrisorio, sin cara”.
Junto a estos conocidos líderes de la izquierda y escritores, en Buchenwald fueron prisioneras miles y miles de personas anónimas de las que solo se conoce su internamiento en el campo por las fichas de la burocracia nazi y por las pertenencias que les fueron requisadas. El 12 de abril de 1945, día de la liberación del campo de Buchenwald, las tropas aliadas descubrieron 21.800 supervivientes, de los cuales 200 eran españoles, según las cifras citadas por el escritor Eduardo Pons Prades en Morir por la libertad. Españoles en los campos de exterminio nazis (VOSA, 1995).
Antonio Muñoz, investigador de la Universitat Rovira i Virgili (URV) de Tarragona, ha localizado a cuatro valencianos que fueron deportados a Buchenwald y que figuraban como ciudadanos de nacionalidad francesa. Por eso, oficialmente, no constan como víctimas españolas de los campos nazis. Muñoz, que investiga los fondos de los Arolsen Archives del Centro Internacional sobre la Persecución Nazi, sigue la pista de dos hermanos oriundos de Favara (València) y de otros dos hombres nacidos en la capital del Turia.
A pesar de haber nacido en España, los cuatro figuran en las fichas del campo de Buchenwald como ciudadanos franceses. Fernando Navarro Serrano, nacido en València el 17 de febrero de 1911, fue deportado a Buchenwald, donde le asignaron el número de prisionero 30946.
Poco más se sabe, de momento, sobre este hombre aunque los Arolsen Archives han localizado un reloj cronómetro Dival, cuyas agujas se pararon a las tres menos cuarto, y que pertenecía a este valenciano residente en Pau, en el sudoeste de Francia, al campo de concentración. El archivo alemán custodia los objetos personales de una treintena de españoles deportados a los campos de concentración y busca a los familiares para entregárselos.
El historiador de la URV contactó con la Delegación de Memoria Histórica de la Diputación de València, muy activa en la exhumación de las fosas franquistas, que ahora intenta localizar a los posibles descendientes de Fernando Navarro Serrano para que puedan heredar esta pieza antigua confiscada por los nazis.
El investigador Antonio Muñoz también ha descubierto otras tres fichas de valencianos que figuraban como franceses. Se trata de Juan José Eduardo Roselló Castellá, nacido en 1907, y de su hermano Luis Segundo, nacido en 1913. Las fichas, en la esquina superior derecha, incluyen el característico triángulo rojo con la letra F, que en la jerga de la burocracia del universo concentracionario nazi alude a la nacionalidad francesa de los presos políticos.
Los hermanos Roselló, nacidos en Favara (un municipio de la provincia de València perteneciente a la comarca de la Ribera Baixa), ingresaron en el campo el 19 de enero de 1944 provenientes de Grenoble, en el sudeste de Francia. Las actas de nacimiento de los Roselló, localizadas por la Delegación de Memoria Histórica de la Diputación de València en el Registro Civil, confirman que nacieron en Favara.
La ficha de Luis Roselló, prisionero número 40410, es la única que cuenta con una fotografía del preso. Su hermano Juan, prisionero 40665, probablemente estuvo en el campo anexo de Dora-Mittelbau (aparece manuscrito en la ficha), un espacio de galerías subterráneas construido por los internos en condiciones extremas para la fabricación del armamento del III Reich.
Además de estos dos hermanos, el investigador de la Universitat Rovira i Virgili de Tarragona también ha localizado a otro preso de Buchenwald llamado Víctor Roselló (la ficha no indica el segundo apellido) y nacido el 24 de marzo de 1910 en València. Con número de prisionero 40373, su ficha indica una dirección en Grenoble, la misma ciudad francesa de la que procedían Juan y Luís Roselló.
La Diputación de València intenta ahora localizar, tanto en España como en Francia, a los descendientes de estos cuatro valencianos. De momento, han podido confirmar que los hermanos Roselló efectivamente nacieron en Favara en fechas coincidentes con las que indican sus fichas de prisioneros. También han seguido alguna pista que ha resultado ser un callejón sin salida. El próximo paso consiste en contactar con las autoridades diplomáticas francesas para comprobar si viven descendientes de los Roselló en Grenoble.
Las pesquisas continúan en marcha 75 años después de la liberación del campo de Buchenwald.
14