Noelia Hernández es una economista dedicada a la consultoría sobre internacionalización. No milita en ningún partido, pero desde esta legislatura es portavoz de Industria del PSPV-PSOE en las Corts Valencianes, donde es diputada. Su trayectoria política y vital se vio brutalmente alterada el 6 de diciembre: desde ese día, la extrema derecha, y cientos de personas anónimas, la linchan a través de las redes sociales. ¿El motivo? Ninguno.
La encarnizada persecución a Hernández arranca por casualidad. Una cuenta en Twitter ya suspendida (@EsFelina) bajo el nombre de Noelia Hernández, que presentaba a una supuesta “activista militante” de Izquierda Unida, de formación economista, escribe afirmaciones como estas: “Hay que pedir al congreso una ley para que las mujeres podamos abortar hasta con 9 meses e incluso recién nacido Nosotras mandamos” (6 de diciembre). “Es a los 9 años donde debe existir consentimiento sexual La libertad sexual es primordial para todo el conjunto de los ciudadanos” (7 de diciembre). U otros como estos:
Los tuits de @EsFelina empiezan a propagarse a gran velocidad. Algunos comentaristas de derechas, caso de la periodista Isabel San Sebastián, con 67.000 seguidores en la red de micromensajes, reenvían los comentarios:
[Actualización: San Sebastián eliminó su tuit después de la publicación de esta noticia].
Pronto, algunos medios de comunicación de la derecha conservadora se hacen eco de los tuits de @EsFelina. Por ejemplo, La Gaceta, del grupo Intereconomía, que tituló así la noticia sobre los comentarios de alguien no identificado: “El feminismo radical pide aborto hasta los 9 meses y matar recién nacidos”. En paralelo, otros medios extremistas, blogs, panfletos digitales, cuentas en facebook o incluso medios de comunicación hispanoamericanos propagan los tuits. Éstos incluso se comentan en una tertulia de 13TV, la TDT de la Conferencia Episcopal.
Hernández, totalmente ajena al asunto, empieza a recibir insultos y amenazas de todo tipo. Su nombre coincide con el de la cuenta de @EsFelina y no hay más mujeres en la política con ese nombre y apellidos. Su foto aparece junto a injurias varias. Algún alto cargo del PSOE valenciano que no conoce a la diputada -es independiente y apenas lleva seis meses en política- comparte en Facebook críticas que recogen su imagen. Este es un ejemplo:
La diputada consigue la colaboración de Izquierda Unida -también sin relación alguna con la cuenta de la polémica- para intentar parar el alud de ofensas, procedentes de cuentas que, aparentemente, comparten la ideología de la extrema derecha. Consigue que Twitter suspenda la cuenta -no así Facebook- o que algunos medios o foros de internet -Forocoches, por ejemplo- retiren las noticías o los hilos donde se comentaba el asunto. Denuncia el asunto a la policía -que está investigando el caso- a la espera llevar el caso al juzgado por cualquier delito relacionado con las injurias, amenazas o ataques al derecho al honor que ha recibido.
Sin embargo, la bola de nieve, aunque menor, seguía sin descender. El ciberacoso persistía:
El linchamiento, según Hernández, ha remitido, tras episodios desagradables como amenazas acompañadas de datos personales. La diputada, muy afectada, no ha vuelto al parlamento valenciano desde el puente de diciembre. Ha dejado sus reflexiones sobre el ciberacoso sufrido en su blog: “Difama que algo queda”, se titula el post.