Qué dice el primer protocolo aprobado por una autonomía para la vuelta al cole en la era COVID

A medida que se acerca la vuelta al cole, la comunidad educativa contiene la respiración ante un inicio de curso imprevisible marcado irremediablemente por la pandemia de la COVID-19. El Gobierno central ha convocado para el próximo 27 de agosto una reunión mixta entre los ministros y consejeros autonómicos de Sanidad y Educación para abordar el delicado inicio del curso escolar. A este encuentro, el ejecutivo autonómico valenciano asistirá con el primer protocolo impulsado por una autonomía, firmado el pasado 31 de julio por la consellera de Sanidad Ana Barceló y por el conseller de Educación Vicent Marzà, y que marca las reglas del curso escolar 2020-2021 en colegios e institutos. Marzà anunció la contratación de 4.374 maestros y profesores para el nuevo curso y su departamento ha llegado a acuerdos con sindicatos y con los representantes de la escuela concertada.

El protocolo, el primero establecido en España y que ya han secundado más de una quincena de autonomías, pretende asegurar el cumplimiento de los “objetivos educativos y de sociabilidad” y ofrecer un “entorno seguro” para el alumnado y los trabajadores. “No está demostrado que el cierre de escuelas como medida restrictiva para el control de la epidemia sea más efectiva que otras medidas, como el cierre de empresas o el control de otro tipo de interacciones sociales”, señala el documento.

A la información sobre la COVID-19 y las medidas preventivas se suman la limitación o el control del contacto interpersonal. Sólo estarán exentas de acudir al centro educativo aquellas personas que presenten cualquier sintomatología asociada al coronavirus (no podrán volver hasta que un profesional sanitario confirme la ausencia de riesgo) o que hayan estado en contacto estrecho con una persona afectada. Los trabajadores vulnerables sólo podrán regresar al trabajo cuando su condición clínica esté “controlada y lo permita”.

Los grupos de convivencia estables para el alumnado menor de edad es la “opción que mejor puede garantizar la trazabilidad y gestión de los casos de contagios” y la posibilidad de que los pequeños puedan socializar y jugar entre ellos. En educación infantil y en primero y segundo de la educación primaria estos grupos serán de como máximo 20 escolares (en infantil podrán configurarse con alumnos de hasta tres niveles educativos y en los dos primeros cursos de primaria de dos niveles). En educación infantil de primer ciclo, se deberán cambiar diariamente las sábanas y cojines de los colchoncitos que usan los más pequeños para dormir la siesta. Después del cambio de pañales, se desinfectará el cambiador.

En tercero, cuarto, quinto y sexto de primaria también tendrán un máximo de una veintena de alumnos y podrán juntar a dos niveles educativos consecutivos. Así, “las personas miembros de los grupos de convivencia podrán socializar y jugar entre si, sin tener que mantener la distancia interpersonales de manera estricta ni usar mascarilla”, reza el protocolo de la Generalitat Valenciana, que también recomienda evitar la interacción entre los diferentes grupos o limitar al máximo los contactos. Los centros de educación especial se deberán organizar por tutorías y crearán “núcleos de convivencia” por etapas (de como máximo 20 alumnos) o según el criterio que establezca la dirección de cada centro.

La mascarilla es obligatoria a partir de la educación secundaria y en el transporte escolar. En infantil no es obligatoria y tampoco en primaria siempre que se trate de un mismo grupo de convivencia estable. Para el profesorado de infantil y primaria, el uso de la mascarilla con el grupo de convivencia estable es voluntario mientras que a partir de la secundaria es obligatorio (además de la distancia interpersonal de 1,5 metros).

El protocolo prevé un “espacio COVID-19” separado para “posibilitar el aislamiento de cualquier persona que inicie síntomas compatibles” con el coronavirus. La sala tendrá buena ventilación y la persona adulta que detecte el caso deberá acompañar al alumno hasta que un familiar o tutor legal lo recoja. “El centro se pondrá a disposición de los servicios asistenciales y de salud pública para facilitar la información que se requiera para organizar la gestión adecuada de posibles casos y el estudio y seguimiento de contactos”, señala el documento.

En cuanto a las zonas comunes, el protocolo apuesta por priorizar la utilización de espacios al aire libre y medidas de distanciamiento en el patio como el escalonamiento de los horarios de descanso o el refuerzo de la vigilancia, entre otras. Además, los centros deberán reducir las interacciones con el personal externo. En el caso del alumnado con necesidades específicas, el asistente personal sólo podrá tener contacto con el grupo de alumnos, deberá utilizar mascarilla y mantener la distancia interpersonal de 1,5 metros.

Al entrar y al salir del comedor escolar, los alumnos deberán hacer un “correcto lavado de manos con agua y jabón” y el personal encargado deberá recordar a los críos que no deben compartir alimentos, utensilios o bebidas. El centro debe organizar el espacio del comedor y los horarios “de tal forma que se posibilite el cumplimiento de la distancia interpersonal de 1,5 metros, a excepción de que sea un grupo de convivencia estable. En el suelo se deberá habilitar un circuito, en el que será obligatorio el uso de mascarilla, para señalizar la entrada y salida del recinto y los espacios de espera y el comedor deberá ser limpiado y ventilado con ”especial atención a las superficies de contacto más frecuentes“, según indica el protocolo. El documento firmado por Educación y Sanitat también prevé el uso de las aulas para comer sólo si se trata de grupo estables.

Los centros deberán fomentar el transporte a pie o pedaleando de sus alumnos y trabajadores y promover, en colaboración con los ayuntamientos, rutas seguras y aparcamientos de bicicletas. Dentro del centro, la dirección deberá reducir al máximo los desplazamientos de los escolares y propiciar, mediante lineas de separación en el suelo, un tránsito y un acceso a las aulas ordenados.

Las actividades extraescolares de este curso “se ajustarán a la evolución de la pandemia”. En el transporte escolar será obligatorio el uso de mascarillas para mayores de seis años y recomendado en mayores de tres años, a excepción de causas justificadas como dificultades respiratorias. El protocolo también recomienda al servicio de transporte que, en coordinación con el centro, disponga de mascarillas en el vehículo por si a algún alumno se le olvida o se le cae al suelo. La asignación de asientos se organizará de manera que las interacciones físicas se limiten al máximo. Los usuarios del transporte escolar deberán desinfectarse las manos con gel hidroalcohólico y la empresa contratada se encargará de asegurar la limpieza, la desinfección y la ventilación de los vehículos.

Los centros deberán poner especial atención a la limpieza y a la desinfección de las instalaciones con la ventilación diaria al menos cinco minutos antes de iniciar una actividad o el reforzamiento de la limpieza de los filtros de aire. Al menos una vez al día se limpiarán y desinfectarán las instalaciones, especialmente pomos, mesas de uso común, teléfonos o ratones de ordenador. Además, la ropa específica para actividades del centro (baberos o batas) se recomienda que sea lavada a diario.

Los centros educativos tiene, según indica el protocolo, “un papel fundamental en el desarrollo de la infancia y de la sociedad en general”. “El derecho a la educación y el derecho a la protección de la infancia deben ser una prioridad en la recuperación después de una crisis”, concluye.