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Sobre este blog

Reflexiones contextualizadas sobre la realidad valenciana en el marco propositivo de la Ciudad Construida (www.laciudadconstruida.com): urbanismo, economía y políticas públicas.

Reflexions contextualitzades sobre la realitat valenciana en el marc propositiu de la Ciutat Construïda (www.laciudadconstruida.com): urbanisme, economia i polítiques públiques.

Autores

Ramón Marrades @ramonmarrades

Chema Segovia

Vicent Martínez @vicentmartinez

Víctor Pons @vicpons

David Estal

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La importancia de los símbolos

El Jardí del Túria. Foto via vvvl.blogspot.com.es

Vicent Martínez

Las ciudades, como marcas reconocibles, deben tener elementos que las identifiquen, que las comuniquen y las diferencien de sus competidoras. Las ciudades que pretenden tener una presencia internacional competitiva en aspectos como el turismo, la atracción de talento y la instalación de actividades económicas necesitan cuidar este aspecto: la marca debe ser comunicada, debe haber un mensaje que llegue y sea entendido.

Este proceso, que es a la vez sencillo pero complejo, puede llegar a su máxima eficacia cuando ese mensaje puede ser condensado en un símbolo. Por símbolo entendemos, en una definición clásica, la representación perceptible de una idea. Representación, perceptible y idea. Los tres conceptos son imprescindibles, porque si no el proceso comunicativo es fallido. Los símbolos nos permiten recorrer atajos cognitivos para llegar a una idea sin necesidad de explicarla cada vez, y sin ellos el pensamiento humano no avanzaría.

Pero, ¿como podemos aplicar esto a las ciudades? ¿Como explicar el mensaje de una ciudad a través de un símbolo? Miremos algunos ejemplos. Probablemente, uno de los símbolos de ciudad más mundialmente reconocidos es la Estatua de la Libertad. Cuando pensamos en ella, rápidamente viene a la cabeza, como es lógico, Nueva York. Pero no solo el nombre de la ciudad, también su significado: una estatua que te da la bienvenida a la tierra de la libertad, ciudad de oportunidades, mezcla cultural, el lugar donde todo es posible. Eso exactamente quiere explicarnos la marca NYC. La Estatua de la Libertad representa casi todo lo que entendemos y debemos entender sobre Nueva York.

Vengamos a Europa. Roma tiene el Coliseo: la ciudad protagonista de la construcción política más determinante de la historia occidental debe comunicar exactamente eso, la Ciudad Eterna. París tiene la Torre Eiffel: una maravilla de la ingeniería, icono de modernidad y innovación tecnológica en una de las capitales mundiales. Berlín ha encontrado, de forma insospechada dada su intención original, un símbolo de fuerza inigualable en el Muro: de la segregación a la cohesión, el mestizaje y el cosmopolitismo. El Muro hace renacer a Berlín de los tiempos oscuros de capital de nazismo y después de símbolo de la guerra fría. Comunicativamente, el Muro de Berlín es potentísimo.

Sigamos acercándonos. Madrid tiene la Puerta del Sol, el kilómetro 0. El símbolo se explica bien: es una ciudad que es lo que es por ser capital de un estado radial. Eso le da un poder de atracción que la configura como lugar de encuentro y polo de atracción. Si Madrid no fuera el kilómetro 0 sería bien poca cosa. A su vez, Barcelona tiene la Sagrada Familia, un símbolo del modernismo, un estilo arquitectónico propio financiado por la burguesía industrial catalana. Un buen resumen de parte de la esencia de la ciudad. Bilbao, como ya hemos comentado en otros posts, tiene el Guggenheim, un símbolo de nuevo cuño pero con una intencionalidad muy marcada.

¿Y Valencia? ¿Qué símbolo representa a Valencia? Nuestra ciudad, ciertamente, adolece de la falta de un icono que explique la marca de forma entendible. Bueno, puede que nos equivoquemos. De hecho, la Ciudad de las Artes y las Ciencias tenía básicamente esa intención. Construir un símbolo, como habían hecho otras ciudades (Bilbao arriba mencionada, Melbourne con su ópera, etc.) y convertirlo en la nueva representación de la ciudad. El problema de la CAC es que efectivamente es un símbolo, pero no genera ni tan solo consenso interno. Sus problemas de sobrecoste la han acabado asociando al derroche y a una forma determinada de entender la ciudad que muchos no acabamos de compartir. Un símbolo es, aunque no queda claro de qué. Aún así, cabe decir que es el monumento más visitado de la ciudad. Seguramente, la apuesta decidida de las instituciones por promocionarla tiene mucho que ver.

Puede que elementos medievales como la Llotja, las Torres de Serrans o el Micalet pudieran jugar ese papel, desde un punto de vista monumental y en referencia al momento de máxima pujanza económica, social y política de la ciudad en toda su historia. No sería mala la explicación que darían de Valencia. Pero lo cierto es que, probablemente, el elemento potencialmente más simbólico de los que tiene la ciudad es el antiguo cauce del río Turia. Puede sonar a frivolidad, pero si lo que queremos representar es la fuerza mediterránea de Valencia, ¿qué mejor que un espacio de uso compartido que la población se ha hecho suyo acogiendo de buen grado una tímida invitación institucional? Pregúntenle a los visitantes que pasan varios días en la ciudad o a las personas que tienen estancias medias o largas: se sorprenden del 'riu' porque es único.

Los habitantes de Valencia utilizamos el Jardí del Túria de forma habitual para hacer multitud de cosas. Pasear, tomar algo, estirarse, conversar tranquilamente en sus terrazas. Hacer deporte. Escuchar música. Es un parque, pero tiene mucho más significado que una simple zona verde. Es una auténtica arteria ciudadana que muestra al mundo nuestra forma mediterránea de entender el espacio público.

A nadie se le escapa que se le puede dar aún más uso y tiene a nivel de infraestructuras y servicios trecho para mejorar, pero el cauce del Turia tiene el potencial suficiente para ser una especie de eje representativo de Valencia. IVAM, Torres de Serrans, Pius V, Pont de Fusta, Vivers, el Palau de la Música, puede que algún día el Càmping de Dalt... desde el Parc de Capçalera hasta la Ciutat de les Arts hay infinidad de cosas, dentro del cauce, en su orilla y en sus dieciocho puentes, que nos explican en buena parte qué es y qué deberíamos decir al mundo sobre Valencia y de por qué deberían venir a visitarnos, a quedarse a vivir y a invertir. El 'llit del Túria' representa a la ciudad de una forma inclusiva, entendible y coherente con la marca que debería ser. ¿Apostamos por él?

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Reflexiones contextualizadas sobre la realidad valenciana en el marco propositivo de la Ciudad Construida (www.laciudadconstruida.com): urbanismo, economía y políticas públicas.

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Ramón Marrades @ramonmarrades

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