Espai Valencià es la avanzadilla de Som, un nuevo medio de noticias y opinión hecho en el País Valencià. Som será, además, la redacción y la voz de eldiario.es en este territorio, cuyo lanzamiento se producirá próximamente. Hasta entonces, este blog albergará contenidos informativos de los redactores de Som y piezas de opinión de algunos de los columnistas que colaborarán con el medio.
El idioma del imperio
Catalunya es bilingüe porque los catalanoparlantes son bilingües y cuando alguien habla en castellano, ellos lo entienden e, incluso, pueden contestarles en ese idioma. No todos los castellanoparlantes de Catalunya son bilingües pero todos los catalanoparlantes sí lo son. Esa es la realidad. Ya está, no es necesario seguir insistiendo. En Catalunya no hay un problema de idiomas, tampoco en las escuelas.
Por tanto, que el gobierno español del Partido Popular, presidido por Mariano Rajoy y con José Ignacio Wert de ministro de Educación, se haya lanzado a la cruzada de salvar el castellano en la enseñanza en Catalunya es pura ideología españolista o una cortina de humo. No se debe entrar al trapo. El gobierno catalán debe poner las energías necesarias en la defensa de su idioma pero tampoco debe usar el “ataque que llega de Madrid” como bandera alrededor de la cual unir a todo un país, olvidando que los verdaderos problemas se llaman paro, pobreza, recortes en los servicios, pérdida de derechos, futuro incierto. A ver si va a resultar que los “ataques” de Wert serán la “defensa” del derrotado Mas que, por cierto, acaba de anunciar nuevos recortes por 4.000 millones. Qué casualidad: Wert ha esperado a que pasaran las elecciones para volver con su “españolización de los niños catalanes”, igual que Mas ha esperado para anunciar “nuevos recortes”. Trampas, las justas.
Estamos en casi seis millones de parados, y subiendo; cada día despertamos con un nuevo caso de corrupción (anteayer encarcelaron al hasta hace cuatro días presidente de los empresarios españoles); se privatizan servicios por doquier, en sanidad, en educación, en justicia, en comuncación, en seguridad; los jóvenes vuelven a emigrar a Alemania, Suiza o Méjico para poder ganarse la vida, como hace 50 años pero, ahora, licenciados en la Universidad; los desahucios se multiplican, con suicidios que ya empiezan a no llamar la atención; las listas de espera sanitarías crecen (excepto para el rey, claro); la calle hierve ante un sistema político que hace aguas por todos lados; los políticos son percibidos como un problema... En fin, que ante este panorama el tema del que nos debamos ocupar sea la enseñanza del castellano en Catalunya es una broma, una burla o, simplemente, la prueba del déficit democrático de este país y de la inutilidad de nuestra casta política.
Solo dos datos para acabar. El primero, cuando una familia en Catalunya reclama que su hijo sea escolarizado en castellano, en tanto que una de las dos lenguas oficiales, ese alumno recibe atención individualizada. El número de familias que en Catalunya han solicitado enseñanza en castellano para sus hijos respresentan el 0'05% del alumnado catalán. El segundo, en el País Valenciano, el año pasado alrededor de 100.000 alumnos pidieron ser escolarizados en valenciano, también una de las dos lenguas oficiales, y se les negó el derecho. ¿Saldrá ahora Wert en defensa de estos muchachos? La cantidad de afectados es muchísimo mayor... ¿O es que Wert no se ha enterado de esto? Esperamos su inmediata reacción.
Catalunya es bilingüe porque los catalanoparlantes son bilingües y cuando alguien habla en castellano, ellos lo entienden e, incluso, pueden contestarles en ese idioma. No todos los castellanoparlantes de Catalunya son bilingües pero todos los catalanoparlantes sí lo son. Esa es la realidad. Ya está, no es necesario seguir insistiendo. En Catalunya no hay un problema de idiomas, tampoco en las escuelas.
Por tanto, que el gobierno español del Partido Popular, presidido por Mariano Rajoy y con José Ignacio Wert de ministro de Educación, se haya lanzado a la cruzada de salvar el castellano en la enseñanza en Catalunya es pura ideología españolista o una cortina de humo. No se debe entrar al trapo. El gobierno catalán debe poner las energías necesarias en la defensa de su idioma pero tampoco debe usar el “ataque que llega de Madrid” como bandera alrededor de la cual unir a todo un país, olvidando que los verdaderos problemas se llaman paro, pobreza, recortes en los servicios, pérdida de derechos, futuro incierto. A ver si va a resultar que los “ataques” de Wert serán la “defensa” del derrotado Mas que, por cierto, acaba de anunciar nuevos recortes por 4.000 millones. Qué casualidad: Wert ha esperado a que pasaran las elecciones para volver con su “españolización de los niños catalanes”, igual que Mas ha esperado para anunciar “nuevos recortes”. Trampas, las justas.