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Opinión - Cada día un Vietnam. Por Esther Palomera

La lista de la compra

La semana empezaba divertida en Presidencia de la Generalitat. El famoso “topo” ha vuelto a hacer de las suyas: se han hecho públicas (en dos entregas, como si fuera un serial) facturas de listas de la compra que la secretaria autonómica de organización, coordinación y relaciones institucionales, Esther Pastor, le cargó a Presidencia cuando aún era directora general de organización del mismo lugar.

Unos gramitos de chorizo, quesito blanco, ñoras, papas Duso... todo, o al menos eso dice la Generalitat, destinado al servicio de comedor de Presidencia. Para que las papas no se hagan indigestas, también una botella de whisky, unos vinos reserva y unas cuantas más bebidas espirituosas. Hay que reconocerles el buen gusto y el poderío en Fuentehermosa: flanes de dos euros y pico. Casi nada.

No deja de sorprenderme que una persona tan metida en la batalla diaria del Consell, en las cocinas del poder local, que colabora tan estrechamente con nuestro Molt Honorable, pueda sacar tiempo para bajar al ultramarinos a hacer la compra del Palau. Es tan de andar por casa... sobre todo con los importantes asuntos a los que seguro debe atender esta mujer diariamente. Temas capitales como contratar a un “coach” para mejorar la imagen de Fabra o poner de asesor a un cocinero. No puedo evitar pensar en la canción “La lista de la compra”, mano a mano entre María Jiménez y La Cabra Mecánica.

Confío en que estos quehaceres diarios del Palau no le distraigan del resto de sus ocupaciones.

Necesito tomarme esto con humor porque, al tomármelo en serio, termino por pensar que, quizá, algunos en la Generalitat tienen tan, tan, tan asumido que se puede gastar el dinero de todos sin ningún problema y sin ningún tipo de control, que usar la Visa de Presidencia para comprar ñoras, Burgo de Arias o una bolsa de papas es un acto totalmente cotidiano. Poco más que un automatismo mental.

Si no hay problema en comprar comida (en una cantidad tan pequeña que genera bastantes dudas de que pueda ir al comedor de una institución pública) cargándola al erario del gobierno autónomico... ¿Qué otras cosas de disfrute privado se pueden haber llegado a pagar con el dinero de todos? Me consuela pensar que esto no sólo me lo pregunto yo.

Otra cosa que me consuela es que, al fin, se va a reabrir el caso del accidente de metro. Aunque haya tenido que venir Jordi Évole a sacarle los colores a más de uno, aunque se haya ninguneado sistemáticamente el trabajo de otros compañeros periodistas durante años... y, sobre todo, aunque se haya hecho un desprecio indecente al dolor de las familias de las víctimas, a lo mejor, aún hay cierto espacio para la esperanza.