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Opinión - Cada día un Vietnam. Por Esther Palomera

Indultar al corrupto: ¿hoy por ti, mañana por mi?

Que un grupo de diputados pida el indulto para un exalcalde condenado por corrupción debería ser sorprendente. Pero si este grupo ha llegado a tener un 20% de miembros imputados en diferentes causas judiciales y defiende a un excompañero de partido, pues como que sorprende menos.

Esta es la situación que vive el PP de las Corts Valencianes, 48 de sus 54 diputados ha firmado la petición de indulto del exalcalde de Torrevieja, Pedro Hernández Mateo, condenado por corrupción a tres años de prisión. Y aunque el mismo President de la Generlaitat, Alberto Fabra, ha afirmado que el apoyo se hace a título personal, la justificación no deja de ser una mera intención de querer tapar el sol con un dedo.

Ante esta situación es inevitable pensar en el viejo dicho de “hoy por ti, mañana por mi”, una actitud de solidaridad entendida de una forma muy especial. Pero claro ello también se debe a la actitud de ‘indulto fácil’ mostrada por el Ministerio de Justicia durante los últimos tiempos, desde indultos a otros políticos condenados por corrupción con el actual ejecutivo de Mariano Rajoy, a indultos de banqueros también condenados, como pasó en los últimos estertores del gobierno de Zapatero, y esto por no hablar de kamikazes al volante o policías torturadores.

Entre las figuras más relevantes que han firmado esta petición está la del propio presidente de las Corts, Juan Cotino, salpicado por presuntos casos de corrupción porque su empresa familiar de construcción era contratada por la Generalitat, y para más inri, un político que fue director de la Policía Nacional en tiempos Aznar. Precisamente Cotino ha sido uno de los últimos pesos pesados del PP valenciano que no ha visto con buenos ojos el órdago de Alberto Fabra de no incluir a políticos imputados en las listas electorales para los comicios de 2015, porque “imputado no es igual que condenado”.

Dada esta situación la práctica totalidad de los diputados del PP ha hecho un boicot en toda regla a la política de ‘manos limpias’ que pretende exigir Fabra a sus candidatos. En todo caso en el año y medio que quedan para las elecciones Alberto Fabra, para conservar su frágil liderazgo, puede interpretar la máxima de Groucho “estos son mis principios, pero si no le gustan tengo otros”.

Después de que los tribunales no hayan encontrado culpables en el caso hundimiento del Prestige que ha sido la mayor catástrofe ecológica de España, o que nadie en la justicia parece ver que la Infanta Cristina tenga una mínima responsabilidad en el caso Nóos que podría atacar a la linea de flotación de la corona, flaco favor se hace a la sociedad si tras las condenas de los tribunales se pide el perdón del delincuente, y más cuando no se hace por razones de humanidad sino por miedo a verse ellos mismos entre rejas.