El espectáculo debe continuar

El otro día acudí a un espectáculo de Xavi Castillo preguntándome si el humorista encontraría, ahora que las principales dianas de sus ácidas críticas han caído, temas consistentes de chanza. Y sí, entre los coletazos de las cagadas pasadas y algunas de nueva incorporación el corrosivo alcoyano supo mantener bien alto el pabellón de las carcajadas. Si abres una mañana cualquiera un periódico, averiguas por qué: continúan los ecos de las corrupciones y los desmanes del pasado reciente, con Cotino y las adjudicaciones a su familia de residencias de tercera edad; nuevos imputados del PP en la Púnica y el caso Puerto; el juicio de la Gürtel salpicando a Camps; la Comisión parlamentaria que por fin investiga el accidente de metro con el vergonzoso voto en contra del grupo popular; la Generalitat que tuvo que indemnizar a la Volvo Ocean Race con 6,7 millones de euros…

Y a pesar de este panorama, vemos cómo en el PP nada cambia, pues su presidenta, Isabel Bonig, lejos de hacer examen de conciencia, reconocer faltas y emprender el camino de renovación que los ciudadanos exigen, ha hecho unas declaraciones que abundan en rancios estereotipos. La cosa prometía, con Bonig afirmando que los populares “han perdido el alma, los principios y los valores”, pero la niebla de una posible autocrítica seria en seguida se disipó, ya que en ningún momento mencionó la presidenta popular los casos de corrupción y achacó las causas de los errores cometidos al desgaste de “gestionar” durante tantos años.

Bonig prometió una “nueva era” pero atacó al nuevo Consell con los argumentos de siempre: el pro catalanismo independentista que para ella supone la política lingüística y el reclamar una financiación más justa. Criticar este último aspecto, que calificó como sumarse al “Madrid nos roba”, supone una torpeza considerable, pues todos los actores políticos, económicos y sociales, incluso su propio partido, coinciden en la necesidad de que la Comunidad reciba unos ingresos adaptados a su peso y situación real.

Sustentar la oposición en la convergencia de Compromís con los independentistas catalanes, con consentimiento del PSPV, no es una base sólida para recuperar la confianza ciudadana, ya que no se basa en hechos reales ni parece que las preocupaciones de los valencianos vayan en la línea de temer secesiones, sino que las encuestas muestran como principales problemas percibidos el paro, la corrupción y el deterioro de los servicios públicos.

La acción del Consell no está centrada en cuestiones identitarias y la política lingüística busca revalorizar el peso del valenciano en la educación y en la sociedad pero dista mucho de parecerse a la que se ha llevado a cabo en Cataluña. Tampoco el estado de la opinión pública en la Comunidad es en absoluto equiparable al de los vecinos del Norte, por lo que aquí no se ha establecido ningún debate sobre el deseo de una mayor soberanía.

Para abundar más en la torpe estrategia, Bonig le achacó al nuevo gobierno el no atender a la dependencia, la que justamente ha sido una de las materias más abandonadas por el anterior ejecutivo. De hecho, tras años de falta de inversión y atasco burocrático, la Comunidad se sitúa en el último lugar en ayudas a este concepto por habitante. El Consell ya ha anunciado una nueva Ley de Servicios Sociales para agilizar la entrada en el sistema de los más de 24.000 dependientes que tienen el derecho reconocido y esperan incorporarse a las ayudas.

Esta dificultad del PP para remontar su imagen pública gracias a una oposición trasnochada, al arrastre de casos de corrupción que se juzgan ahora y a los despilfarros de dinero público que van saliendo de debajo de las alfombras no es el único motivo de crítica que encontramos en la actualidad. Hoy nos levantamos con que el cantante Francisco ha retomado el absurdo boicot a los productos catalanes como muestra de su falta de talante democrático, al no aceptar los resultados electorales.

Tampoco andan de enhorabuena en las filas de Podemos: las urnas catalanas no le han deparado el papel que esperaba y en Alicante parecen haberle crecido los enanos en forma pucherazos electorales (10 de 11 candidaturas a primarias) que no casan nada bien con la apuesta ética de la formación. Si bien en su defensa está la contundente actuación de la dirección en cuanto a esta supuesta irregularidad.

En fin, que afortunadamente el panorama informativo promete seguir ofreciendo material para la reflexión crítica, aunque humoristas y periodistas siempre recordaremos con nostalgia aquellos días en que los guiones y las columnas se escribían solos al son del “caloret”.