Carles Xavier López Benedí es presidente de la Coordinadora Valenciana de ONGD (CVONGD) y presidente de la-tenda de tot el món (ONGD de Comercio Justo), además de técnico de gestión cultural en la Universitat de València y doctorando en Pedagogia. Esta semana han estado de actualidad debido a que, con motivo del juicio del 'caso Cooperación', o 'caso Blasco', como prefieren que se denomine, protagonizaron una concentración frente al TSJCV coincidiendo con la declaración del exconseller popular Rafael Blasco.
Para empezar, nos podría decir ¿Qué es la Coordinadora y cuáles son sus funciones y objetivos?
La Coordinadora Valenciana de Organizaciones No Gobernamentales para el Desarrollo (CVONGD) agrupa en estos momentos a 103 ONGD de carácter autonómico o con sede en nuestra comunidad y forma parte de la Coordinadora Estatal de ONGD. Funciona desde hace 21 años con la misión de sumar capacidades y esfuerzos de las organizaciones que la conforman, para defender y avanzar hacia una Cooperación Internacional al Desarrollo Valenciana de calidad.
La CVONGD tiene como objetivos principales: representar a las entidades dedicadas a la Cooperación Internacional para el Desarrollo ante las instituciones públicas, organizaciones sociales de otros sectores, representantes políticos y medios de comunicación; ser una plataforma que proponga y potencie entre las entidades que la conforman servicios y actividades, espacios de trabajo de formación, reflexión y debate; promover la solidaridad con otros agentes y plataformas sociales; impulsar y potenciar el conocimiento y la implicación de la sociedad valenciana en materia de Cooperación Internacional al Desarrollo; y velar por la transparencia y gestión de calidad de la Cooperación Internacional al Desarrollo según los códigos éticos internacionales.
Para conocer mejor nuestra entidad y todas las ONGD que la componen, es recomendable visitar nuestro portal web www.cvongd.org.
¿Qué radiografía haría de la Comunitat Valenciana?
No es una radiografía muy agradable, pero es lo que hay. Creo que la actual situación es compleja y difícil. Compleja porque estamos padeciendo las consecuencias de muchos excesos que se han cometido, y no precisamente por la ciudadanía. Es difícil aguantar para que tanta realidad negativa en tantos ámbitos no nos desborde y nos haga entrar en una “profundad depresión colectiva” y que además, no podamos ser conscientes de las potencialidades que seguimos teniendo como pueblo y como sociedad civil.
La situación de quiebra económica de la Generalitat Valenciana después de haber dilapidado en los últimos años 12.500 millones de euros en grandes proyectos y fastos inútiles para la proyección y vanagloria de algunos dirigentes, hace que ahora no se puedan cubrir las necesidades básicas de educación, sanidad y servicios sociales de la ciudadanía. Lo peor es la utilización de esta quiebra económica como excusa para cuestionar gravemente los servicios públicos y la administración pública e imponer soluciones liberales que implican privatizaciones y la socialización de las perdidas desde los presupuestos públicos.
El desmantelamiento y vaciado de las cajas de ahorros nos han dejado sin tejido financiero que dificulta el avance de la economía valenciana en sus sectores básicos, sustentada en gran parte en las PyME.
La corrupción se visualiza en gran cantidad de investigaciones y procesos judiciales: Brugal, Gurtel, Emarsa, Fabra, Noos, Taroncher o el Caso Blasco minando la atmosfera democrática y la confianza como pueblo.
Un escenario muy difícil que hace que debamos hacer un esfuerzo colectivo muy grande para seguir construyendo una comunidad más honesta, con mejor calidad de vida y con menos desigualdades.
Los valencianos, ¿somos solidarios?
Como pueblo mediterráneo, la solidaridad es una de los valores que vertebra nuestra sociedad, que se explicita en muchas manifestaciones de nuestra cultura como es la tradición de trabajo cooperativo, y el apoyo a las personas más vulnerables tanto del entorno más cercano, como las que viven en los territorios más empobrecidos del planeta.
Ahora bien, como ciudadanos y ciudadanas aún nos queda mucho margen para poder ser más solidarios, para aumentar nuestra implicación en organizaciones sociales como voluntariado, con aportaciones económicas, contribuciones puntuales o simplemente participando en la gran cantidad de actividades socioculturales y de sensibilización que se realizan en nuestros pueblos y ciudades. Como organizaciones sociales debemos seguir mejorando nuestras formas de comunicar y funcionar para conseguir una sociedad civil más fuerte y con mayor capacidad transformadora
Muchas ONG han trabajado tradicionalmente en el extranjero, sobre todo en los países más empobrecidos países del tercer mundo, ¿está cambiando esta situación para preocuparse más por lo que sucede en casa?
