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Javier Cavanilles, periodista: “Millones de americanos ven a Trump como un mesías que se enfrenta a las fuerzas de Satán”

El periodista y escritor Javier Cavanilles.

Lucas Marco / Jesús Císcar

València —
16 de diciembre de 2024 06:00 h

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Periodista, divulgador escéptico y experto en conspiraciones, Javier Cavanilles (Valencia, 1969) aborda en su último libro —Satanismo. La historia del culto al mal (Almuzara, 2024)— la evolución de la idea del maligno a lo largo de los siglos, y cómo se ha ido modulando en función de los contextos políticos, sociales y culturales de cada época. Alejándose de la idea del satanismo de togas negras, velas y orgías, el autor lo presenta como una corriente dentro del cristianismo, lo analiza como una religión más y repasa hasta qué punto ha influido en nuestra visión del mundo. El resultado es una panorámica totalmente distinta —exhaustivamente documentada y repleta de divertidas anécdotas— sobre esta creencia que, dice, está tan presente tanto hoy como en el pasado.

Cavanilles es miembro de The Satanic Temple y, desde su fundación, de la asociación Satanistas de España. “Ni hacemos misas negras —aunque no estaría mal organizar una de vez en cuando— ni hacemos orgías, que exigen mucho esfuerzo, ni tampoco sacrificios humanos”, advierte el autor en esta entrevista con elDiario.es.

¿El demonio no es algo de la Edad Media?

Para nada. El último premio nacional del cómic, El cuerpo de Cristo, trata sobre una mujer que cree que está poseída; recientemente los Legionarios de Cristo estrenaron en cines Libranos del mal, un documental sobre los exorcismos; hace tres semanas, frente al Capitolio, miles de personas de todo EEUU se reunieron en Washington frente al monumento de Lincoln para hacer un exorcismo masivo de cara a las elecciones; hace unos meses el ínclito Enrique de Diego publicó un libro diciendo que la reina Letizia rinde culto al diablo… Satán está mucho más presente de lo que nos imaginamos, pero no es el de la Edad Media o no solo es el de la Edad Media. A veces está totalmente desacralizado y solo es un símbolo y otras, una realidad incontestable. En medio, tienes una amplia gama de 'satanes' para cada tipo de consumidor.

¿Existen las sectas satánicas más allá de la leyenda negra? ¿Son peligrosas?

A día de hoy, jamás se ha podido encontrar una secta satánica. El primer estudio serio lo hizo el FBI de finales de los años 90, cuando el 'Pánico Satánico' en EEUU estaba en su punto más alto, y la conclusión es que no existían. Desde entonces ha habido investigaciones bastante serias en Inglaterra, Canadá, Francia, Bélgica, Italia, Países Bajos… y la conclusión es siempre la misma: no existen. Se puede mirar en las páginas de Interpol y no hay nada. De la Iglesia Católica, por cierto, no se puede decir lo mismo, por eso les gusta tanto este bulo: es un mito de proyección. Lo que pasa es que es una amenaza muy mediática y cuando cuatro chavales, hasta las orejas de 'calimocho', saltan la valla del cementerio de su pueblo para pintar un ‘666’, los periódicos ya tienen titular.

Lo que sí que es peligroso es la ultraderecha, como demostró el asalto al Capitolio. ¿De dónde viene el movimiento de QAnon y cuánta gente cree en él? ¿Quién creó el invento?

QAnon, como tal, ya no existe, desapareció hace cuatro años, cuando se descubrió que detrás de todo eso estaban Ron y Jim Watkins, fundadores de la página 4Chan, y tuvieron que cerrar el negocio. Pero la idea de que una élite liberal domina el mundo y que son satanistas, pedófilos y beben el adrenocromo que sacan de la sangre de niños, ha permanecido. Era un satán más desacralizado y político, un movimiento en el que no todos creían en el maligno como una realidad, pero sí pensaban que existían unas sectas satánicas muy poderosas. QAnon fue un aggiornamento de lo que contaba en los 90 Cathy 0’Brien en su libro Trance-formation of América, pero entonces se la veía como a un 'friki' y hoy, como una visionaria. Es gente muy radical, que vive en una realidad paralela y que apoyaba a Trump. De hecho, las banderas de Q se veían en sus mítines y en el asalto al Capitolio.

