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Bach triunfa 300 años después

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El domingo 24 de marzo el Palau de la Música de Valencia ofrece la Pasión según San Mateo de Johann Sebastian Bach, con la Orquesta Barroca de Frigurgo, la Sing-Akademie de Zúrich y un plantel de solistas vocales entre los que destaca el muy célebre contratenor francés Philippe Jaroussky, dirigidos por Francesco Corti. Los mismos músicos habrán interpretado esa obra el viernes 22 en el Théâtre des Champs Élisées de París y lo harán el lunes 25 en el Auditorio Nacional de Madrid. En iguales o parecidas fechas se interpreta en Barcelona, Berlín, Londres, Múnich, Atenas, Leipzig, Nueva York y otras muchas ciudades del mundo con diferentes conjuntos instrumentales y vocales y con éxito absoluto de público.

La fecha escogida suele estar en torno a la Semana Santa porque el texto que se canta narra la pasión y muerte de Jesucristo, en la voz de un tenor que canta el papel de Evangelista y de otros cantantes que interpretan las partes correspondientes a Jesús, Pedro, Pilatos y otros personajes. Hay también corales tradicionales de la Iglesia luterana, así como coros y arias, con textos del poeta alemán Picander, según la tradición de Brockes, cuyo texto fue musicado por diversos autores, como Handel y Telemann. No obstante, y sin pretender ignorar la base religiosa de la obra, la explicación del éxito universal de que goza no está en ella, sino en la enorme calidad de su música. Y también, por supuesto, en la fuerza dramática de sus personajes.

“No hay una sola opera seria de la época que yo haya estudiado o dirigido que sea comparable a las dos Pasiones de Bach por lo que hace al intenso drama humano y dilema moral que él expresa de un modo tan convincente y profundamente conmovedor”. Son palabras del director británico John Eliot Gardiner, uno de los principales especialistas en el compositor en su monumental obra La música en el castillo del cielo. Un retrato de Johann Sebastian Bach.

Cuando compuso la Pasión según San Mateo Bach era Kantor (director musical) de la Iglesia de Santo Tomás de Leipzig. Su trabajo no solo consistía en dirigir el coro y la orquesta, o tocar el órgano en las celebraciones religiosas, sino también en crear las composiciones para hacerlo de forma variada y de acuerdo con las celebraciones del año litúrgico. Eso explica que más de mitad de su producción, que supera el millar de obras, tenga carácter religioso. La colección de cantatas llegó a superar las 300, de las que se han conservado 200. Llegó a escribir cinco Pasiones, si bien solo han llegado hasta hoy la que sigue el texto de san Mateo y otra, según San Juan, anterior y de menores efectivos.

La Pasión según San Mateo se interpretó por primera vez en Santo Tomás de Leipzig el 11 de abril de 1727, día de Viernes Santo. La segunda fue el 15 de abril de 1729, que durante mucho tiempo se consideró la fecha del estreno. En tiempo de Bach consta solo una interpretación más en esa iglesia, el 15 de marzo de 1736. Como era habitual en la época, el compositor retocaba la obra y ofrecía de ella una versión nueva en cada ocasión. Es esta última la que nos ha llegado, con sus espectaculares doble coro y orquesta.

Desde entonces la obra durmió casi un siglo en silencio hasta que el 21 de marzo de 1829 el compositor Felix Mendelssohn Bartholdy dirigió en Berlín una interpretación pública, diez días antes del 144º aniversario del nacimiento de su autor, Johann Sebastian Bach. Mendelssohn era alumno de Carl Friedrich Zelter, director de la Academia de Canto de Berlín, cuya biblioteca dirigía entonces Georg Pölchau, quien había comprado en Hamburgo importantes fondos del legado de Carl Philipp Emanuel Bach, hijo de Johann Sebastian. Entre ellos había muchas obras de su padre, incluidas las dos Pasiones que se conservan. A partir de esa interpretación, de la que pronto se cumplirán dos siglos, la Pasión según san Mateo ha ido ganando reconocimiento hasta convertirse en habitual en todas las salas de concierto.

Escuché por primera vez la Pasión según San Mateo el 26 de marzo de 1972 en el Teatro Real de Madrid, con Rafael Frühbeck de Burgos dirigiendo la Orquesta Nacional y el Orfeón Donostiarra. Medio siglo después no he olvidado la enorme impresión que me produjo, con los grandes coros inicial y final, las arias y los instrumentos solistas, sobre todo la viola da gamba, de tan dulce timbre. Y no ha dejado de emocionarme cómo subraya Bach con la música las palabras del Evangelista “und weinete bitterlich” (“y lloró amargamente”), referidas a Pedro después de negar a Jesús tres veces. Cierra ese episodio el aria de contralto Erbarme dich, mein Gott, (Apiádate de mí, Señor mío), probablemente la más estremecedora de las escritas por Bach. Todo eso explica por qué, casi 300 años después de su estreno, la gran Pasión de Bach llena las salas de conciertos. 

El domingo 24 de marzo el Palau de la Música de Valencia ofrece la Pasión según San Mateo de Johann Sebastian Bach, con la Orquesta Barroca de Frigurgo, la Sing-Akademie de Zúrich y un plantel de solistas vocales entre los que destaca el muy célebre contratenor francés Philippe Jaroussky, dirigidos por Francesco Corti. Los mismos músicos habrán interpretado esa obra el viernes 22 en el Théâtre des Champs Élisées de París y lo harán el lunes 25 en el Auditorio Nacional de Madrid. En iguales o parecidas fechas se interpreta en Barcelona, Berlín, Londres, Múnich, Atenas, Leipzig, Nueva York y otras muchas ciudades del mundo con diferentes conjuntos instrumentales y vocales y con éxito absoluto de público.

La fecha escogida suele estar en torno a la Semana Santa porque el texto que se canta narra la pasión y muerte de Jesucristo, en la voz de un tenor que canta el papel de Evangelista y de otros cantantes que interpretan las partes correspondientes a Jesús, Pedro, Pilatos y otros personajes. Hay también corales tradicionales de la Iglesia luterana, así como coros y arias, con textos del poeta alemán Picander, según la tradición de Brockes, cuyo texto fue musicado por diversos autores, como Handel y Telemann. No obstante, y sin pretender ignorar la base religiosa de la obra, la explicación del éxito universal de que goza no está en ella, sino en la enorme calidad de su música. Y también, por supuesto, en la fuerza dramática de sus personajes.