En nuestro caso, las ONG de Desarrollo tienen como fin principal la lucha contra la pobreza en los países más empobrecidos, donde 1.200 millones de personas sobreviven en situación de extrema pobreza. Muchas de nuestras organizaciones comparten este objetivo con la lucha contra la exclusión social y las desigualdades en nuestra realidad más cercana. Además la mayoría de las organizaciones tienen activadas líneas de trabajo para la sensibilización y programas de educación para el desarrollo de nuestra ciudadanía sobre las causas de la pobreza, las posibles soluciones y las propuestas alternativas de acción como el consumo responsable a través del comercio justo, el voluntariado o la movilización social.
Las ONGD integran en su lucha contra la desigualdad la realidad del norte y del sur. Es muy peligroso el argumento de algunos de nuestros gobernantes “no podemos dar al sur con lo que tenemos aquí”. No es real, ya que deberían decir “no podemos ”dar“ ni a los de aquí ni a los del sur porque lo hemos inyectado para ”sanear“ el sistema financiero y en el despilfarro de los grandes fastos.
Debemos estar atentos para que no nos sigan confundiendo con ideas muy peligrosas que sólo abonan el crecimiento del racismo y xenofobia, mientras se paralizan las políticas públicas de redistribución, siguen los recortes y ahogan a las organizaciones sociales que trabajan con personas con discapacidad, inmigrantes, dependientes, personas empobrecidas y en riesgo de exclusión social.
La crisis ha afectado a todos, sobre todo a las familias (paro, desahucios...), Y a quienes luchan por los más desfavorecidos, ¿en qué medida les está afectando la crisis?
Creo que lo más grave es la utilización que están haciendo, por parte del gobierno valenciano y de España, de la crisis como excusa para la eliminación y minoración de los derechos sociales y laborales conseguidos en estos años de democracia, suponiendo un grave cambio del papel del estado y de las políticas públicas sin que haya figurado en ningún programa electoral.
En nuestro ámbito, debemos destacar los brutales recortes en los últimos años de los presupuestos de cooperación en todas las administraciones (estatal, autonómica y municipal). Como ejemplo, la Generalitat Valenciana ha reducido el 95 % de los presupuestos en los últimos cinco años destinados a la cooperación y solidaridad. También la situación económica afecta a un estancamiento de las aportaciones económicas a ONGD por parte de la ciudadanía.
Esta semana comenzaba el juicio por las irregularidades en la conselleria de Solidaridad, ¿qué esperan de este proceso? ¿confían en que se haga justicia?
Esperamos que la Justicia sea ejemplarizante contra la corrupción y que la resolución del proceso suponga la devolución de todo el dinero desviado para proyectos de Cooperación.
Desde la Coordinadora Valenciana de ONGD hemos valorado muy positivamente las actuaciones de los fiscales y la jueza instructora que ha fructificado en este primer juicio oral. Confiamos en la justicia y esperamos poder contribuir desde la especialización y el conocimiento del sector a la clarificación de los hechos y resolución del proceso, participando como acusación popular. También esperamos que la complejidad de algunos de los delitos que se juzgan no sea obstáculo para que la resolución sea ejemplar dada la gravedad que supone el enriquecimiento con dinero público destinado a la lucha contra la pobreza, además del calado político de las personas acusadas que conformaban la cúpula política de la extinta Conselleria de Solidaridad y Ciudadanía.
¿Ha hecho mucho mal todo lo sucedido con las ayudas en materia de Cooperación Internacional?
Los hechos investigados son un escandalo y más cuando se ha mantenido una atmosfera de tibieza moral por parte de algunos representantes en les Corts Valencianes y el cinismo político que supone mantener relaciones cordiales con un representante institucional al que la propia Generalitat Valenciana está pidiendo que ingrese en prisión 11 años por delitos de extrema gravedad.
Claro que nos preocupa que proyecte una imagen distorsionada de la realidad de los proyectos de cooperación para el desarrollo, de las ONGD, incluso de la propia Generalitat Valenciana. Por ello nos hemos esforzado por poder explicar a la ciudadanía que se trata de un proceso en el que se juzga las acciones presuntamente delictivas de una estructura compuesta por empresarios, entidades en las que la mayoría no tenía trayectoria ni experiencia en cooperación, y la cúpula directiva de la Conselleria de Solidaridad y Ciudadanía que dirigía Rafael Blasco.
