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Rodríguez desafía a Ferraz al dimitir de la Diputación pero no de alcalde de Ontinyent: “Habremos sido torpes, pero nunca ladrones”

“Nos habremos equivocado, habrá habido irregularidades administrativas, habremos metido la pata... pero nunca hemos metido la mano”, ha dicho Jorge Rodríguez recordando a Juan Cotino a su salida del TSJ.  “Habremos sido torpes, pero nunca ladrones”, ha añadido.

Convocó a la prensa para anunciar su dimisión como presidente de la Diputación de Valencia y como diputado provincial, pero no aceptó preguntas. El socialista Jorge Rodríguez, suspendido de militancia por su partido tras la operación en la que fue detenido la semana pasada por presuntos delitos de prevaricación y malversación en la empresa pública Divalterra (antigua Imelsa), ha sido recibido este lunes con aplausos de cargos y dirigentes de su partido en la sede de la Corporación provincial cuando ha comparecido ante los periodistas, a los que ha declinado responder porque la investigación “está bajo secreto”.

Rebeca Torró, hasta ahora directora general de Vivienda de la Generalitat Valenciana, entra como diputada provincial en sustitución del presidente dimitido. Torró ha sido la mano derecha de Rodríguez en Ontinyent, la ciudad de la que es alcalde con una amplia mayoría absoluta y en la que parece dispuesto a atrincherarse, ya que ha optado por no dejar allí su cargo. Una acitud que desafía a la dirección del PSOE en Ferraz.

Rodríguez asegura que se marcha de la Diputación para que su detención no se utilice como arma arrojadiza para “dañar a lo que tanto quiere” y porque, aún convencido de su inocencia, cree que su defensa será más fácil fuera de la institución.

El ya expresidente de la Diputación ha aparecido con media hora de retraso,  rodeado de alcaldes y dirigentes comarcales del PSPV que han lanzado una ovación durante su bajada.

El candidato a suceder a Rodríguez en la presidencia de la Diputación de Valencia es el socialista Toni Gaspar, alcalde de Faura y encargado del área de Hacienda, que le ha acompañado en la comparecencia junto a otros cargos de la Corporación. Una elección que debe ser apoyada por los socios de gobierno en la institución, Compromís, la plataforma València en Comú (próxima a Podemos) y Esquerra Unida del País Valencià.

Pero lo que no está tan claro es qué pasará con la alcaldía de Ontinyent, alcaldía que Rodríguez ocupa desde hace siete años y en esta legislatura con una de las mayorías absolutas más grandes de cualquier partido en la Comunitat Valenciana: 14 concejales socialistas de un total de 21 que conforman el pleno. Además, son unos concejales fieles que han arropado a su alcalde, y este ha respondido.

Jorge Rodríguez, el día después de quedar en libertad realizó su primer acto público en el que también fue arropado por los ciudadanos que asistieron y, defendiéndose de las acusaciones, afirmaba: “tendréis un alcalde que será más torpe, más simpático, menos simpático... Pero os aseguro que vuestro alcalde no es un ladrón”.

Sobre los respaldos internos recibidos por Rodríguez los primeros han sido los más cercanos, los socialistas de Ontinyent y de la Vall d'Albaida, quienes mostraban su “apoyo total, absoluto e incondicional”, y a ellos se sumaron otros como los de la Costera-la Canal, la Ribera Alta, la Ribera Baja y la Hoya de Buñol. Esta señal muestra que, a pesar de la suspensión de la militancia que ha decidido la dirección del partido, su influencia interna no se va a diluir con tanta facilidad, al menos mientras la justicia no dicte sentencia.

“Tormenta perfecta”

Entre sus más fieles esta quien fue su mano derecha tanto en la presidencia de la Diputación como en la alcaldía de Ontinyent, su jefe de gabinete Ricard Gallego, quien a través de diversos posts en redes sociales ha querido defender la inocencia de los detenidos y la confianza en el proyecto de Rodríguez.

Así tras afirmar en un primer comentario el viernes que “los enemigos del proyecto de Jorge Rodríguez son muy poderosos y nos quieren echar”, en el último publicado este domingo insistía en una “tormenta perfecta” y de órdenes interesadas tras asegurar que un policía le dijo “nos dijeron que la cosa tenia que acelerarse (sic).”

Gallego abunda en estas conversaciones apuntando que los agentes le llegaron a decir “joder, chico, los de tu partido han tardado en cargarse a tu Presidente”. Ante ello asegura: “me quedé en blanco, porque nosotros no teníamos ninguna información de nada (estábamos incomunicados), le respondí que, en todo caso, si no hubieran montado este escándalo igual el partido no se hubiera precipitado”.