La biblioteca de la dona: una habitación propia

Mujeres y literatura. Mujeres que escriben. Literatura y obras académicas con visión de género. El sueño de Virginia Wolf, su habitación propia, podría ser la Biblioteca de la Dona. 

Los recortes se la llevaron por delante, condenando sus fondos a la práctica desaparición. La presión de los colectivos de mujeres forzó a las instituciones a reabrir el edificio de la calle Náquera hace dos años. Fundada en 1988, y pese al parón, desde entonces se ha convertido en un auxilio constante para las personas que investigan sobre mujeres y género. Pero también para quienes se acercan por curiosidad o para su formación personal en igualdad. Las mujeres -y hombres- que se ponen las gafas violeta son un público fiel, asiduo a las charlas y talleres que se organizan en su interior.

A ella acuden constantemente -aunque no en masa- personal docente que busca recursos educativos, aunque la mayor afluencia se da en las constantes presentaciones y conferencias que alberga. La última, este mismo jueves, fue la presentación del libro de Teresa Girado, un best-seller en Amazon sobre las decisiones de la vida de una mujer.

Solo una bibliotecaria se encarga de todo el trabajo en el edificio. Ella organiza los más de 20.000 ejemplares que forman parte del servicio de documentación de la Generalitat, entre los que hay manuales, ensayos y documentos audiovisuales. También prensa, folletos, literatura... Toda una colección que recopila, trata y difunde documentación sobre mujeres y género en las distintas materias, desde ciencia hasta artes, desde un punto de vista interdisciplinar.

Aquí se habla de Gloria Fuertes, de Gabriela Mistral, de Emilia Pardo Bazán, de Frida Kahlo... También de las contemporáneas, de Ana de Miguel, de Amelia Valcárcel y de Celia Amorós. De todas las mujeres fueron y son, que investigan, que aportan y que todavía no salen en los libros de texto. 

El objetivo de su creación fue promover y favorecer el estudio y la investigación sobre mujeres mediante información bibliográfica y documental y conseguir que las mujeres encontraran en ella un espacio propio en el que se difundiera la escritura femenina.

“Cuanto podía ofreceros era una opinión sobre un punto sin demasiada importancia: que una mujer debe tener dinero y una habitación propia para poder escribir novelas;las mujeres y las novelas siguen siendo, en lo que a mí respecta, problemas sin resolver” escribió Wolf. Aquí, en la biblioteca, puede encontrar su habitación.

Mujeres y literatura. Mujeres que escriben. Literatura y obras académicas con visión de género. El sueño de Virginia Wolf, su habitación propia, podría ser la Biblioteca de la Dona. 

Los recortes se la llevaron por delante, condenando sus fondos a la práctica desaparición. La presión de los colectivos de mujeres forzó a las instituciones a reabrir el edificio de la calle Náquera hace dos años. Fundada en 1988, y pese al parón, desde entonces se ha convertido en un auxilio constante para las personas que investigan sobre mujeres y género. Pero también para quienes se acercan por curiosidad o para su formación personal en igualdad. Las mujeres -y hombres- que se ponen las gafas violeta son un público fiel, asiduo a las charlas y talleres que se organizan en su interior.