Doctor Who en Valencia y El Ministerio en la cuerda floja
El 24 de julio saltó la liebre en Valencia, Doctor Who se estaba grabando en la ciudad. La serie británica más longeva de la historia, y no solo de las islas sino también a nivel mundial (incluso ha entrado en el Guinnes de los Récords por éste motivo) estaba aquí. La serie comenzó a emitirse desde 1963 hasta ahora, y hace una semana vinieron a rodar a Valencia el segundo capítulo de la décima temporada de la era moderna. Todo un lujo para la Ciutat de les Ciències, todo un honor para la ciudad y una oportunidad única de poder conocer a Peter Capaldi, “el doctor”, en persona. Vino gente de fuera de la ciudad, no tuve la suerte de coincidir con Alicantardis, el mejor evento sobre la serie que se hace desde Alicante, pero seguro que fue un momento único para los fans. Yo acudí el tercer día que estuvieron por aquí, Capaldi iba sudado pero se hacía fotos con todo el mundo, se notaba buen ambiente, pero en ese momento sentí un poco de tristeza, con lo bien que se porta la BBC con la serie, sabiendo que son una producción de culto ya en todo el mundo, y lo mal que trata Televisión Española a El Ministerio del Tiempo, nuestra Doctor Who particular. Una serie que ha puesto de moda a personajes históricos como Velázquez o Colón entre sus fans, que ha logrado asentar la transmedia a una producción nacional y que ha generado una ingente legión de fans, apodados “ministéricos”, deseoso de ver los capítulos semana tras semana. Esta segunda temporada ha tenido un 12% de audiencia media, entorno a los 2.314.000 espectadores, aunque parece que a los responsables del ente público solo les interesa esa cifra, sin hacer una valoración más amplia, más actual. La 1 no solo puede basarse en datos estadísticos de audiencias de televisión, debe medir el impacto generado en las redes, el valor de ser trending topic con hastags de Velázquez o Lope de Vega, que la gente se interese por la historia buscando en Internet a los personajes que aparecen en la ficción. La búsqueda del personaje de la semana es un hecho, yo mismo lo hice con la Vampira del Raval, y como yo miles de personas. Las búsquedas se disparan en esos momentos. La transmedia que comentaba es otra de las armas que El Ministerio y Javier Olivares, cocreador de la serie junto a su hermano Pablo, han utilizado para aproximarnos a la historia de sus protagonistas, de sus personajes. Un videoblog, una ficción sonora paralela para RNE llamada “Tiempo de Valientes” o un making of, además de los capítulos en la web de La 1, son el medio perfecto para la interactuación, para hacerte sentir parte de la historia, y no solo de la serie sino la de todo un país. Un país que desconocía la figura de algunos personajes que marcaron su historia, de un país que jamás había vivido un fenómeno fan adulto, serio, apasionado más allá del histerismo. Un país que gracias a la pedagogía de la serie de Olivares, puede quitarse la sensación de inferioridad cultural, solo hace falta ver a Lorca o a Quevedo. El ente público se lo piensa, mientras da luz verde a la nueva temporada de Cuéntame cómo pasó, desoyendo no solo a los aficionados a la serie de viajes en el tiempo, sino pareciendo que no les importa un pimiento nuestra historia. Porque El Ministerio lo tiene todo: aventura, cultura, aprendizaje, ritmo, humor y hasta éxito, entonces, ¿por qué no renovarla, por qué hacernos sufrir, por qué ese desagravio a la ficción hecha con calidad?. Al final la serie tendrá que emigrar a otro canal o a otras plataformas digitales, será la oportunidad perdida de disponer de una serie que sea el emblema de un canal, una serie que exportar (aunque ya se está exportando) algo que trascienda a su propia creador y en la pública, en la supuestamente de todos. Nos encontramos en una época donde las series de ficción han desbancado casi al cine, donde las plataformas digitales tienen un peso importante (el futuro inmediato será suyo), donde el contacto entre el público y los profesionales debe ser más cercano, se han de entender más, donde todos son parte de un mismo barco, y sobre todo donde hay más competencia de una excelente calidad. Y El Ministerio ha encontrado la fórmula, quizás porque era el momento adecuado, tal vez porque la gente está receptiva y el espectador es más adulto en su exigencia. A España le faltaba una serie de estas características y llegó. Sea como fuere, lo más difícil está hecho, ya tenemos esa conexión, y además cualquier fallo se entiende mejor, se perdona antes que el de una serie americana, se comprende la producción y las opciones que se tiene con el poco presupuesto con el que cuenta. El círculo está cerrado, pero Televisión Española no parece estar por la labor. El Ministerio está destinada a abrir una puerta más allá de la historia que cuenta, sino a la nueva forma de consumir televisión, de crear contenidos, de valorar el género fantástico y otros por encima de lo que hasta ahora, con salvadas excepciones, se había hecho. No solo porque la serie es buena debe quedarse y continuar, sino también por las posibilidades de expansión de La 1, de su posicionamiento internacional en el ámbito de la ficcion seriada, ya lo logró con Los Misterios de Laura (un error enorme cancelarla), aunque a veces pienso que su visión a largo plazo, intentando que el producto televisivo tenga una oportunidad más, un poco de confianza en los profesionales que hay detrás de las producciones, es igual o peor que en las privadas. En La 1 no pueden prevalecer los mismo criterios que en las otras, porque partimos de conceptos diferentes. Al final Doctor Who se marchó de la ciudad, estoy seguro que si un día se rodara un capítulo de El Ministerio del Tiempo por esta zona, también vendría mucha gente y sería un fenómeno fan, al menos le debemos esa oportunidad.
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