La obsesión con Satán ha mutado, ha vuelto a sus orígenes de la ultraderecha religiosa y el nacionalismo blanco cristiano, que está más fuerte que nunca y es mucho más peligroso

¿Y puede volver QAnon?

Lo dudo, su ciclo ha pasado, y la obsesión con Satán ha mutado, ha vuelto a sus orígenes de la ultraderecha religiosa y el nacionalismo blanco cristiano, que está más fuerte que nunca y es mucho más peligroso: son millones de personas y creen que Trump es el mesías literalmente, no como metáfora. Si gana, le deberá mucho a esta gente obsesionada con Satán, que no son satanistas, sino adoradores del Satán, que es otra cosa. Lo que pasa, es que nadie quiere ver las elecciones americanas como lo que son, al menos en parte: una guerra religiosa. Lo que quiere esta gente es una teocracia y no lo ocultan. Y para la ultraderecha económica americana, esta gente es oro molido: si creen que la Tierra tiene 6.000 años y que los dinosaurios no existieron, se creen cualquier cosa si les dices que está en la Biblia. No se fían del Gobierno federal, que ven como ateo y que les quiere quitar las almas, así que es el votante que más le gusta al neoliberalismo más extremo, son sus camisas pardas.

Nadie quiere ver las elecciones americanas como lo que son, al menos en parte: una guerra religiosa

El movimiento teocrático está muy bien financiado, solo hay que ver quién apadrina el llamado Proyecto 2025, una especie de programa electoral no oficial de Trump y, sobre todo, de su vicepresidente Vance. 

¿Cómo es posible que extremistas religiosos, tan conservadores, adoren a un tipo que se ha casado tres veces, que esté condenado más de 30 veces por acostarse con una estrella del porno, que arrastra una docena de acusaciones de acoso sexual, fraude…?

Esta gente cita mucho la Biblia, pero o no la lee o no la entiende, quizás las dos cosas. Para ellos su referencia son los escritores Tim LaHaye y Jerry B. Jenkins y su serie de libros titulada Left Behind, que habrá vendido cerca de 100 millones de ejemplares. Creen que la lucha final contra el bien y el mal es inminente: y que, primero, la gente pura ascenderá al cielo. En la tierra quedarán los malos, al servicio de Satán, y los que, sin ser tan malos, no son lo suficientemente buenos para ir al paraíso sin luchar. Su líder, el de las novelas, es Rayford Steele, un tipo que ha sido un pecador y se ha redimido, es un cristiano renacido. Esa es la imagen que tienen de Trump y por eso le perdonan todo. Si lo dice un libro que compraron en el supermercado y luego hicieron varias películas, tiene que ser verdad.

Sin estos adoradores de Satán, que son varios millones, Trump no hubiera ganado ni una rifa

Cuando Trump dice que usaría al Ejército contra el ‘enemigo interior’, sea o no su intención, esta gente lo ve como una lucha contra los demonios que quedarán en la Tierra. En realidad, está comprando el discurso del Movimiento de la Nueva Reforma Apostólica, que cree que EEUU debería ser una teocracia y que organizaron un exorcismo masivo ante la estatua de Abraham Lincoln, en Washington, días antes de las elecciones. Por supuesto, no todos los MAGA [Make America Great Again] creen en esto, pero todos los que creen en esto sí son MAGA. Sin estos adoradores de Satán, que son varios millones, Trump no hubiera ganado ni una rifa.

