Decía Tony Wilson que cuando tengas que elegir entre la verdad y la leyenda, imprime la leyenda. El famoso periodista, productor musical y pionero empresario de la alocada y genial noche de Manchester, acuñó una cita que no venía a decir otra cosa que solo quedan para la memoria aquellos hechos que se elevan a categoría, y el así lo hizo convirtiendo Factory y posteriormente la Hacienda, en lugares de culto.
Wilson, contribuyó decisivamente a que Manchester fuera la capital de la nueva ola primero y después de lo que los británicos llaman cultura de clubs. Sin embargo en València, no ha sido hasta que con la perspectiva que ofrece la distancia temporal, cuando hemos puesto en valor, a través de trabajos como los de Joan M. Oleaque o Luis Costa con los que ha logrado trascender ante la opinión pública más allá de los excesos y los accidentes de tráfico, la eclosión vanguardista que supuso la ruta, que como en Inglaterra constituyó la desembocadura de un río de creatividad musical y artística de una da nueva ola, que brotó tras el cisma generacional causado por el punk.
Una escena musical, la de nueva ola, que por estas tierras fue bautizada como movida y que mientras en Madrid quedó como un referente en València, muchos la tuvimos que descubrir gracias a un documental de dossiers emitido muchos años después. Aludía el periodista Jesús López Flor irónicamente a un supuesto componente genético valenciano, que muchas veces nos lleva a denostar lo propio y alabar lo ajeno.
Existe en nuestra ciudad, una red urbana de ocio nocturno que no tiene parangón. La incardinación de discotecas urbanas evita los desplazamientos en coche y el subsiguiente riesgo creado que comporta, dotando esta ciudad abierta, mediterránea con buen clima de una atmósfera de diversión y cultura que actúa como reclamo internacional.
Merece la pena que la administración competente sea flexible y tenga altura de miras para, desde el máximo celo que garantice el derecho al descanso de los vecinos, de una solución para que todos estos locales que hacen del centro histórico y barrios como Russafa un escaparate de nuestra urbe puedan continuar ofreciendo una actividad, que reporta beneficios económicos para el conjunto de la sociedad, con todas las garantías que permitan la realización de aquellas reformas de seguridad, acústicas o de obras que sean necesarias.
Apelamos a una reflexión pausada, que permita una interpretación pro activa de la normativa existente, que favorezca el mantenimiento de un estilo de ocio propio, que proviene de una concepción de ciudad integradora. El gobierno municipal debe contribuir al mantenimiento y fomento de una forma de vivir valencia que tiene un arraigo social y económico considerable, y que ante todo contribuye a crear marca, a imprimir leyenda.