La defenestración del anterior equipo de prensa de Alberto Fabra y el nombramiento de Lola Johnson como secretaria autonómica de comunicación ya se nota en el día a día: los asesores de prensa del President de la Generalitat hostigan e incomodan a los profesionales de Televisión Española (TVE) en la Comunidad Valenciana para marcar su línea informativa.
Eso sucedió, al parecer, el viernes 17 de enero, coincidiendo con la visita de Fabra y el conseller de Economía, Máximo Buch, a Idai Nature, una empresa de agricultura ecológica ubicada en la Pobla de Vallbona (Valencia). Allí, según la Unió de Periodistes, la mayor asociación de informadores de la Comunitat Valenciana, los asesores de comunicación de Fabra intentaron que el equipo de TVE abandonara el lugar, donde también estaban otros medios de comunicación como, por ejemplo, La Sexta.
Según la asociación, presionaban a los informadores de la televisión pública estatal alegando que su presencia allí no era necesaria, entre otras cosas, porque el President no iba a contestar ninguna pregunta. Los trabajadores de TVE obviaron las constantes indicaciones del equipo de Fabra. Para la Unió de Periodistes, estos hechos suponen “un ataque a la pluralidad informativa y un recorte más en el derecho a la información de la ciudadanía”.
Johnson, regreso al pasado
El regreso a la línea dura informativa de la era de Francisco Camps era esperado en el entorno del Palau de la Generalitat. De hecho, la nueva responsable de la política informativa de Fabra es Lola Johnson, ex consellera y portavoz del Consell presidido por Camps. Johnson, además, fue ex directora de Canal 9 en la época de, tal vez, mayor manipulación informativa. Su vuelta a la primera línea de la política valenciana causó estupor entre los partidos de la oposición, los trabajadores de Ràdio Televisió Valenciana y una buena parte del propio PP.
TVE, ¿alternativa a Canal 9?
El supuesto acoso o intento de presionar a los trabajadores de TVE ha sido visto con honda preocupación en varios ámbitos, sobre todo, porque Fabra ha explicitado en varias ocasiones su intención de que la televisión estatal supla, siquiera parcialmente, la desaparición de Canal 9. Si su equipo de comunicación se atreve a intentar condicionar el quehacer de unos profesionales ajenos a su administración, es lícito temer sobre qué harían si estuvieran bajo su ámbito de control.