Este proceso no esta juzgando la globalidad de la gestión de la Ayuda Oficial al Desarrollo o las políticas de cooperación internacional de la Generalitat Valenciana en los 25 años de existencia, se procesa al exconseller Rafael Blasco por su presunta participación junto al equipo directivo que nombró en el desvío de fondos de cooperación para el desarrollo, tal y como se evidencia en los escritos de acusación de la fiscalía y de la propia abogacía de la Generalitat.
El Caso Blasco no debe perjudicar la acción ética de las ONG de Desarrollo ni el de las cientos de organizaciones locales de países del Sur con las que trabajamos y que son las que se ven afectadas por actuaciones que puedan llegar a poner en entredicho los principios y valores de la cooperación internacional.
Confiamos en que la ciudadanía diferencie entre los hechos que se juzgan con el trabajo habitual, transparente y eficaz de cientos de ONG de Desarrollo y de administraciones públicas implicadas la defensa de los derechos humanos y en la lucha contra la pobreza y las desigualdades.
Si le nombro a Rafael Blasco, ¿qué es lo que le viene a la cabeza?
Uff…!!! Siendo ocho veces conseller y síndic del Partido Popular me viene a la cabeza el mucho poder que ha ejercido, la cantidad de información que dispone de personas influyentes, las veces que ha transitado por las fronteras entre lo lícito e ilícito y su “habilidad” con la que siempre ha actuado.
Después de escuchar los interrogatorios en el TSJCV el pasado jueves, destaco la capacidad de manipulación de la realidad que tiene provecho personal, sus verdades a medias, sus mentiras completas, su oratoria ambigua hasta el límite, su arrogancia, su prodigiosa memoria con sus amnesia selectiva y la más mínima intención que lleva el exconseller de reconocer hasta los hechos más probados. Blasco es un personaje oscuro de una larga novela negra.
¿Cuál es la valoración que hacen desde la Coordinadora de la labor que se hace desde la Generalitat?
Cuando cambia la estructura del gobierno valenciano en junio de 2011, desaparece la Conselleria de Solidaridad y Ciudanía y las competencias pasaron primero a Justicia y después a la nueva conselleria de Bienestar Social. En todo este proceso la Generalitat ha ido disminuyendo el peso institucional de la política de cooperación, se han acumulado impagos, han continuado los recortes, y se han vivido largos periodos “en blanco”.
Lo más grave es el reiterado incumplimiento por parte del Gobierno Valenciano de la Ley Valenciana de Cooperación, que aun a pesar de las advertencias de la sindicatura de Greuges, ha presupuestado el 0.019 % para cooperación en 2014, muy lejos del 0.7% que marca la propia ley. Esta decisión presupuestaria que también incumple el propio programa del Partido Popular, contrasta en los últimos meses, con la predisposición de diálogo de la actual consellera para acordar un nuevo Plan Director de Cooperación.
Sus relaciones con la Administración tienen que ser fluidas pero, son una organización ¿política? ¿y politizada?
En un marco de retrocesos de las políticas sociales y de recortes continuos en los presupuestos de cooperación de la Generalitat Valenciana, intentamos que las relaciones institucionales sean lo más fluidas posibles y que contribuyan a la defensa de las políticas públicas de cooperación. Nuestro objetivo es poder influir en el gobierno valenciano para parar la tendencia de los últimos años que supone el desmantelamiento de la cooperación y desde un posicionamiento crítico y exigente generar propuestas y procesos que supongan la continuidad de la Solidaridad Internacional y la Cooperación para el desarrollo como un eje de la política social de la Generalitat.
La Coordinadora es una entidad de representación e interlocución de un sector heterogéneo y su funcionamiento se basa en procesos colaborativos, grupos de trabajo y procesos de decisión democrática como que cada año el plan de trabajo se decida en asamblea.
Dicho esto, si la lucha contra la pobreza, la defensa de los derechos humanos y la igualdad y la crítica de un sistema económico que genera millones de personas en extrema pobreza en el mundo se le denomina Política, sí somos entidades políticas. Si pedir el cumplimiento del Pacto Valenciano contra la Pobreza que firmaron los cuatro partidos políticos con representación en Les Corts, se les considera politización, sí somos una entidad politizada.
No obstante y para concluir diríamos que, a pesar de la crisis y del Caso Blasco, seguiremos trabajando por la solidaridad, la cooperación y la lucha contra la pobreza en el mundo.