Europa insta a las grandes ciudades del Corredor Mediterráneo a regular el acceso de vehículos a los cascos urbanos y a fomentar la bici

Las autoridades europeas lo tienen claro. La estrategia de movilidad de las grandes ciudades encaminada a reducir el uso del vehículo privado y fomentar en su lugar el transporte público, además de los medios alternativos como la bici y los patinetes eléctricos, es fundamental para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero.

Por este motivo, han incluido en la reformulación de la red transeuropea de transportes medidas encaminadas a fomentar la movilidad sostenible en los nodos urbanos por los que discurren los diferentes corredores ferroviarios. Esto es un total de 424 ciudades de más de 100.000 habitantes, entre ellas Alicante y València, ciudad que viene realizando una importante apuesta por el fomento del uso de la bici.

Según el documento trasladado por la Comisión Europea a los estados miembro, “más del 70% de los ciudadanos de la UE viven en ciudades que generan el 23% de todas las emisiones de gases de efecto invernadero del transporte”. La estrategia de movilidad sostenible e inteligente destaca “la necesidad de movilidad urbana e interurbana más sostenible, por lo que la Comisión propone una nueva iniciativa de movilidad”.

La nueva iniciativa de movilidad urbana complementa “la propuesta de directrices revisadas para la red transeuropea prevé que todas las ciudades importantes en esa red deben desarrollar para 2025 un plan de movilidad urbana sostenible”. El Marco de Movilidad Urbana, describe “una lista común de medidas e iniciativas para estas ciudades, como así como el resto de ciudades de la UE, para afrontar el reto de hacer que su movilidad sea más sostenible”.

El objetivo principal es “aumentar el apoyo y la participación de los modos de transporte sostenibles (en particular transporte y movilidad activa, como caminar y andar en bicicleta), así como urbanas de cero emisiones”.

Esto se logrará también, entre otras cosas, mediante “la obligación de poner en infraestructura de recarga y reabastecimiento de combustible para vehículos eléctricos y de hidrógeno en ciudades, así como una mejor coordinación y financiación específica para las ciudades en el marco de los sistemas climáticamente neutros e inteligentes” y mediante una “logística de transporte urbano de mercancías sin emisiones más eficaz y entregas de última milla gracias a la integración de planes de logística urbana sostenible (SULP)”.

Además, “en 2022 se llevará a cabo un estudio detallado para mapear y aclarar qué las soluciones estarían disponibles para permitir zonas de bajas emisiones más efectivas y fáciles de usar y otros tipos de regulación de acceso de vehículos urbanos”.

En este sentido, València ya está preparando un proyecto de zona de bajas emisiones que se financiará precisamente con fondos europeos y que supondrá restricciones a los vehículos más contaminantes.

Según el documento europeo, “las zonas de bajas emisiones pueden ser un herramienta eficaz para abordar los problemas locales de calidad del aire, especialmente para las áreas donde el tráfico es dominante”. En lo que respecta a la congestión, “la situación en las ciudades de la UE no ha mejorado en los últimos años y, en muchos lugares, ha empeorado, con costos muy considerables para sociedad: se calcula que los costes de la congestión urbana ascienden a 180.000 millones de euros al año en la UE. El nuevo Marco de Movilidad Urbana de la UE reconoce los desafíos a los que se enfrentan las ciudades y los usuarios”.

Por último, “para 2025, estas 424 ciudades también deberían tener centros de pasajeros multimodales, incluidos parques y instalaciones de viaje, para mejorar las conexiones de la primera y última milla y mejorar las capacidades necesarias para conectividad de larga distancia por ferrocarril y otros modos de transporte dentro y entre ciudades. Ellos tambien necesitan disponer de terminales de carga multimodales para garantizar una logística urbana sostenible”.