La Fundación Franz Weber exige el cierre de las escuelas taurinas: primero fue Alicante y ahora la de la Diputación de Valencia
La Fundación Franz Weber vuelve a la carga y exige el cierre de la Escuela de Tauromaquia de la Diputación de València, creada en 1983 para “contribuir a la promoción de la fiesta de los toros mediante la búsqueda, formación y perfeccionamiento de nuevos valores, proporcionándoles la preparación y promoción adecuada como futuros exponentes de la tauromaquia”.
Entre sus principios también se encuentran “impartir las enseñanzas teórico-prácticas a los alumnos de la escuela, relacionadas con todas las suertes del arte del toreo”; la creación de un “clima socio-cultural en el seno de la sociedad valenciana que promocione y fomente la cultura taurina”; o el desarrollo, en colaboración con otras instituciones públicas y privadas relacionadas con la fiesta de los toros, “cuantas actividades sean necesarias para el cumplimiento de sus objetivos”.
La pasada semana, la entidad suiza, creada en 1975 por el ambientalista que le da nombre a la organización al objeto de proteger flora y fauna, ya instaba al Ayuntamiento de Alicante -gobernado por el Partido Popular- a cerrar su escuela taurina utilizando los mismos argumentos que en esta ocasión, el cumplimiento de una recomendación de Naciones Unidas (ONU). Este organismo, a través del Comité de los Derechos del Niño, pidió a España en 2018 alejar a los menores de edad de la tauromaquia.
Así, la Fundación Franz Weber, que se plantea entre sus objetivos luchar contra la tauromaquia en los ocho países donde todavía se mantiene esta práctica, que consideran “espectáculos de maltrato” (España, Portugal, Francia (sur), México, Colombia, Perú, y algunas regiones de Ecuador y Venezuela), señala que los menores, con tan solo 14 años, pueden participar en las llamadas “clases prácticas”, donde “ejercen la tortura de bóvidos machos de corta edad, o bien hembras, integrándolos ya en un circuito donde se justifica el maltrato animal con un presunto interés tradicional o cultural”.
Para los naturalistas resulta preocupante el uso que hace el Gobierno provincial de los recursos públicos, “promoviendo que chavales puedan maltratar animales y exponerse a riesgos de carácter médico-sanitario para perpetuar una actividad que recibe un importante rechazo de la ciudadanía”.
Además, insisten de nuevo, como formación no reglada “tampoco ofrece una salida profesional real ni digna, sabiendo que existen numerosos ciclos formativos homologados en diferentes ramas que ofrecerían un empleo digno, no el de matar novillos o toros en plazas”.
En estas convocatorias los “alumnos” pueden crear y ver las heridas provocadas sobre el astado, “comportamientos y gestos asociados a un evidente sufrimiento y la muerte violenta de los mismos”.
Los naturalistas también explican que la participación va acompañada de comentarios que refuerzan de forma positiva todo lo que se produce en la plaza y que personas menores de edad pueden asumir como normal y positivo, contribuyendo a la banalización de la violencia contra animales.
La tauromaquia en la Comunitat Valenciana
A pesar del discurso del vicepresidente valenciano, el extorero de Vox Vicente Barrera, en el que se refería a que la tauromaquia había sido “ninguneada” durante los ocho años de Gobiernos del Botànic en la Generalitat Valenciana, lo cierto es que las cifras demuestran que cada año se celebran más festejos taurinos -a excepción de los años marcados por la Covid- a lo largo y ancho del territorio valenciano (el año se batió un macabro récord, el de más muertes provocadas por los 'bous al carrer', aunque 2023 está siendo menos trágico).
Además, mientras la Diputación de Castellón promociona el “mundo del toro” entre niños y jóvenes con un “completo programa” de actividades en diferentes municipios de la provincia, el Hospital de Castellón ha editado una guía sobre cirugía taurina ante el elevado número de cogidas que tienen que atender los facultativos.
Por el contrario, esta semana hemos conocido que la localidad alicantina de El Verger ha decidido suprimir el 'bou embolat' de sus festejos en “defensa del bienestar animal”. El Ayuntamiento, a partir de este momento, no contratará, subvencionará ni autorizará este tipo de festejo: “No va en contra de nadie, sino a favor del animal”.
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