Joan Ribó: “Los tiempos del ordeno y mando han pasado a la historia”

Reivindicar la gestión presente y planificar el futuro, pero sin olvidar la herencia pasada que lastra esos objetivos. En especial, para no caer en los mismos errores. El alcalde de Valencia, Joan Ribó (Compromís), ha intervenido en el Club de Encuentro Manuel Broseta. Y allí, a modo de puntos marcados y con esas premisas, ha resaltado todo lo hecho para romper con su antecesora y ha esbozado pinceladas de su estrategia económica para cimentar el giro social que pregona.

“Los tiempos del ordeno y mando han pasado felizmente a la historia”, ha proclamado al mismo tiempo que enumeraba los cambios emprendidos por el tripartito que lidera para buscar la participación vecinal, como la apertura de las Juntas Municipales de Distrito o las inversiones participativas. “La gestión pasada estaba basada en el alejamiento respecto a la ciudadanía. Es más, se caracterizaba por una afición por el lujo y lo suntuoso”, ha denunciado. Para evitar las sombras que han planeado sobre el Ayuntamiento ha apuntado una solución que sigue sin salir adelante: “Las paredes deben ser de cristal”.

De hecho, la critica a la “espada de Damocles que supone la herencia de Barberá” ha sido recurrente. “Por poner una cifra. Respecto al consocio de la Marina pagaremos 600.000 euros que la anterior alcaldesa se comprometió a abonar y nunca presupuestó”, ha afirmado. “Es una herencia que nos limitará y nos condicionará, pero no nos parará en nuestra apuesta por la ciudad”, ha espetado, tras reconocer las dificultades presupuestarias.

Sin embargo, de su intervención ha destacado la vertiente económica. “Me parece una barbaridad destinar la mayor parte de los recursos a pagar la deuda de los bancos”, ha defendido, para acto seguido justificar el vuelco tributario en las ordenanzas fiscales. “Ingresaremos 12 millones de euros más y lo haremos haciendo pagar a quien más tiene”, se ha vanagloriado.

“Somos la tercera ciudad del Estado, pero no se refleja en los presupuestos”, ha denunciado, pidiendo una mejora de la financiación para Valencia. “Suena a una broma de mal gusto el dinero que recibe el IVAM”, ha comentado, comparándolo con lo que perciben otros contenedores culturales de ciudades más pequeñas que la capital del Túria. “La colaboración entre los diferentes municipios es imprescindible”, ha expresado como guiño para pedir el contrato-programa de transporte y destacando los primeros pasos para crear una autoridad única de transporte metropolitana.

La rehabilitación de viviendas, la economía verde, la industria agroalimentaria, la huerta o la apuesta por la innovación han sido las recetas que Ribó ha propuesto para luchar contra el paro. “Sin innovación no hay futuro”, ha afirmado, para acto seguido cuestionar y criticar “el desempleo que genera” el modelo comercial de grandes superficies: “Sin comercio local, los barrios se convierten en ciudades dormitorio”. “La libertad de horarios se aprobó de forma arbitraria. Lo dicen los tribunales”, ha remarcado.

Ribó no ha desaprovechado la razón para resaltar el giro social que proclama su gobierno. Eso sí, poniendo el dedo en el ojo de la herencia que le han dejado. “Si comparamos Valencia con Zaragoza, que tiene menos población, ésta cuenta con más viviendas sociales que nosotros”, ha señalado, para enorgullecerse de el aumento de la partida en educación. “Nuestra lengua es un patrimonio incalculable, no una pieza de museo”, ha defendido.

“Valencia es solidaria, aunque algunos no nos dejen”, ha indicado en referencia al Gobierno central por no dejar fletar un barco para traer a refugiados sirios. Lo ha dicho mencionando a la vicepresidenta del Consell, Mónica Oltra, presente en la sala, junto al conseller de Hacienda, Vicent Soler, al conseller de Transparencia, Manuel Alcaraz, al presidente de las Cortes Valencianas, Enric Morera, y a buena parte del equipo de gobierno municipal.