Escola Valenciana ha celebrado, desde el pasado jueves y hasta este sábado, su sexto congreso con el lema #SomLlavors, una cita en la que han participado unas 200 personas (docentes, estudiantes, familias y activistas) y en la que se ha reflexionado sobre los retos que afrontan las comunidades educativas en materias de coeducación, diversidad y plurilingüismo o transformación digital. El objetivo, formar una ciudadanía “democrática y comprometida con el futuro de su entorno”. El escenario elegido, los paraninfos de la Universitat de València y la Universitat Politècnica para los actos de inauguración y clausura y la Facultad de Magisterio de la Universitat de València ha acogido las diferentes ponencias, mesas redondas y talleres.
La entidad aboga por situar al valenciano como primera lengua vehicular y vertebradora del sistema para “garantizar su conocimiento a todo el alumnado y favorecer su uso”, tal y como apuntaba Pilar Gregori, coordinadora del congreso: “Es necesario establecer las bases estructurales que permitan potenciar enfoques inclusivos, plurilingües e interculturales que construyan las relaciones entre las diferentes culturas y la primera y el resto de lenguas, que faciliten la interdisciplinaridad, el pensamiento holístico y transversal y una cooperación más estrecha del profesorado en todo el currículum”.
La realidad sociolingüística en el territorio valenciano desde 1989, tal y como analizaron Avel·lí Flors (departamento de Filología Catalana y Lingüística General de la Universitat de Barcelona) y Raquel Casesnoves (departamento de Filología Catalana de la Universitat de València), constata una evolución negativa de las capacidades orales: menos de la mitad de la población del área metropolitana de València y de Alicante saben hablar valenciano y únicamente el 30% de los nacidos en el extranjero es capaz de comprenderlo, “tendencia que parece invertirse ligeramente en los últimos años”. Esta situación es sensiblemente mejor en el resto de la provincia de València y en la zona de Alcoi-Gandia, donde cerca del 80% lo habla y más de las mitad de los nacidos en comarcas valenciano-hablantes sabe escribirlo, “y la población joven es la que tiene los niveles más altos de conocimiento”.
El pedagogo Vicent Pascual y el profesor de filología catalana de la Universitat d'Alacant Josep Maria Baldaquí defendieron el modelo plurilingüe como aquél capaz de encarar los retos de la normalización lingüística, la recuperación lingüística y cultural del valenciano y la convivencia pluricultural. Reis Gallego, directora general de Innovación Educativa y Ordenación de la Conselleria de Educación, ha defendido que, con el modelo que representa la ley valenciana, “perdemos algunas líneas, pero se crean nuevos hablantes y un alumnado más competente”, al tiempo que mostraba su preocupación por el uso del valenciano en el entorno familiar, apenas un 12,3%.
Educar en un mundo digital
Respecto al reto que supone la era digital, el congreso de Escola Valenciana se marcó el objetivo de potenciar la competencia digital de los centros, los docentes y el alumnado, presentando las tecnologías digitales como una potente herramienta para trabajar y desarrollar la coeducación y el plurilingüismo con todos los recursos posibles. Se presentaron conceptos como bienestar digital: “Debemos enseñar a nuestro alumnado a hacer un uso responsable de las redes sociales, a combatir el machismo, la xenofobia y los prejuicios en el ámbito digital, a saber distinguir una información veraz de una falsa... El bienestar digital está amenazado por elementos como la desinformación, el ciberacoso o la privacidad de los datos, y tenemos que poder trabajarlo desde los centros”, tal y como aseguró la coordinadora del eje de transformación digital, Josepa Costa.
Potenciar la coeducación
El tercero de los retos, que protagonizó este sexto congreso en la jornada del jueves, es educar en igualdad potenciando la coeducación: “Es necesario eliminar los géneros porque todas las posibilidades humanas no violentas puedan ser ejercidas por niños y niñas, trabajar para desmontar los estereotipos y concienciar al profesorado”, apuntó la socióloga Marina Subirats. A través de la observación “podemos constatar el predominio del machismo y de los estereotipos, por ejemplo en los juegos y ocupación de los patios o en los cuentos infantiles y los libros de texto”, explicó Subirats.
Un aspecto interesante fue el aportado por la escritora y traductora Bel Olid, que introdujo el reto de la educación más allá del binarismo, en referencia a la crianza flexible con el género como aquella que promueve la diversidad y no perpetúa los estereotipos: “Hay que tener en cuenta los nombres neutros, la ropa, los disfraces, los juguetes... e intentar ofrecer variedad”. El objetivo, “asumir la categoría de persona antes que la de hombre o mujer”.
Ana López, profesora de la Universitat de València y asesora de la Conselleria de Educación, alertó de que la deslegitimación de la mujer como factor de desigualdad más enraizado “se perpetúa desde la escuela, porque apenas encontramos un 7,6% de presencia femenina en los libros de texto de la ESO. No damos referentes femeninos, negamos todos los precedentes y mostramos a los hombres como modelos únicos y universales”.