La RAE define aún el sexo débil como conjunto de las mujeres, frente al sexo fuerte que, para la ilustre Academia, es el conjunto de los hombres. Una definición completamente discriminatoria sobre la que poco o nada ha pesado el principio y derecho fundamental del art. 14 de la CE que consagra la igualdad y la no discriminación por razón de sexo. A lo mejor tiene que ver con que de 43 miembros, sólo 8 son mujeres. Ante las contundentes críticas recibidas, la RAE sin despeinarse ha dicho que no suprimirá la expresión, que la revisará a finales de año indicando que la misma se predica de las mujeres con “intención despectiva o discriminatoria”.
Y me pregunto por qué nos cuesta todo tanto a las mujeres, por qué para nosotras es todo a medias, a golpes, por qué no eliminar de una vez por todas las discriminaciones, incluso las intencionales, por qué andamos aun así, peleando con uñas y dientes, a cada paso, por lo que es de cajón, de derecho y de justicia que se reconozca.
Las mujeres no somos débiles, somos vulnerables. La pobreza tiene rostro femenino. Según la EPA las tasas de paro más altas son de mujeres. Nuestra jornada es parcial en mucha mayor proporción que las jornadas de los hombres. 776.000 hombres tienen jornada a tiempo parcial, frente a 2.056.900 mujeres (Cuarto trimestre EPA 2016).Y los motivos aducidos por las mujeres es su dedicación a los cuidados de menores, de nuestros mayores o de dependientes a cargo.
No somos iguales tampoco en el salario. El último informe de CCOO denominado “Brecha Salarial: el peaje de la discriminación”, de febrero de 2017, señala que las mujeres hemos de trabajar en España 109 días más al año para cobrar lo mismo que los hombres. La situación e las mujeres valencianas es peor, hemos de trabajar 124 días más que ellos y percibimos de media 426 euros de salario mensual menos. La brecha salarial en la Comunitat se ha incrementado en dos puntos frente a la estatal que ha disminuido.
Pese a tener en muchos casos más cualificación, los puestos directivos son ocupados mayoritariamente por hombres. En un mundo de hombres que nos invisibilizan, sólo una mujer es rectora en España y sólo el 21% consigue convertirse en catedráticas. Aunque no hay premios nobel a mujeres científicas y sus nombres no están aún en los libros, sus aportes a la ciencia son importantísimos.
Y lo más doloroso e inconcebible, es que nos asesinan por ser mujeres. No nos matan, los fuertes nos asesinan. Y hasta cuándo soportarlo. Cuántas muertes más. Nos queremos vivas. Gritamos cada vez ni una menos, pero siempre hay una más que lamentar. Queremos un país seguro para nosotras, unas relaciones afectivas libres de violencias, una sociedad concienciada, vigilante y solidaria. Necesitamos un gobierno en España para el que exista la violencia machista en sus políticas y que les destine recursos económicos. Necesitamos un pacto de Estado ya.
Tras todo lo expuesto sostengo como mujer pública, no como prostituta según la RAE, sino como mujer con presencia e influjo en la vida social y política de la Comunitat Valenciana, que las mujeres nunca fuimos el sexo débil; lo fueron los Estados, lo fueron los gobiernos que no aplicaron o que no aplican medidas efectivas para protegernos y para combatir la desigualdad, que nos hace vulnerables.
Pero, este siglo XXI es el nuestro, el de las mujeres de este mundo, de todas ellas, las que lo pelearon antes y las que aprendimos tanto de ellas y seguimos dando la batalla en cada espacio. Este siglo es de todas las mujeres valientes y fuertes, que unidas reclamamos a esos gobiernos, a todos, más y mejores niveles de justicia, más y más efectiva protección, más libertad y medidas de igualdad real y efectiva en todos los ámbitos.
Por todo ello, este 8 de marzo, todas alzamos al unísono la voz para decir #Nosotras paramos.
Fabiola Meco es diputada de Podem en las Corts Valencianes.