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El descontrol en la política de Emergencias valenciana: de entregarla a Vox a la desconfianza de Mazón en su propio equipo

Cecopi del 1 de noviembre, en el que ya acudió Emilio Argüeso, y al que asistió el ministro Marlaska.

Sergi Pitarch

València —
1 de noviembre de 2024 22:36 h

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La política de Emergencias nunca fue una prioridad para el presidente de la Generalitat Valenciana, Carlos Mazón. La evidencia ha sido la catástrofe de la DANA en la provincia de Valencia. Pero los precedentes evidencian que la semilla del desastre de la gestión se plantó nada más arrancar la legislatura. Y todo, pese a que hace menos de tres años una pandemia azotó el mundo y en 2019 otro temporal salvaje arrasaba la comarca de la Vega Baja. La virulencia con que los efectos del cambio climático se están cebando con el litoral mediterráneo tampoco fue suficiente evidencia para estar alerta.

En el primer Gobierno que puso en marcha tras ganar las elecciones, Mazón entregó la gestión de las Emergencias a Vox, un partido negacionista climático y sin experiencia previa de gobierno. El máximo hito de la exconsellera de extrema derecha al frente de Justicia e Interior fue desmantelar la Unidad Valenciana de Emergencias (UVE), creada por el anterior gobierno de PSPV-PSOE y Compromís para coordinar catástrofes. A los cuatro meses. El propio Mazón se empleó a fondo en “vender” este éxito político porque se acababa con “un chiringuito”.

Tras la ruptura con Vox, las competencias en Emergencias las asumió la consellera de Justicia e Interior, Salomé Pradas. Como responsable directo del área, ejerciendo de secretario autonómico de Seguridad y Emergencias, Pradas situó a Emilio Argüeso, un exdiputado de Ciudadanos que recaló en el PP para acabar de dinamitar a la formación naranja en la Comunitat Valenciana en la pasada legislatura. Argüeso está en excedencia como guardia civil y tiene experiencia como policía local, pero no en gestión ni es de la confianza del presidente, como se ha acreditado en esta crisis. El cargo que ahora ocupa Argüeso, en la anterior legislatura lo desempeñaba José María Ángel y dependía directamente del presidente de la Generalitat, Ximo Puig. Mazón ha preferido que de su departamento de Presidencia cuelguen otras competencias como la dirección general de Industria Musical, que asumió como propia este verano.

Así, varias fuentes consultadas por elDiario.es que acceden a las reuniones del Centro de Coordinación Operativa Integrado (Cecopi), donde hay una veintena de responsables de instituciones y Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, explican que “Emergencias de la Generalitat es un descontrol”. “El problema es que no hay liderazgo ni existe un mando único”, señalan. Y como muestra un botón. El presidente de la Generalitat está apoyándose en sus comparecencias públicas en José Miguel Basset, jefe provincial de Bomberos de la Diputación de Valencia. Ni su secretario autonómico, que está haciendo trabajos sobre el terreno y no asiste presencialmente a los Cecopi, ni tampoco el director general de Emergencias y Extinción de Incendios, Alberto Javier Matín Moratilla, funcionario de emergencias de la Diputación de Alicante. En el caso del subdirector general de Emergencias, el funcionario Jorge Suárez, sí que ha intervenido en alguna de las ruedas de prensa para defender que toda la actuación fue correcta y “basada en protocolos”. Por su parte, el secretario autonómico se encuentra a pie de barro en primera línea en uno de los puestos de mando avanzado, concretamente en el de Paiporta. Pero existen otros tres puestos de mando avanzado en Requena, Chiva y un municipio de la Ribera.

Otras fuentes confirman la falta de coordinación y de reflejos en aquella primera reunión del Cecopi. “Hay una falta total de experiencia en el equipo de Mazón y el presidente tampoco se fía”, remachan. Estas mismas fuentes, también conocedoras de la primera reunión del desarrollo del primer Cecopi, convocada la tarde del martes, aseguran que, además de que la convocatoria inicial se hizo “ultratarde” por parte de la consellera de Justicia e Interior, Salomé Pradas, aún se retrasó más con la llegada del president Carlos Mazón. Hubo que poner al día al presidente sobre todo lo que estaba pasando.

Los alcaldes también han criticado duramente la gestión de la catástrofe, la descoordinación y la falta de información y ayuda por parte de la Generalitat. La primera reunión entre alcaldes y los gestores de la crisis la convocó el día 31 la Diputación de Valencia. El presidente de la Generalitat y el Gobierno se sumaron.

La descoordinación se ha evidenciado en la falta de gestión de los propios recursos. Mientras el Gobierno de Mazón ya estaba solicitando la ayuda de la Unidad Militar de Emergencias y posteriormente del Ejército, tenía a sus cientos de bomberos forestales de brazos cruzados.

Según los sindicatos, los seis helicópteros del Servicio de Bomberos Forestales de la Generalitat permanecieron en sus respectivas bases sin intervenir durante los dos primeros días de la emergencia, mientras desde el Ejecutivo autonómico se solicitaban medios del resto de España. Por su parte, de las 26 unidades de estos bomberos solo movilizaron dos el martes. Lo mismo ocurrió con otras instituciones que se ofrecieron y que también criticaron en redes que no se les movilizara.

Pedro Sánchez en el Cecopi

En la reunión del Cecopi del pasado jueves por la mañana a la que asistió el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, se produjo una situación muy llamativa que evidencia la necesidad de que el mando único mande mensajes claros y contundentes. Los bomberos de Castellón solicitaban en la reunión que se mandara un mensaje por SMS para que se frenara la movilidad de la población ante la gran cantidad de agua que estaba lloviendo. Desde Valencia, otros bomberos defendieron que se fuera prudente.

Según fuentes presentes en la reunión, Sánchez asistió en silencio al debate hasta que intervino: “Pero vamos a ver, ¿no podemos avisar a la gente?”. Nada más acabar el Cecopi, todos los móviles de Castellón afectados por la DANA recibieron el mensaje de alerta.

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