Las excavadoras preparadas para derribar viviendas en favor de la especulación urbanística son cosa del pasado en El Cabanyal. La amenaza planteada por la exalcaldesa de Valencia Rita Barberá de partir el barrio en dos para prolongar la avenida de Blasco Ibañez hasta el mar se ha esfumado tras la llegada al poder de la izquierda en forma de tripartito -integrado por Compromís, PSPV-PSOE y València en Comú-. Paralizado el plan ilegal del PP, el reto del gobierno municipal de Joan Ribó (Compromís) consiste en regenerar un barrio degradado.
“Aún estamos en la línea descendente de la degradación. Hace falta revertir el proceso”, advierte Maribel Doménech, portavoz de Salvem El Cabanyal. “Necesitamos que se rehabilite, revitalice y reactive el barrio”, recalca, para afirmar: “Los gestos y el diálogo de este gobierno municipal son muy positivos y esperanzadores. Pero después de cerca de nueve meses de gestión aún no se ha realizado ninguna actuación para empezar a regenerar El Cabanyal”. Es el toque de atención de una plataforma que acordó este verano no disolverse. Siguen en pie de lucha, pero con otra actitud más positiva.
“Entiendo la urgencia, pero los procesos urbanísticos son complejos y precisan de tiempo”, afirma María Oliver, concejal de Vivienda de València en Comú. “Tenemos en marcha muchas iniciativas. Y hemos realizado actuaciones como la apertura de El Musical, que ayuda a dinamizar el barrio, y el inicio de los trámites para rehabilitar la fachada de El Cabanyal”.
Desde la concejalía de Urbanismo que dirige el socialista Vicent Sarrià se están preparando la mayoría de actuaciones para revertir la degradación urbanística de la barriada. Con la reasignación de 11 millones de euros del Plan Camps, Urbanismo rehabilitará varias zonas y instalará diversos equipamientos reivindicados por los vecinos. A ese dinero, se le suma los 4,5 millones de euros que se destinarán a obras de la red de alcantarillado -previstas para el verano- y 6,5 millones de euros más que servirán para reurbanizar y regenerar el entorno de las calles de la Reina, Doctor Lluch y Barrraca.
Pero, la gran inversión proviene del proceso participativo Va Cabanyal! que impulsa la concejalía de Jordi Peris (València en Comú). 30 millones de euros -15 que aporta la UE y 15 el Ayuntamiento- que servirán para la construcción de equipamientos, de infrastructuras de comunicación necesarias (carriles bici, por ejemplo) o para rehabilitar patrimonio degradado. “Es un proceso participativo destinado a frenar el deterioro urbanístico y social del barrio”, apunta Carmel Gradolí, coordinador de un proyecto en el que han participado y colaborado diversos colectivos y personas.
¿Peligro de gentrificación?
Mientras se acaban de perfilar las actuaciones urbanísticas, uno de las grandes escollos de la regeneración de El Cabanyal es qué se va a hacer con las más de 600 viviendas de propiedad pública -242 del Plan Cabanyal y 397 del Ayuntamiento-. Gracias a un convenio a cuatro entre el Ministerio de Fomento, el Ayuntamiento, la Generalitat Valenciana y los vecinos, se acordó destinar 13 millones de euros a la rehabilitación de 300 viviendas, tanto públicas cómo privadas.
¿Qué se va hacer con las viviendas públicas? “Estas viviendas se rehabilitarán o se construirán de nuevo, dependiendo de su grado de deterioro. Una vez adecentadas, la gran mayoría se cederán en forma de cooperativa, de cesión de uso, en alquileres más bajos y se hará vivienda social. Otras se venderán para conseguir dinero con el que financiar la rehabilitación”, explica Vicent Gallart, gerente con el nuevo gobierno de la sociedad Cabanyal-Canyamelar y fundador de Salvem El Cabanyal. “Antes de eso habrá que esclarecer cómo quedan algunas viviendas expropiadas a propietarios para un plan que no se ha llevado a cabo”, precisa.
“Situado cerca del mar, con un efecto llamada y con precios bajos, El Cabanyal encierra todos los ingredientes para experimentar un proceso de gentrificación [donde los habitantes de menos renta son desplazados por un subida de los precios por gente de mayor renta]”, apunta el arquitecto David Estal. Dani Martinez, del colectivo Espai Veïnal El Cabanyal se expresa en la misma línea: “La rehabilitación que proponen es gentrificar el barrio. Corremos el riesgo de que El Cabanyal se convierta en la Barceloneta de Valencia”.
“No conservar la titularidad pública de las viviendas sería un error. La tendencia de Europa en casos como Paris apunta a intervenir públicamente para frenar estos procesos”, defiende Gradolí. Tato Herrero, arquitecto y activista de Salvem, se expresa en la misma línea: “El Ayuntamiento se juega el poder controlar lo que suceda en la vivienda. Y ya que cuenta con la ventaja de tener estas viviendas en su propiedad, debe mantener la titularidad”. Si no consigue evitar un proceso de gentrificación con esta condiciones “sería un doble fracaso”, alerta.
La previsión es que se vendan unas viviendas, aunque, de momento, no se sabe cuántas serán. “La subasta de esas casas se hará con criterios sociales. Deberán ser para primera residencia, los propietarios tendrán un compromiso de quedarse en el barrio, etc.”, argumenta Gallart. Todo en medio de la polémica sobre las ocupaciones ilegales de casas, tanto por gente en exclusión social como por otra que al parecer cuenta con mayores recursos. Y que ha generado tensión entre los vecinos. Es la encrucijada de la regeneración de El Cabanyal.