Los encuentros del portavoz de Justicia de Pablo Casado y su amigo Eduardo Zaplana en pleno huracán del 'caso Erial'
Luis Santamaría, portavoz de Justicia del PP en el Congreso, es muy amigo del exministro Eduardo Zaplana, investigado en el 'caso Erial' por tener una presunta fortuna millonaria en paraísos fiscales. Santamaría ha sido conseller de Gobernación y Justicia del Gobierno autonómico de Alberto Fabra y, tras encabezar la gestora del partido en Valencia, fue elegido diputado en el Congreso. Ahora se ha convertido en uno de los valencianos más cercanos, política y geográficamente, al líder del PP, Pablo Casado.
El diputado popular ha mantenido varios encuentros con su amigo Zaplana, imputado en uno de los casos más graves que se investiga en los juzgados valencianos. El periodista Ferran Belda publicó en su columna del diario Las Provincias que Santamaría acompañó a una reunión al exministro con el ya fallecido Juan Cotino en la que el exdirector general de la Policía les propuso usar los servicios parapoliciales de afines al comisario José Manuel Villarejo.
El aludido ni confirmó ni desmintió el encuentro en un cara a cara con el periodista en la cadena 99.9 Plaza Radio. Sostiene que sólo ha estado en dos ocasiones en las famosas paellas que Juan Cotino (exponente del sector cristiano del PP valenciano del que el zaplanista Santamaría es ajeno) organizaba en su vivienda para compañeros de partido, empresarios y periodistas.
“Yo soy amigo de Eduardo Zaplana”, dijo. La reunión en la alqueria de Cotino ya fue reseñada por El Confidencial. Los encuentros en el centro de Valencia entre Zaplana y Santamaría, uno de los hombres de Pablo Casado en la ciudad, han sido inmortalizadas fotográficamente.
Se da la circunstancia de que el diputado popular fue precisamente quien preguntó a Villarejo en una comisión de investigación del Congreso por las supuestas operaciones del CNI para armar casos judiciales contra el PP, a petición del PSOE, a pesar de que los socialistas no gobernaban cuando se inició la causa contra Zaplana. El comisario asegura que en todas esas supuestas operaciones de inteligencia contra el PP se utilizó su entramado empresarial.
Villarejo respondió que el PSOE encargó a los servicios secretos montar una causa contra Zaplana mediante un confidente (en referencia a la documentación que un empresario sirio entregó a Marcos Benavent, autodenominado 'yonki del dinero', y que propiciaron el inicio de las pesquisas del 'caso Erial'). “Creo recordar que había un interés, no sé por qué, de destruir al señor Zaplana y se utilizó a un informador sirio, un confidente del CNI”, contesta Villarejo rematando a puerta tras el pase de Santamaría. Acto seguido, la defensa de Zaplana pidió a la jueza instructora del 'caso Erial' que se le tomara declaración a Villarejo.
Uno de los diarios de cabecera del comisario Villarejo ya vinculó hace tres años al empresario sirio, nada más y nada menos, que a los atentados del 11 de septiembre del 2001 en Nueva York, a través de un socio que, por cierto, fue absuelto por la Audiencia Nacional. Los intentos de Zaplana y de su entorno por atacar la instrucción del 'caso Erial' han sido notorios y han fracasado sistemáticamente.
Comisiones rogatorias, grabaciones secretas por parte de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil e incluso la confesión del blanqueador han apuntalado una investigación impoluta llevada a cabo por la titular del Juzgado de Instrucción número 8 de Valencia, Isabel Rodríguez, y el fiscal anticorrupción Pablo Ponce. Los torticeros ataques contra la jueza instructora incluyeron la publicación de datos sobre su vida privada en el diario El Mundo.
Las declaraciones del comisario de las cloacas del Estado se producen justo en medio del inopinado cambio de estrategia de colaboración con la Fiscalía Anticorrupción por parte del 'yonki del dinero', que ahora asegura que se trató de un “montaje contra Zaplana”.
“Hago la pregunta porque creo que es mi deber”, aseguraba Santamaría esta semana. El interrogatorio a Villarejo en el marco de la comisión parlamentaria es ágil y fluido y las respuestas del comisario inciden en supuestas conspiraciones contra el PP en el seno de las investigaciones de Gürtel, Brugal o Erial, entre otras causas que afectan a los populares.
“Me asiste el derecho constitucional a preguntar lo que considere oportuno, jamás me he reunido con Villarejo”, alega Santamaría. Sobre la situación judicial de su amigo Eduardo Zaplana, el diputado del PP asegura no tener “ni puta idea”. “No son de las cosas que nos sentamos a hablar”, sostiene el exconseller de Gobernación y Justicia del PP en el Gobierno de Alberto Fabra, quien agrega: “Yo no soy policía para investigar, ni fiscal para investigar, ni juez para resolver”.
Como si de una oportuna alineación de los astros se tratara, las declaraciones de Villarejo coinciden con un cambio de estrategia por parte de Marcos Benavent que se revela trascendental para el 'caso Taula' y el 'caso Erial'. La llamativa concatenación de hechos ha dado algo de munición a la defensa de Eduardo Zaplana en la recta final de una instrucción que tiene muy mala pinta para el exministro.
Las pesquisas del 'caso Erial' son sólidas (todos fueron pillados con el carrito del helado) y la nueva estrategia de Benavent podría ser efectiva a largo plazo de cara a que el Tribunal Supremo compre en un futuro la doctrina del fruto del árbol envenenado. El 'caso Naseiro', la primera investigación que afectó a la incipiente carrera política de Zaplana, se saldó con la anulación de las comprometedoras escuchas policiales (“Tengo que ganar mucho dinero, me hace falta mucho dinero para vivir”...).
En estas corrientes subterráneas ha aflorado la figura del portavoz de Justicia del PP en el Congreso, quien defiende que en sus encuentros con su amigo en Valencia no van “encapuchados”. El veterano periodista Ferran Belda llegó a la siguiente conclusión en el cara a cara con Luis Santamaría: “Otra vez más Eduardo Zaplana está influyendo en la dirección del PP”.
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