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¡Hijo mío, que no te engañen!

Laura Vilanova

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Yo también quiero cotizar de lunes a viernes. ¡Sí! Como la Conselleria de Sanitat. Quiero una tarifa de autónomo que me permita estar exenta de pago el fin de semana. Prometo que no me sentaré delante del ordenador y que, de hacerlo, pasaré el pago de las horas extras. No contestaré a ningún cliente por teléfono. ¡Es más! Si me lo cruzo por la calle, me haré la loca. Pero, por favor, bájenme la tarifa de autónomo. Yo también me quiero beneficiar como la Conselleria de Sanitat.

¿Por qué ellos pueden y yo no? Si ni siquiera he viajado nunca a Canarias. Y para ir de Alicante a Valencia a ver a mi familia, me pago la gasolina. Y no me desgravo el combustible del fin de semana del IVA. Porque no puedo, me dice mi asesora que sólo si es por trabajo. Y yo. Pues obedezco. Todo bien justificado. No como Monago y el resto de parlamentarios, ¡no!

Además, no tengo tarjeta black. Resulta que el banco no me la quiere hacer. ¡Es raro! Porque si que quiso venderme subordinadas... ¡pero de tarjetitas negras, nada de nada!

Para colmo, ni bolsos de Louis Vuitton ni relojes ni chaquetas de Prada. Nada. ¡Como mucho, un café o un zumo en la barra de un bar mientras acordamos algún plan de trabajo entre reunión y reunión!!! Ni coches, ni barcos… ¡debo haberme portado muy mal en otra vida!

¿Y la jubilación? ¡Bufff! Se me ocurrió hacer el otro día una simulación tentada por una entidad bancaria y… ¿por qué lo hice, por qué? ¡Por los 6.000 euros que sorteaban entre los que picábamos! Aunque no sé si compensa la ‘depre’ que cogí.

¿Y qué le enseño a mi hijo? Lo que me nace es decirle: Hijo mío, no seas autónomo, mejor hazte diputado o presidente de alguna comunidad autónoma o mejor las dos cosas, o alcalde o banquero…pero ¡nunca autónomo! Ni tampoco médico, ni enfermero o auxiliar, que la Conselleria de Sanitat te dejará sin cotizar los fines de semana. Tampoco maestro, que te congelan el sueldo cada año. Ni juez ni fiscal… ¡que cada vez tienen más trabajo! Y si te pasas de listo, ¡te arrebatan el puesto y los años de estudio! Mira a Garzón o a Elpidio Silva.

Pero no… ¡hijo mío, que no te engañen las apariencias! Te aseguro que lo que ves en la tele, escuchas en la radio o por la calle no es lo normal. Te aseguro que el esfuerzo sigue valiendo la pena y que, a la larga, se ve gratificado. Te garantizo que los principios que te inculcamos en casa sirven para algo. ¡Que no, que lo normal no es robar! ¡Ni engañar a los más débiles! ¡Ni beneficiarse de un cargo que te han dado los ciudadanos! Que, al final, el que acabará en la cárcel no es Garzón, ni Elpidio Silva, ni los médicos y enfermeros contratados de forma fraudulenta, ni tu maestro al que le han quitado parte del sueldo para pagar la deuda megalómana de otros. Que los que van a la cárcel son otros.

¡No, hijo mío no te dejes llevar por lo que te está tocando vivir!

Y sigue adelante.

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