El libro incluye entre las figuras con cierta obsesión por el satanismo patrio a personajes tan diversos como Enrique de Diego, Rafa Pal y Lucía Etxeberría: ¿cómo acaban los tres en la misma lista?

De Lucía Etxeberría no se puede esperar mucho, pero tampoco es el caso más extremo. Se ve que leyó un artículo en Internet sobre las élites satánicas y se hizo experta en la materia, pero tampoco es un tema al que le dé excesiva importancia. Rafa Pal, famoso por su periodismo para mentes cósmicas, hace bueno el chiste ese de Pantomima Full, de que hay gente que se cree todo menos la verdad y él lleva así desde antes del 11-S. Su Satán es religioso, pero es una versión un tanto desacralizada que, como todo lo que hace, lo ha cortapegado de webs americanas. Don Enrique de Diego es otra cosa, está convencido de que la reina Letizia es satánica porque una vez se compró un libro de Alan Moore y conoció a la artista Marina Abramović, muy influida por el esoterismo, que recibió el Princesa de Asturias en 2021. Pero el caso de De Diego, mejor que yo, te lo tendría que explicar un psiquiatra.

Don Enrique de Diego está convencido de que la reina Letizia es satánica porque una vez se compró un libro de Alan Moore

También se remonta a los grandes conspiranoicos de la ultraderecha española que alimentaron mitos del franquismo, tales como la obsesión con la masonería y con el satanismo. ¿Le ha sorprendido su cutrez o eran meros traductores al español de lo que se cocía en Europa y Estados Unidos?

No, lo suyo era una deriva del nacionalcatolicismo, tenía su originalidad o, al menos, estaba adaptado a la sociología española de la época. Es verdad que estas ideas, en aquella época, se habían gestado en los sectores más ultramontanos franceses, pero aquí lo de la masonería no era obsesión, era puro odio. Realmente creían que era una organización satánica.

En la España franquista lo de la masonería no era obsesión, era puro odio

Por un lado, por los problemas que algunas obediencias masónicas, las más progresistas, habían tenido con el Vaticano. Pero, por otro, añadían obsesiones propias. Lo de calificar a los masones de satánicos le venía muy bien al régimen, porque era una acusación difícil de rebatir, ya que se suponía que eran una organización semisecreta. Así que, si querías matar al maestro de la escuela, al alcalde o a tu vecino para robarle las tierras, le acusabas de pertenecer a una logia y ya se podía dar por muerto.

Visto lo visto, ¿cómo es en realidad formar parte de The Satanic Temple o de la asociación Satanistas de España?

Pues tampoco es una actividad que ocupe mucho tiempo. Yo, entro de vez en cuando en la web del Satanic Temple y, cuando tenga pasta, igual me hago alguno de sus cursos, que son bastante interesante. Satanistas de España es distinto; somos un montón de gente a los que nos gusta el tema, aunque no todos lo vemos igual. Además, los miembros suelen ser bastante interesantes y a todos nos gusta el cine, la historia, la ciencia ficción, los cómics… Casi hablamos más de eso que de Satán. A veces nos reunimos y nos lo pasamos pipa.

Satanistas de España somos un grupo muy heterogéneo pero tampoco estamos por dominar el mundo…

A principios de diciembre hemos organizado una feria en Madrid, pero ni hacemos misas negras —aunque no estaría mal organizar una de vez en cuando— ni hacemos orgías, que exigen mucho esfuerzo, ni tampoco sacrificios humanos.  Algunos incluso no vamos tatuados ni nos gusta el 'black metal' o, como dijo Iker Jiménez de mí, tenemos cara “de no haber roto un lápiz”. Somos un grupo muy heterogéneo y hacemos lo que podemos, pero tampoco estamos por dominar el mundo… De momento, hemos organizado la Primerísima Feria Siniestra en Madrid, el pasado 1 de diciembre. Más adelante, buscaremos objetivos más ambiciosos.

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