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¿Cómo era la vida en la huerta valenciana?: Relatos y vivencias de mujeres rurales

El colectivo valenciano Les Espigolaores siempre comienza las presentaciones explicando de dónde viene su nombre: “Espigolar, en valenciano, quiere decir recoger todo aquello que queda en la tierra de la cosecha principal”. Con esa metáfora, decidieron ‘espigolar’ los relatos de las mujeres rurales que “la historia hegemónica, masculina y androcéntrica ha dejado sin recoger, sin narrar, sin visibilizar”.

Durante dos años entrevistaron a mujeres que viven o han vivido y trabajado en la huerta valenciana de Campanar, la Partida de Dalt o en la desaparecida Partida del Pouet. A través de sus historias de vida recolectaron prácticas vinculadas a la tierra, vivencias, valores y saberes propios e invisibilizados de ese territorio, además de criticar la progresiva desaparición de la huerta y de su patrimonio.

“Nos centramos en mujeres para cuestionar la imagen tradicional de la huerta trabajada por hombres agricultores donde parece que la mujer no haya formado parte, ni de su estructura, ni de la construcción del territorio” , explica Alba Herrero Garcés de Les Espigolaores.

Así, conocieron a Carmen, Dolores, María, Milagros, Carmen, Pepita, Pilar y Vicenta, y compartieron con ellas tardes y tardes de conversaciones en las que se les preguntó “cómo era la vida en la huerta”: “Nos interesaba tanto reivindicar todos los trabajos cotidianos que las mujeres hacemos y que hacen la vida posible, como aquellas tareas elaboradas por hombres y mujeres, pero que, en el caso de las mujeres, no ha tenido el mismo protagonismo, como labrar la tierra”.

El trabajo concluyó en el documental Entre el dia i la nit no hi ha paret -de aproximadamente una hora de duración- que se proyectará este jueves 12 de septiembre en el Centre d’Art Bombas Gens de València, acompañado de un posterior coloquio con las autoras, algunas de sus protagonistas y con las personas asistentes. Publicado en el año 2016, el documental se enmarca dentro de las actividades del que rodean a Herencias. Las alquerías de la huerta de València, una exposición comisariada por la arqueóloga Paloma Berrocal, que apuesta por explorar el mundo de las alquerías del extrarradio de València y reivindica su extraordinario valor histórico.

Este primer proyecto de Les Espigolaores comenzó en el año 2015, mientras se ponía sobre la mesa el último plan general proyectado por el gobierno de Rita Barberá para urbanizar zonas de la huerta. “Era un momento de lucha y defensa del territorio muy potente que, de hecho, consiguió paralizar el plan general, pero nos parecía especialmente importante no únicamente defender el territorio, sino las formas de vida vinculadas a él que se perdían”, puntualiza la autora.

Actualmente, el colectivo Les Espigolaores está en fase de ‘standby’, ya que su trabajo se realiza desde la investigación militante y prácticamente sin recursos, aunque sí están “calculando energías” para una segunda fase vinculada también a las zonas del Pouet y el Campanar, además de apoyar los movimientos actuales de defensa de la huerta. “La edad de l’horta es alta y está desapareciendo. Y con ella muchas formas de entender las relaciones, la convivencia, el patrimonio y la vida, que también desaparece con la huerta y con la gente mayor que nos deja. Sin sus relatos no podemos entender nuestra propia historia”, concluye.

El colectivo valenciano Les Espigolaores siempre comienza las presentaciones explicando de dónde viene su nombre: “Espigolar, en valenciano, quiere decir recoger todo aquello que queda en la tierra de la cosecha principal”. Con esa metáfora, decidieron ‘espigolar’ los relatos de las mujeres rurales que “la historia hegemónica, masculina y androcéntrica ha dejado sin recoger, sin narrar, sin visibilizar”.

Durante dos años entrevistaron a mujeres que viven o han vivido y trabajado en la huerta valenciana de Campanar, la Partida de Dalt o en la desaparecida Partida del Pouet. A través de sus historias de vida recolectaron prácticas vinculadas a la tierra, vivencias, valores y saberes propios e invisibilizados de ese territorio, además de criticar la progresiva desaparición de la huerta y de su patrimonio.