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Excusas de mal pagador

El vicepresidente de los valencianos y las valencianas quiso el viernes “pedir disculpas a todos los colectivos a los cuales la Generalitat les adeuda dinero”. Esto, mientras miles de personas dependientes, discapacitadas psíquicas, enfermas mentales, familiares y profesionales del sector social reclamaban a Alberto Fabra en la plaza de la Virgen los algo más de 15 millones de euros que, entre subvenciones y conciertos desde 2010, debe a estas entidades la llamada Conselleria de Benestar Social. Si se suma lo que les adeudan las consellerias de Sanidad y de Educación, Formación y Empleo podrían ser unos 50 millones de euros. Como consecuencia de estos impagos, hay profesionales que llevan dos, tres, cuatro y hasta seis meses trabajando sin cobrar. Por vocación, por humanidad o por dignidad. O por las tres razones juntas. Fue la protesta más multitudinaria en este medio año de movilizaciones en el sector social pero seguramente no será la última. Conforme están las cosas, “sentirlo mucho” o “pedir disculpas” está bien, pero no es suficiente.

En el arte de las evasivas, ayer fue el turno del presidente Fabra. “¿Existe un plan de pago para los colectivos sociales?”, le preguntaron los periodistas. “Estamos en ello. Somos conscientes del sufrimiento que están teniendo muchos colectivos y del perjuicio que estamos generando a muchas instituciones y ayuntamientos”, añadió, esperando a que el Fondo de Liquidez Autonómica tape los agujeros de la mala gestión económica heredada.

“Nuestra intención, como ustedes bien saben, es pagar. Pero debido a esta crisis, nuestras dificultades de tesorería siguen siendo máximas”, aseguraba también el viernes pasado Císcar a los periodistas. ¿Pero qué crisis, señor vicepresidente, señor presidente? ¿La misma crisis que nos anuncia una edición más del ruinoso Valencia Open 500 de tenis? ¿La misma que continúa pagando los sueldos de su conseller Jorge Cabré —y del resto de sus compañeros de gobierno— aun cuando estos incumplen con sus funciones de gestores públicos, incapaces de ejecutar los presupuestos que ellos mismos han diseñado? Paguen, señores, y déjense de excusas. O háganse cargo -de verdad- del sufrimiento ajeno y dejen de cobrar ustedes hasta que estén al corriente sus deudas. Nadie dudaría entonces de que ustedes estarían sintiéndolo de algún modo.

El vicepresidente de los valencianos y las valencianas quiso el viernes “pedir disculpas a todos los colectivos a los cuales la Generalitat les adeuda dinero”. Esto, mientras miles de personas dependientes, discapacitadas psíquicas, enfermas mentales, familiares y profesionales del sector social reclamaban a Alberto Fabra en la plaza de la Virgen los algo más de 15 millones de euros que, entre subvenciones y conciertos desde 2010, debe a estas entidades la llamada Conselleria de Benestar Social. Si se suma lo que les adeudan las consellerias de Sanidad y de Educación, Formación y Empleo podrían ser unos 50 millones de euros. Como consecuencia de estos impagos, hay profesionales que llevan dos, tres, cuatro y hasta seis meses trabajando sin cobrar. Por vocación, por humanidad o por dignidad. O por las tres razones juntas. Fue la protesta más multitudinaria en este medio año de movilizaciones en el sector social pero seguramente no será la última. Conforme están las cosas, “sentirlo mucho” o “pedir disculpas” está bien, pero no es suficiente.

En el arte de las evasivas, ayer fue el turno del presidente Fabra. “¿Existe un plan de pago para los colectivos sociales?”, le preguntaron los periodistas. “Estamos en ello. Somos conscientes del sufrimiento que están teniendo muchos colectivos y del perjuicio que estamos generando a muchas instituciones y ayuntamientos”, añadió, esperando a que el Fondo de Liquidez Autonómica tape los agujeros de la mala gestión económica heredada.