El 7 de noviembre de 1936, el gobierno de la Segunda República decidió trasladarse, en plena Guerra Civil, desde un Madrid asediado por las tropas franquistas a Valencia, que se convirtió en capital durante aproximadamente un año. Ahora, ocho décadas después, una exposición en el centro cultural de La Nau de la Universitat de València (UV) reconstruye aquel momento en el que la ciudad del Turia fue “protagonista” nacional e internacional con una exposición de más de 450 objetos que pretende, ante todo, recuperar esta parte de la historia para el público más joven.
La muestra --que lleva el título 'Tot està per fer' (Todo está por hacer) y se podrá visitar en la Sala Acadèmia de La Nau hasta el próximo 19 de febrero-- ha sido presentada este lunes en rueda de prensa por el vicerrector de Cultura e Igualdad de la UV, Antoni Ariño; y los tres comisarios del proyecto, los profesores Mireia Ferrer, Javier Navarro y Toni Morant.
Todos ellos han incidido en que esta exhibición supone una nueva mirada hacia el período de la Segunda República, ya que no se centra en aspectos más tratados como la política o la cultura, sino que elige como protagonistas a la ciudad de Valencia y a las personas que vivieron en aquel momento asumiendo “el reto” de que, sobre todo los más jóvenes, que ya no tienen un vínculo directo con aquella época, se puedan “poner en su piel”.
Para ello, durante un año los responsables de la iniciativa han realizado una labor de recopilación en investigación para reunir más de 450 objetos que desmontan el “estereotipo del Levante feliz que reflejaba la prensa madrileña” para dibujar un mosaico con todas las piezas del puzle que fue una ciudad en guerra en la retaguardia, ha explicado Javier Navarro.
El resultado es un itinerario expositivo estructurado en ocho secciones que dan cuentas de los cambios de aquella ciudad “mutante”: protagonismo político; las mujeres y la guerra; la vida cotidiana; la salud y la sanidad; el arte y la cultura visual; la actividad cultural, la educación y la Universidad. Los fondos proceden de la propia Universitat de València e instituciones valencianas, pero también de entidades como la Filmoteca Nacional y colecciones particulares.
Entre los materiales seleccionados hay piezas artísticas -se exponen carteles de Renau y fotografías de 'Finezas'-, alternadas y al mismo nivel de importancia, con piezas históricas, como la que acredita al Levante UD como campeón de la Copa de la España Libre en 1937, y documentos cotidianos, como cartillas de racionamiento, periódicos, dibujos infantiles de bombardeos e imágenes que ilustran que Valencia fue una ciudad de acogida de refugiados de todo el país.
“De este modo, la exposición pretende establecerse como nexo entre aquellas generaciones que todavía mantiene un hijo directo con la Guerra Civil, la de los nietos de sus protagonistas, con los jóvenes para los que el conflicto solo es un episodio leído en algún manual de texto”, asevera Mireia Ferrer.
Callejero antifascista
También se ha recreado un plano de grandes dimensiones de la Valencia en guerra en el que se han rescatado y localizado 85 calles de las 150 que fueron rebautizadas siguiendo el imaginario antifascista y revolucionario. Ejemplos son la Gran Vía Buenaventura Durruti, corespondiente a la actual Gran Vía Marqués del Turia; la calle Isabel la Católica, que pasó a ser de Margarita Nelken o la avenida Blasco Ibáñez, llamada entonces de la Unión Sovitética. También hubo vías dedicadas a realidades tan diversas como México, Stalin o a Los derechos de los niños.
El contexto histórico envolvió también a las tradiciones y la muestra da cuenta de cuatro fallas antifascistas que vinieron a cubrir el hueco dejado por al supresión de la fiesta en el año 37. La llegada del patrimonio artístico español al Colegio del Patriarca y las Torres de Serrano; el Segundo Congreso Internacional de Escritores para la Defensa de la Cultura, que atrajo hasta a Valencia a intelectuales de la talla de André Malraux, Octavio Paz o Pablo Neruda; o las consecuencias dramáticas del conflicto bélico, como el fusilamiento del rector Peset son también algunos de los episodios que se abordan.
El profesor Toni Morant ha rechazado una actitud idólatra hacia la República, puesto que “la obligación de los historiadores es precisamente aportar visiones críticas”. Aquí ha definido la Segunda República española como “una democracia todo lo imperfecta que se quiera”.
Por su parte, el vicerrector Antonio Ariño ha considerado, en referencia a las próximas elecciones en Estados Unidos, que hoy más que nunca es necesario tener memoria, sobre todo cuando hay gente “dispuesta a votar” a personas cuya característica es “la mentira o la persecución de muchos colectivos”.
La exposición forma parte de los actos conmemorativos del 80 aniversario de la capitalidad de Valencia, que incluyen un amplio programa de actos culturales. Este lunes se ha programado un concierto a cargo de al soprano Marta Estal Vera y el pianista Javier Caballero Ros en el que se recupera música de compositores valencianos.