Un cuadro sin especial factura artística del primer rey Borbón, Felipe V, cuelga boca abajo en el Museu de l'Almodí de Xàtiva. Es una de las imágenes más emblemáticas de la ciudad, así como también de los movimientos progresistas y nacionalistas valencianos, y lo es para recordar que el último rey español que llevó el nombre de Felipe, fue también el rey de la infamia de Xàtiva.
Era el año 1707, en plena Guerra de Sucesión entre los partidarios de Felipe V (los conocidos como 'botiflers'), y los partidarios de Carlos de Austria (los 'maulets'), y tras la Batalla de Almansa el día 25 de abril, el ejército austracista huyó en desbandada, pero muchos de ellos huyeron a Xàtiva donde quisieron hacerla una plaza fuerte de resistencia. Semanas después comenzó el asedio a la ciudad por parte de las tropas borbónicas, hasta que el día 2 de junio Xàtiva fue tomada y saqueada, quedó la fortaleza del castillo como último refugio pero acabó cayendo también.
La Batalla de Almansa es un episodio clave que supuso a posteriori la caída del Reino de Valencia y la abolición de sus leyes, los 'Furs' que concedió el rey Jaume I en el siglo XIII, “por real derecho de conquista”. Pero las tropas borbónicas querían pasar como el caballo de Atila por tierras valencianas, y Xàtiva debía ser especialmente castigada.
Y Felipe V de Borbón se ensañó: “La obstinada rebeldía con que hasta los términos de la desesperación resistieron la entrada de mis armas los vecinos de la ciudad de Xàtiva [...] empeñó mi justicia a mandarla arruinar para extinguir su memoria, como se ejecutó para castigo de su obstinación, y escarmiento de los que intentasen seguir su mismo error”. Así se justificaba el monarca que el 19 de junio ordenó incendiar la ciudad, posteriormente sus campos fueron sembrados con sal para condenarla a la pobreza, y finalmente cambió su nombre por el de 'Colonia Nueva de San Phelipe'.
La ciudad tras la infamia pasó de 12.000 habitantes a sólo 400, y tardó casi 80 años en volver al mismo nivel demográfico; el nombre de Xàtiva volvió con las Cortes de Cadiz, más de un siglo después, en 1812. Pero no fue hasta 1940 cuando la ciudad señaló al culpable de su ignominia; ese año, según cuentan la mayoría de crónicas, el director del Museu del Almodí puso boca abajo el cuadro de Felipe V, un cuadro pintado por el artista local Josep Amorós en 1719 por encargo del gobierno local al vigente rey. Además encomendó que así permaneciera la imagen del rey incendiario hasta que un monarca sucesor suyo pidiese tres veces perdón por los sucesos delante del cuadro.
Medio siglo más tarde, en 1995, el entonces nuevo alcalde de Xàtiva, Alfonso Rus (PP) propuso medio en broma medio en serio que el Príncipe Felipe fuese a la ciudad para pedir perdón y así voltear el cuadro de su antepasado. El rechazo de la ciudad fue prácticamente absoluto, a ese rey ya no se le perdona, ahora, casi 20 años después a Rus ya ni se le ocurre hacer esta broma, es más, el dia que el rey Juan Carlos I abdicó en su hijo, el twitter oficial del Ayuntamiento de Xàtiva recordó que el mismo día del año 1707 las tropas borbónicas tomaron y saquearon la ciudad... y la coronación de Felipe VI se podría producir el día antes del aniversario del incendio.
El cuadro de Felipe V mantendrá su postura de castigo en su nuevo emplazamiento en Xàtiva, el futuro Museo de Bellas Artes, y muchos de sus ciudadanos volverán a rendir homenaje cada año a los que resistieron el asedio en el Monument als Maulets. La memoria continuará recordando como entró en Xàtiva el primer rey Borbón, el último rey llamado Felipe... hasta ahora.